miércoles, 15 de junio de 2011

La salud

He estado unos días en cama con dolores de cabeza, mocos, fiebre, y he dejado que mi cuerpo se sanara a sí mismo sin mi intervención psicológica, lo cual ha mejorado mi capacidad de autocuración y además eso ha permitido aprender acerca de las causas de la enfermedad.

¿Por qué cuando nos ocurre un inconveniente como un dolor de cabeza, un poco de tos, algunos mocos, un grano en la cara, enseguida tratamos de curarlo? Quizás pensamos que si no lo atajamos de golpe vamos a empeorar y después va a ser más difícil el tratamiento para curarnos.

También ocurre que estamos tan ocupados socialmente con el trabajo y otros quehaceres que cualquier enfermedad por muy pequeña que sea es para nosotros un inconveniente que no podemos permitirnos. Con lo cual tapamos el síntoma de la forma que sea, con analgésicos, antibióticos, vasodilatadores, cremas o incluso somos capaces de tapar un grano con maquillaje con tal de que no se nos vea. Por esa razón la causa de nuestra enfermedad va creciendo por dentro hasta que por fin se muestra de una forma que ya no podemos tapar.

Somos nosotros mismos con esa actitud de curarnos los que acabamos enfermando. La cultura nos ha hecho perder la confianza en nosotros mismos porque ella tiene todo tipo de remedios, pero la realidad es que el verdadero remedio está en nosotros.

Mientras he estado enfermo estaba en casa de familiares y ellos, con la mejor de sus intenciones,  me ofrecían todo tipo de remedios caseros y todo tipo de medicinas. Gárgaras de agua templada con limón y miel para limpiar la garganta, vivaporú y alcohol de romero para el pecho, caldo de pollo para entonarme, aspirina para el dolor de cabeza, flumil para los mocos, ibuprofeno para la inflamación de garganta, caramelos de regaliz y miel para suavizar la garganta, lizipaina para las heridas en la boca, paracetamol para la fiebre, antibiótico para acabar con todo.

Cuando estamos enfermos el cuerpo nos pide reposo, quietud y atención. Si nos diéramos la oportunidad de estar con nosotros mismos cuando estamos enfermos podríamos escuchar a la enfermedad hablarnos sobre su significado y eso es profundamente hermoso y sanador.

La verdadera salud es nuestra capacidad natural de sanarnos y la verdadera enfermedad es nuestra capacidad psicológica de lesionarnos o de enfermarnos.

8 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo Goyo!

    Cuando estamos enfermos es por un desequilibrio energético normalmente y si dejamos actuar al cuerpo sin nuestra intervención psicológica, este sana más rápido y más eficazmente.

    Gracias por esta reflexión! Un abrazo!

    ResponderEliminar
  2. La enfermedad es un maestro, es la que nos da la oportunidad de volver a armonizarnos con nosotros mismos, a nivel físico, emocional, mental y espiritual.

    El ser no puede enfermar, es perfecto en si mismo. Las enfermedades, en la mayoría de los casos, son emociones no procesadas, no expresadas, reprimidas, son la resistencia del cuerpo emocional a nuestra verdadera esencia, son nuestra personalidad resistiéndose al designio del alma.

    Entiendo que el miedo (hablo por mi) es la gran enfermedad, es el que tensa mis músculos, el que produce rigidez en mis huesos, bloquea y paraliza mi energía vital. Me sincero ante vosotros porque siento que este reconocimiento público de la emoción que más me atormenta, quizás sirva para hacerme más consciente de ella.

    Por fortuna tambien siento profundamente la alegría de vivir que contrarresta todo eso y sana mis emociones, logrando que entren en contacto con mi corazón, con mi esencia más pura.

    Gracias por todo amigo, gracias a todos vosotros que os habeís tomado la molestía de leer lo que siento.

    Inma

    ResponderEliminar
  3. Hola!
    Totalmente de acuerdo. Interferimos continuamente en el desenvolvimiento natural del cuerpo con nuestros pensamientos y actitudes, más cuando tiene mecanismos propios de auto-curación.
    Gracias por compartir tu experiencia.

    ResponderEliminar
  4. Hola Gorka,

    Habría que ver qué significa desequilibrio energético. A mi me suena a que si no hay cierta cualidad de armonía entre el cuerpo, el corazón y la mente, algo va a crear resistencia o deterioro.

    El cuerpo, el corazón y la mente deben colaborar juntos, sin ser autoridad uno sobre otro, permitiendo aprender que son una única unidad con el todo.

    Un abrazo y gracias.

    ResponderEliminar
  5. Hola Inma,

    Gracias por hablar con tanta honestidad y compartir con nosotros tus sentimientos.

    El miedo, como dices, bloquea o paraliza nuestra vitalidad y la alegría de vivir contrarresta dichas emociones. A mi se me ocurre pensar que el miedo nace del apego, del sentimiento de posesión sobre algo y no es más que el deseo de no perder lo que nos produce seguridad o placer.

    Para trasccender el miedo hemos de comprenderlo, darnos cuenta que ese miedo es uno mismo y que uno no puede hacer nada al respecto ya que cualquier movimiento de la mente para superarlo es el mismo miedo con otra vestimenta. Llegados a ese momento solo resta observarlo sin ninguna intención, sin nombrarlo, sencillamente aprendiendo de uno mismo.

    La alegría de vivir sin motivo es algo maravilloso y gozoso, pero normalmente surge como una forma de ilusión más que conduce inevitablemente a la desilusión.

    Vivir es alegría, es vitalidad, es orden, e incluso cuando en ese vivir hay desorden, ese desorden también tiene su propio orden.

    Un cariñoso abrazo y gracias por tus palabras.

    ResponderEliminar
  6. Hola Victoria,

    Gracias por participar en esta reflexión.

    Bien cierto es que interferimos continuamente con esos mecanismos de autocuración presionados por una sociedad llena de remedios que más que buscar el ayudarnos lo que busca es su beneficio propio.

    Un cariñoso abrazo y gracias.

    ResponderEliminar
  7. Hola Alma,

    El cuerpo siempre está comunicando... pero no sé si hay alguien que escuche.

    Un abrazo y gracias.

    ResponderEliminar