lunes, 27 de junio de 2011

¿Por qué mentimos?

¿Qué representa la mentira en nuestras vidas? La mentira es una falta de honestidad, es pensar una cosa y decir otra bien distinta, es engañar presentando una imagen de nosotros mismos a los demás que no somos, es ocultar pensamientos, sentimientos o hechos de forma deliberada, es intentar comunicar que se sabe cuando solo se cree.

No solamente decimos mentiras a los demás sino que nos mentimos a nosotros mismos y lo hacemos tan a menudo que llegamos a pensar y creer cosas como si fueran realidades.

La mentira nos complace, nos hace vivir en un mundo personal que nos hemos inventado, nos hace importantes o tener cierto prestigio y también nos hace mostrarnos como víctimas cuando se trata de conseguir algo a través de los demás.

¿Te has visto alguna vez mintiendo? Cualquiera de nosotros puede decirse a sí mismo que no miente y quizás en ese preciso momento esté mintiendo. Necesitamos encontrarnos en la mentira porque de lo contrario nuestra vida no va por un camino correcto. Necesitamos encontrarnos frente a frente con la mentira, con esa falta de honestidad, y comprenderla.

Dependiendo de las circunstancias la mentira puede salvarnos la vida o puede evitar el dolor ajeno, pero su naturaleza se muestra como un medio para conseguir un fin mezquino a través del engaño.

¿Son mentiras las creencias? Yo puedo creer en Alá, en Dios, en el Sol, porque ha habido un encuentro con su naturaleza, o puedo creer en ello porque necesito creer en algo que me de cierta seguridad o estabilidad psicológica. Son justamente las personas que mienten las que tratan de hacer creer a otros sus creencias utilizando todos los medios a su alcance, desde hacerles ver la verdad con un simple libre lleno de cuentos hasta arrojarlos y quemarlos en la hoguera para purificar sus pecados.

Creemos que tenemos un alma, que en nuestro interior hay un ser puro, que somos parte de una divinidad, que hay vida tras la muerte, que no hay nada más deseable que la felicidad ni nada más hermoso que el amor, creemos que somos alguien que piensa, creemos que queremos a nuestra pareja o a nuestros hijos… ¡vivimos con tantas y tantas mentiras!

¿Es mentira la imagen de nosotros mismos? Sostenemos una imagen que nos da cierto prestigio en nuestras relaciones, hacemos creer que sabemos cosas que nos sabemos, hacemos creer que somos de una forma diferente a como somos, decimos cosas que hacemos cuando no las hemos hecho.

¿Son mentira nuestras opiniones o nuestros prejuicios? Nuestras opiniones y prejuicios tienen un objetivo, no se basan realmente en nuestra percepción de la realidad sino más bien en algún conocimiento pasado y limitado de recuerdos que ya no tienen validez alguna.

Necesitamos comprender las mentiras, el simple hecho de mentir, para encontrarnos con la honestidad, con esa forma clara y ligera de caminar y relacionarnos. Vivir sin mentiras no es un privilegio, es algo normal y sano, pero estamos continuamente torturándonos sosteniendo mentiras que no nos permiten ser libres.

Cuando las personas viven en el pasado, viven en la mentira, cuando las personas viven en el futuro, en el deseo, también viven en la mentira. Vivir sin mentiras es vivir en el presente, en el ahora, percibir lo que es sin tratar de modificarlo, sin sacar provecho de ello, sin interpretarlo.

Vivir en el ahora es un encuentro con la verdad y esa verdad ya no es un medio para conseguir un fin sino que es un fin en un movimiento eternamente bello y honesto.

8 comentarios:

  1. Gracias Goyo! Magnífico!

    Namasté!

    ResponderEliminar
  2. Hola Gorka,

    Gracias por tu visita. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. La mentira no esta bien vista en nuestra sociedad, por esa razón cuando se nos pregunta practicamente ninguno de nosotros admitirá haberlo hecho de forma habitual. Normalmente solo estamos dispuestos a confesar esas pequeñas "mentiras piadosas", que desde pequeños, nos enseñaron podían ser lícitas. El problema es que con mucha frecuencia los límites no estan muy claros, todo es tan sutil que nos acostumbramos a vivir con ellas y a llevarlas cada vez un poco más alla hasta que algo, que en principio podría estar justificado por una buena razón, se nos va de las manos.

    En general mentimos, sobre todo, para mostrar una imagén de nosotros mismos que nos de cierto prestigio frente a los demás. Nos identificamos con algo que nos gustaría ser y a partir de ahí montamos nuestro escenario. Se nos olvida que el único y verdadero engañado somos nosotros mismos, se nos olvida que mantener una falsedad de ese calibre, cada vez requiere más energía, más esfuerzo, mucho más de nosotros mismos, hasta convertirnos en esclavos de algo que ni siquiera existe. Vivir una mentira es algo que va irremediablemente asociado al miedo, miedo a mostrar nuestra inseguridad, miedo a ser descubiertos y miedo a las consecuencias, que en muchos casos pueden llevar a problemas psicológicos o incluso mostrarse en forma de enfermedades físicas.

    A pesar de todo, la vida es siempre generosa como una dulce madre y en todas las situaciones por negativas que puedan parecer siempre nos da la oportunidad de avanzar y de aprender. Podemos preguntarnos que pretendemos conseguir mintiendo, estamos manipulando con algún fín determinado, estamos protegiendo nuestra auto-estima, somos tan inmaduros que pretendemos escondernos de algo en lugar de afrontarlo etc....? La vida nos permite descubrir que la mentira esconde una gran verdad y es que nos da la oportunidad de conocer quienes somos en realidad y descubrir que vivir con la verdad no tiene consecuencias tan funestas como creíamos sino que más bien nos produce una agradable sensación de relax y de respeto por nosotros mismos.

    Un sincero abrazo de infinito afecto, Inma

    ResponderEliminar
  4. Hola Inma,

    Gracias por esas observaciones que aclaran aún más el panorama de la mentira que abarca más de lo que parece a simple vista.

    Hay mentiras colectivas que hacen que el mundo se dirija por unos valores insostenibles. Siempre estamos como en un paradigma que se desmorona y sin embargo no acaba de llegar el siguiente paradigma que nos muestre el nuevo camino.

    Lo importante es hacer consciente nuestras mentiras y darnos la oportunidad de ir más allá de ellas encontrando una forma de vivir sin ellas, con suma libertad y honestidad.

    Un abrazo a esa niebla de otoño que tanto me enamora cuando acaricia mi rostro.

    ResponderEliminar
  5. La mentira la herramienta, la trinchera donde nos encontramos, el miedo al desnudo, la ilusión de la imagen, el ego, el yo soy, todo esto engendra corrupción y la mentira no es mas que el residuo tóxico del autoengaño del fenomeno EGO.

    ResponderEliminar
  6. Hola David,

    La mentira es como un alimento de esa imagen que no existe y que se sostiene en base a autoengaño en relación con los demás... que también se engañan.

    No necesitamos mentir para relacionarnos, no necesitamos sostener ninguna imagen... podemos ir ligeros de equipajes y participar del teatro de la vida sin estar en ese escenario imaginario.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Hace tiempo que no venia de visita Goyo!

    siempre me sorprendes con tus entradas, son sabias y nos hacen reflexionar, mirar dentro nuestro y bucear en las profundidades.

    todos mentimos y hay que ser sinceros al reconocerlo,,, aunque sea una mentira minima ya es mentira... no existen las mentiras blancas

    gracias, un abrazo luminoso.

    ResponderEliminar
  8. Hola Adriana Alba,

    No existen mentiras blancas, ni mentiras inocentes, ni mentiras piadosas... cualquier forma de justificar la mentira es renovar la mentira.

    Mentir tiene más importancia de la que le damos y nos hace ser seres poco puros, poco honestos, poco claros.

    Reconocer la mentira es un principio pero no basta, necesitamos comprenderla, saber porque mentimos, hacerlo consciente y darnos cuenta de sus consecuencias.

    Un abrazo preciosa.

    ResponderEliminar