jueves, 31 de marzo de 2011

¿Por qué no queremos ver la verdad?

Algunos de nosotros pensamos o tenemos la certeza de que somos buenos hijos con nuestra anciana madre porque de vez en cuando vamos a visitarla y comemos con ella, pero el hecho real es que cuando vamos a su casa lo único que hacemos es comernos la comida que nos ha preparado mientras ella ocupada en atendernos se interesa por nuestros problemas. Es curioso ver incluso el poco cariño y afecto que mostramos con ella, quizás porque pensamos que todo ello se da por entendido. Algún día esa anciana mujer morirá y ya no podremos aprovecharnos más de ella y seguiremos pensando que hemos sido buenos hijos.
También algunos de nosotros pensamos que somos buenos padres, que trabajamos por nuestros hijos y que hacemos cualquier cosa con tal de que no les falte nada y tengan un futuro mejor que el nuestro. Pero el hecho es que hemos proyectado sobre ellos todos nuestros temores y frustraciones, que en algunos casos apenas tenemos contacto con ellos, y que como norma cuando nos juntamos tenemos discusiones e imponemos nuestra autoridad sobre ellos o ellos imponen su autoridad sobre nosotros. Algún día seremos ancianos olvidados en una residencia pensando que hemos sido buenos padres y que tenemos unos hijos maravillosos.
También pensamos que somos buenos amigos de nuestros amigos y que somos buenos profesionales, que queremos mucho a nuestro perro o gato y que si de vez en cuando le gritamos a nuestra mujer o marido es porque los queremos y deseamos lo mejor para ellos.
Estamos llenos de mentiras, tenemos la cabeza llena de falsedades, hemos perdido el sentido de la realidad y de la honestidad, y por esa razón es necesario que nos interesemos por la verdad.
Etimológicamente la palabra verdad tiene diferentes significados según unos idiomas u otros, pero básicamente dan a entender que la verdad es ´ver lo que es´ con honestidad y exactitud. Ver la verdad sería algo así como percibir el hecho en sí mismo sin ninguna interpretación, juicio o valoración personal.
La verdad sería como una puerta que nos librara de la confusión y el engaño donde habitamos saliendo a un lugar, más allá de las ideas, donde la vida se percibe tal cual es con una belleza profunda en toda su expresión.
Los hechos hablan por sí solos y no necesitan de nuestra valoración personal porque lo que hacemos al interpretarlos es intentar obtener beneficio.
La honestidad es como desnudarse ante el espejo de los demás o de uno mismo y dejar de construir mentira sobre mentira y llegar hacer de la verdad algo profundamente inaccesible.
El otro día caminando me encontré con una vieja amiga y estuvimos hablando sobre un problema que tiene al respecto de una herida cutánea en la cabeza y estuvo comentando que ha pasado durante algo más de dos años por diferentes médicos especialistas de la piel probando todo tipo de tratamientos fallidos. También ha barajado que el problema pudiera ser algún tipo de alergia en casa o en el trabajo y que por ello ha cambiado incluso gran parte del mobiliario. Otra de las causas posibles que llegó a pensar fue por el cambio climático o el agujero de ozono o provocado por alguna nube radiactiva que se haya escapado de alguna central nuclear. De lo que está segura es que tiene que ver con el estrés que le producen los problemas de sus hijos adolescentes, con su marido y con los problemas de la comunidad de vecinos.
Mientras ella hablaba metida en sus explicaciones de las posibles causas de su herida me fui dando cuenta que ella se rascaba un poco la herida hasta que al final la dejó en carne viva supurando un poco de sangre. Al ver que sus uñas estaban manchadas de sangre dijo –te das cuenta?, vaya fastidio!, creo que nunca se me va a curar- Le pregunté porque se acababa de hacer ella misma la herida y enseguida encontró la escusa para irse y no hacer frente a la verdad.
No vivir en la verdad es producto de todo tipo de deterioro, de gasto de energía, de conflicto. Vivir en la verdad es liberarse uno de sí mismo.
La primavera ha llegado y todo el monte se ha plagado de multitud de florecillas. Los picos de las montañas están cubiertos de nieve y el agua de las gargantas baja estrepitosa hacia el valle. Los pajarillos están construyendo sus nidos mientras ese humilde labrador ha terminado de plantar las patatas tempranas y unos pocos guisantes. Todo huele a vida, todo está unido, todo está en movimiento y la verdad se expresa en cada instante y en cada diminuto espacio de esta maravillosa Tierra.