sábado, 30 de julio de 2011

Chiste de iluminación y reflexión de Dios

Había un ser humano sentado tranquilamente en un cojín, sobre la alfombra del salón, en su humilde hogar de campo mientras observaba una vela encendida y una barrita de incienso desprendía una fina estela de humo blanco hacia el espacio. En el ambiente había un intenso olor a jazmín y se respiraba un profundo silencio que invitaba a la meditación.

En esto que apareció de la nada una inmensa luz con una profunda y majestuosa voz. El ser humano atónito enseguida reconoció que debía ser Dios y al escucharlo entendió con suma claridad que venía a iluminarlo y que a partir de ahora su vida se dedicaría a poner luz donde hubiera sombra, a hacer ver a los ciegos, a oír a los sordos, a escuchar a los que nunca escuchan, a comprender a los necios, a dar de comer al hambriento y de beber al sediento…

Dios no paraba de expresar todas las labores que se le encomendaba a este ser humano que iba a ser iluminado, pero éste poco a poco se iba inquietando hasta llegar un momento en que ya no pudo más y le preguntó a Dios: ¿Por qué has de servirte de mí, de este humilde siervo que después de tanto sufrir durante años ha llegado a encontrar esta humilde quietud de vivir con sencillez? Dios enmudeció, quedó perplejo ante tanta ignorancia y arrogancia.
Entonces el ser humano casi exhausto de pensar en todo el esfuerzo que tendría que hacer en su estado de iluminación rechazó la oferta de Dios y le aconsejó que se buscara personas intranquilas e incrédulas. Dios decepcionado del ser humano no tuvo más remedio que buscar intermediarios para los que su labor sería algo imposible.

Entonces en ese momento este ser humano despertó, todo había sido una cabezadita, una pequeña pesadilla, mientras la vela se había consumido y la barrita de incienso yacía en forma de ceniza derramada sobre la mesa.

¿Qué nos hace pensar que Dios necesita de intermediarios, que la palabra de Dios haya de ser traducida, que Dios dé el privilegio de hablar a unos y niega su voz a otros?

¿A quién se le ha ocurrido, y con qué insana intención, hacer creer que Dios es un coto privado de algunos?

Es fácil hablar en nombre de Dios, y también es fácil hacer en nombre de Dios, pero dichas palabras o acciones son meros instrumentos del ser humano para manipular a otros seres humanos. Además siempre lo pagan los pobres, los débiles, los marginados, las familias que con un bárbaro esfuerzo apenas sobreviven. Sobre ellos recae la insensibilidad de los políticos y la rapiña de las religiones.

Si Dios es algo sagrado, algo santo, algo puro, nadie debería osar en utilizar el nombre de Dios en vano y uno está absolutamente seguro que ello tendrá su justo precio, su karma, su destino, porque nadie escupe al cielo sin escupirse a sí mismo.



viernes, 29 de julio de 2011

¿Cuál es nuestra relación con otros seres?

Los seres humanos nos distinguimos porque tenemos una morfología determinada a diferencia de otros animales y también porque tenemos unas capacidades psíquicas o mentales específicas de nuestra especie biológica. Con ello no se quiere decir que el ser humano sea superior o inferior sino únicamente que todas las especies se diferencian unas de otras aparentemente.

Sin embargo si miramos profundamente podremos apreciar que los órganos de los animales, sobre todo los mamíferos, son bastante iguales, que el código genético es el mismo, que nos reproducimos para garantizar la supervivencia de la especie y que nuestro ciclo biológico de nacer, vivir y morir es más o menos igual.

En el fondo todos estamos aquí formando parte de una existencia y tratando de ocupar nuestro nicho biológico sobreviviendo a través del tiempo y si no fuera a causa del ser humano nuestra capacidad de sobrevivir seguramente sería a más largo plazo pues la humanidad está alterando tanto el medio ambiente que por su actividad ha dado lugar a la extinción de muchas especies de animales y plantas.

¿Por qué hay tanta diversidad de especies? ¿No será que tratan de salvaguardar algo? Da la sensación que todas estas especies parten de un mismo origen y que es dicho origen el que tratan de proteger con la creación de especies de muy diversas formas y capacidades de tal forma que obtengan más posibilidades de supervivencia ante cualquier adversidad.

Por esa razón las especies no compiten entre sí por sobrevivir sino que más bien colaboran unas con otras en fortalecerse mutuamente permitiendo que sus miembros más viejos o enfermos sean el alimento de especies distintas.

Las especies son conscientes que han de protegerse unas a otras a excepción del ser humano que se sirve de las demás especies a su antojo, sintiendo que es el amo y señor de la Tierra.

El ser humano ha de salvaguarda la vida, ha de evitar todo posible sufrimiento, tiene que poner al servicio de la naturaleza todos aquellos conocimientos que su propia naturaleza le ha concedido. Hemos de dejar de ser insensibles y optar por una vida de relación con las otras especies de colaboración, afecto y con una actitud de aprender de ellas lo que jamás nos podríamos haber imaginado.

Matamos indiscriminadamente a todos esos animalillos que andan alrededor de casa: moscas, hormigas, arañas, avispas, culebras, sin comprender que nuestra vida sin ellos no sería posible y cuando usamos venenos contra ellos también nos estamos envenenando nosotros mismos.

Matamos por miedo, por temor a ser heridos, y cuando el peligro ha pasado sentimos placer y convertimos el matar en un deporte.

Amar no es una pasión romántica entre dos personas, amar es vivir unidos en relación con el máximo respeto y cuidado a la vida, sea esta propia o ajena, sea de la misma especie o de otra, pertenezca a este mundo u a otro.

El ser humano ha entendido eso de competir de una forma profundamente errónea pues no se trata de competir para dejar a los demás atrás sino para apoyarles en su esfuerzo y que todos lleguemos juntos hacia un mismo destino.

jueves, 28 de julio de 2011

¿Pensamos de forma diferente?

Uno se pregunta si las personas pensamos de forma diferente o si por el contrario hay similitudes en el hecho de pensar.

Unas personas piensan que la vida la creo Dios en siete días y otras personas creen que la creo en un solo instante, otras piensan que dios se escribe con minúscula y otros piensan que se escribe con mayúsculas.

Las personas que se dan por religiosas piensan en Dios y comunican su palabra a los que no la oyen y como no la oyen nunca siempre están esas personas religiosas para mostrársela.

Los científicos por lo general no creen en dios pero siempre andan buscando la forma de encontrar la esencia de las cosas, la eternidad, la fuente de la vida, el milagro de la existencia. En cierto sentido parece que los científicos creen más en Dios que las personas religiosas.

Parece ser que la única diferencia entre el ser humano y los otros animales es que nosotros pensamos que pensamos y los otros animales solo piensan, es decir piensan sin saber que piensan o sienten sin saber que sienten.

Esta diferencia que parece tan trivial y que nosotros la ensalzamos como algo tremendamente ventajoso, lo que realmente representa es que hemos creado la figura del pensador, es decir el pensamiento se ha dividido creando una figura imaginada que cree pensar cuando en realidad lo que ha sucedido es que el pensamiento ha sufrido una distorsión de enormes consecuencias.

Los seres humanos pensamos que pensamos, sentimos que pensamos, pensamos que sentimos y somos conscientes de lo que hacemos, de lo que decimos, de lo que buscamos, de lo que pretendemos.

Creemos que en la respuesta del pensamiento o en la respuesta emocional reside la inteligencia. Creemos que nuestra inteligencia viene determinada por la memoria, por nuestras capacidades adquiridas a lo largo de la experiencia.

Una capacidad no es más que una habilidad para repetir un proceso mecánico. Cocinar, tocar el piano o diseñar un avión son habilidades que se aprenden pero ello no representa un verdadero signo de inteligencia, más bien lo que demuestra es que somos unos monos muy eficaces en eso de repetir lo que nos enseñan.

A uno le parece que la inteligencia va más allá del conocimiento, de la técnica, de la lógica, que la inteligencia es una respuesta creativa, una acción directa que no está condicionada por el pasado, una respuesta ordenada en su totalidad que no crea conflicto.

¿Es el pensamiento inteligente? El pensamiento es como una onda refleja de la experiencia pasada y en ese sentido no puede ser inteligente, para que haya inteligencia la respuesta tiene que surgir del presente, de un presente que incluya todo el pasado y el futuro, entonces la respuesta es orden absoluto.

Nosotros podemos pensar que las personas piensan de forma diferente pero ello no es una respuesta inteligente, más bien pensamos de la misma forma y estamos enredados en esa manera de pensar fragmentada que a diferencia de los otros animales creemos que hay un pensador que piensa.

Percibir que el pensador no es más que el mismo pensamiento y que sin pensamiento no hay pensador es una acción de la inteligencia y esa acción es el origen de la belleza y la más pura esencia de la bondad.

Darnos cuenta de este hecho tan relevante en nuestras vidas de que el pensador es solo pensamiento no es algo atractivo para nuestras mentes ignorantes y por eso ni siquiera vamos a reparar en ello, desgraciadamente la vida nos entrega verdades que no podemos sostener ni por un instante, no sea que los cimientos de nuestra ignorancia empiecen a tambalearse.


miércoles, 27 de julio de 2011

Realidad y Verdad

Realidad y verdad son dos palabras cuyo significado ha sido buscado por el ser humano a través de los tiempos. No sirve de nada creernos lo que otros han dicho si no encontramos por nosotros mismos dicha comprensión.

En este sentido puede ser que el significado de las palabras realidad o verdad que se expresa en esta reflexión no coincida con el significado que otras personas tengan al respecto de estas palabras, en ese caso las palabras dejan de tener importancia y lo importante es lo que tratan de mostrar.

Discutir si una palabra señala a un sitio u a otro es algo infantil, lo importante es si somos capaces de ver o experimentar el sitio que es señalado.

La palabra orgasmo se puede entender de muchas maneras pero si decimos que un orgasmo es el culmen de una excitación sexual y alguna vez hemos sentido dicha experiencia no tendremos problemas en entender el significado de dicha palabra, pero si dicha experiencia no la hemos experimentado difícilmente podemos entenderla.

Cualquier palabra es un símbolo que sirve para representar mentalmente algo que tiene existencia, algo que sucede, algo que podemos sentir, y confundir la palabra con la cosa en sí mismo es un profundo error y por esa razón hay personas que son capaces de entrar en conflicto o lucha, incluso hasta morir, por una palabra de desprecio o de amenaza.

A veces las palabras no intentan representar hechos o aspectos de la existencia sino simplemente ideas o abstracciones de la realidad que normalmente denominamos conceptos como son: nación, frontera, yo, etc.

¿A que llamamos realidad? Si preguntamos a cualquier persona si es capaz de ver o sentir la realidad seguramente todos coincidirán en decir que ellos ven su realidad, que viven su realidad, que sienten su realidad de una forma clara. En ese sentido la realidad es una cuestión mental ya que es una percepción de todas las cosas que nos rodean, incluyéndonos a nosotros mismos y en cualquier aspecto imaginable.

La realidad es todo lo que vemos, todo lo que sentimos, todo lo que pensamos, todo lo que hacemos, como nos comportamos, nuestras luchas, nuestras ideas, nuestras emociones, nuestros conocimientos, nuestros sueños, la lógica matemática, la filosofía, la religión, todo lo que hemos inventado, todo lo que nos queda por inventar, todo lo que imaginamos.

En el contexto de esta reflexión la palabra realidad significa la manera de cómo vemos el mundo. Si para otra persona la palabra realidad significa Dios o el Ser que habita en nuestra alma, eso no se contradice ni entra en conflicto con esta reflexión porque se está señalando sencillamente a dos lugares distintos. Yo utilizo la palabra realidad para mostrar algo que veo y otros utilizan la misma palabra para mostrar algo que ven, sin necesidad de que inventemos otras nuevas palabras que seguramente complicarían aún más la comunicación.

A parte de la realidad como proyección mental también existe la naturaleza, los árboles, los ríos, el viento, las estrellas y el universo, es decir con independencia de nuestra interpretación de las cosas que vemos existen las cosas en sí mismo sin necesidad de nuestra realidad.

La realidad es sinónimo de idea, la cual puede ser cuestionada, sin embargo lo demás o ´lo que es´ es sinónimo de hecho, cosa que es incuestionable.

Las personas podemos tener ideas comunes, parecidas o incluso opuestas. Podemos incluso pensar que nuestras ideas son hechos y que por esa razón son incuestionables, pero todo ello no es más que producto de nuestra realidad personal o de nuestra imaginación.

Los hechos son incuestionables. Uno no puede cuestionar el sol, lo que sí se podemos hacer con respecto al sol, o a cualquier otro hecho, es tratar de verlo u observarlo en mayor profundidad.

Las ideas no pueden verse en profundidad, sencillamente o se ven o no se ven, son meras conclusiones obtenidas en la interpretación de los hechos o transmitidas por condicionamiento de otras personas. Podemos matarnos por ellas si eso es lo que queremos, podemos matar por amor o por odio, podemos suicidarnos por dignidad, pero todo ello no deja de ser matar por algo que no tiene existencia y que es creado por una mente que se ha alejado de los hechos y se mueve en un mundo imaginario, sentimental, que no permite vivir en sintonía con ´lo que es´ y que se mueve hacia la enfermedad y la autodestrucción.

Para ser conscientes de esa naturaleza, de ese inmenso universo que está ahí delante de nuestros ojos para ser gozado de una forma realmente objetiva, es preciso primero comprender esa realidad inventada por la mente y permitir que no interfiera en nuestra percepción de toda esa belleza de la que formamos parte.

La comprensión de la realidad es el encuentro con la verdad, es ver lo falso en aquello que creíamos verdadero y que nos hace comportarnos o sentir de una forma distorsionada con respecto a ´lo que es´ intentando cambiarlo en ´lo que debería ser´.

Si perder a una persona, bien sea porque se muere o porque se ha ido sin más, es un hecho normal en un mundo donde todos sabemos que es impermanente, que las cosas empiezan y terminan, que todo nace y finalmente muere, ¿Por qué nos hace sufrir de una forma poco coherente y desproporcionada? Comprender esa falta de coherencia con los hechos es encontrar la verdad y esa verdad nos hace libres.

El encuentro con la verdad no es solo un mero proceso intelectual donde uno llega a entender su equivocación o su contradicción con respecto a los hechos, sino que en esencia es una observación profunda de la distancia que hay entre nuestra realidad y el universo que hay dentro y fuera de nosotros.

Esa observación profunda es transformadora. La transformación es una consecuencia inherente al hecho de poner luz donde había oscuridad.

Lógicamente una persona que pretende lograr ese estado de luz porque se imagina que en ese estado va a ser plenamente feliz y va a poder hablar con mucha sabiduría y va a tener el poder de curar a los enfermos y todo el mundo lo va a apreciar y a envidiar, lo que está haciendo es reforzar aún más si cabe su propia oscuridad. Con la pretensión de lograr ciertos estados mentales lo que al final ocurre es que conseguimos lo que proyectamos sumergiéndonos aún más en esa realidad que se aleja de ´lo que es´, creyéndonos que sabemos algo y que podemos enseñar a otros.

Creemos que estamos en contacto con la realidad pero lo cierto es que la realidad está dentro de nosotros a modo de invención y que el contacto con nuestro cuerpo o con otros cuerpos se basa en esa invención.

La verdad permite que nuestras invenciones coexistan de forma racional con la existencia.



martes, 26 de julio de 2011

El regalo

El otro día me despedía por teléfono de una amiga que se iba de viaje y sentí la necesidad de regalarle algo como muestra de mi gratitud hacia ella y se me ocurrió hacerle un regalo, un regalo de esos que salen del corazón, y se lo entregué desde la distancia para que se lo llevara consigo allá donde fuere. Evidentemente no todo el mundo estaría dispuesto a aceptar este tipo de regalos.

Un regalo es como una especie de halago, es como dar un premio o una recompensa. En esta sociedad de consumo en la que vivimos regalar se ha convertido en una forma de comprar a las personas, en una forma neurótica de consumir, en una manera insensible y orquestada de proceder.

¿Qué podemos regalar aparte de dinero? Quizás podemos escribir una poesía para alguien, quizás podemos sonreír a un desconocido, quizás podemos dejarnos engañar sin molestarnos, quizás podemos pintar un cuadro sin saber hacerlo.

La vida es un hermoso regalo.

A mí me gustaría regalaros mi vida, todo aquello que represento y soy, mostraros la naturaleza humana intentando descubrir sus errores, diseccionar mi mente para que todos podamos conocer la mente humana y sin necesidad de escapar mirar ese espejo que todos somos, vivir para vosotros sin pediros nada a cambio, y ni siquiera pediros que aceptéis este regalo que hago desde el corazón.

Mi madre me enseñó un refrán que decía: ´Manos que no dais que esperáis´.

Cuando uno regala el corazón, cuando uno regala un trozo de sí mismo, lo cual no se refiere a nada romántico ni sentimental, uno gana un trozo de universo y solo pierde algo que ya estaba muriendo entre las manos.

¿A dónde van a parar los abrazos que no dimos, las sonrisas que guardamos, las palabras que no dijimos, las manos que no extendimos?

Siempre que puedo aprovecho a preguntarle a mi madre, que es muy sabia, cualquier pregunta retorcida que me surge de esta mente inquieta y curiosa. La última vez, y aprovechando lo avanzado de su edad, le pregunté: ¿Madre, si pudieras llevarte una sola cosa contigo cuando mueras, qué te llevarías?, su contestación fue que no se llevaría nada y que si pudiera hacer desaparecer cualquier recuerdo suyo de las personas también lo haría.

Eso que dice mi madre es algo profundamente sabio pues por mucho que nos muramos siempre dejamos nuestra influencia en el entorno que hemos vivido y en la mente de los demás, y es ahí donde reside la transmisión del condicionamiento humano. Uno puede morir pero su ego permanece.

Por esa razón hemos de aprender a regalar o más bien a regalarnos los unos a los otros para que haya muy poco de nosotros en esto de vivir en relación y al final poder viajar a la eternidad sin equipaje y sin dejar ninguna estela en este infinitesimal tiempo y espacio en el que vivimos.

Al final mi amiga me preguntó qué regalo me gustaría recibir cuando vuelva de su viaje y yo le contesté que sin lugar a dudas solo quería un regalo, un único regalo, el poder verla de nuevo a su regreso envuelta en una sincera sonrisa afectuosa.


viernes, 15 de julio de 2011

El Yo

El verano está lleno de contrastes. Por el día un sol abrasador le hace a uno buscar la sombra, el cobijo de la frescura de la garganta con sus aguas frías que bajan de las entrañas de la montaña, mientras sentado en una roca observa a las libélulas la danza del amor. Los campos se visten de amarillo pálido mientras las fuentes aún mantienen a su alrededor la hierba verde y fresca. Por la noche la luna viaja atravesando la cúpula celeste acompañada de planetas y estrellas mientras uno se cubre con una manta para dormir escuchando el cantar de los grillos y el ulular del búho.

A lo largo de la historia del ser humano nuestro cerebro se ha ido conformando en base a ideas, filosóficas principalmente, que se han ido transmitiendo de unas generaciones a otras a través de la cultura y que hoy en día son ideas a modo de grandes verdades o realidades difícilmente cuestionables. Una de esas ideas es la individualidad, otra es el devenir, la dualidad, etc.

La individualidad es una invención humana que coge verdadera fuerza no hace más de una par de siglos en ese intento del individuo de separarse del grupo para elegir su propio destino y poder optar al matrimonio, al trabajo, elegir sus ideas, etc.

Desde esos tiempos hasta ahora la idea de individualidad se ha establecido de tal manera en nuestra mente que todo lo que vemos y sentimos está separado de lo demás. Si vemos un árbol, lo vemos separado de los demás árboles y si vemos una hoja la vemos separada del árbol.

Nosotros mismos nos sentimos separados de cualquier cosa, aislados físicamente en las fronteras de nuestro cuerpo y aislados psicológicamente en nuestra experiencia y forma de pensar.

El Yo es un sentimiento, un montón de sentimientos, es el miedo, es la ira, es la soledad, es el dolor, es el deseo, es la ansiedad, es el placer. No es que el Yo tenga un sentimiento  y exista  el Yo por una parte y el sentimiento por otra, de tal forma que el Yo puede hacer algo al respecto del sentimiento… eso más bien es un autoengaño muy generalizado en nuestra cultura. El Yo es el sentimiento mismo y por lo tanto no puede hacer nada al respecto del sentimiento salvo darse cuenta de sí mismo y entonces la relación entre el Yo y el sentimiento cambia, y con ello cambia el propio sentimiento y el mismo Yo.

Sentimiento y pensamiento van de la mano como la causa y el efecto, como el principio y el fin.

El Yo es un pensamiento, un montón de pensamientos, son ideas, son creencias, son experiencias, son opiniones, son valores, son prejuicios, son ilusiones y esperanzas. No es que el Yo tenga un pensamiento y exista el Yo por una parte y el pensamiento por otra, de tal forma que el Yo puede hacer algo al respecto del pensamiento… eso más bien es otro autoengaño de nuestra cultura.

El Yo es el pensamiento mismo y por lo tanto no puede hacer nada al respecto del pensamiento salvo darse cuenta de sí mismo y entonces la relación entre el Yo y el pensamiento cambia, y con ello cambia el propio pensamiento y el mismo Yo. Entonces no hay un Yo que piense, no hay un pensamiento al servicio de una entidad superior llamada Yo o Alma o Espíritu. Entonces llega a su fin eso de decir o pensar “Yo pienso lo que quiero, Yo soy libre de pensar como me plazca, el pensamiento es una acción producto de la voluntad, mi pensamiento es mío, sentir es una prueba de mi sensibilidad, me han hecho daño y por eso siento dolor…”. Entonces el pensamiento es como una mano, tiene una utilidad limitada y ha de ser usado en su justa medida.

Darse cuenta, comprender o percibir que Uno mismo es el pensamiento o es el sentimiento, en el instante en que está ocurriendo, es el principio de la observación. Esa observación transforma al pensamiento, al sentimiento y abre paso a una dimensión que está más allá del conocimiento, más allá de lo personal y del sentimentalismo.

Todas las personas pensamos y sentimos, y en ese sentido somos lo mismo y podemos observarnos sin necesidad de distinguirnos personalmente, lo cual conlleva a una gran confusión. Cuando decimos que podemos observar el pensamiento o el sentimiento, lo decimos en un sentido amplio donde el Tu y el Yo ya no tienen sentido alguno, y desde esa perspectiva se abre un campo inmenso donde es posible aprender sin estar enjaulado entre cuatro paredes psicológicas. Es la observación la que puede hacer uso del pensamiento y en dicha observación no hay lugar para un Observador.



jueves, 14 de julio de 2011

La confianza

¿Qué es la confianza? Aparentemente casi todo el mundo sabe lo que es la confianza, lo que es depositar la confianza en otra persona, confiar en alguien, confiar en un proyecto, confiar en que mis ideas y opiniones son razonables, etc. Sin embargo cuando alguien de repente nos pregunta que es esa confianza que acabamos de nombrar nos quedamos un poco sin saber que decir porque quizás nunca nos hemos parado a reflexionar al respecto.

Para descubrir con objetividad lo que es la confianza hemos de indagar en lo conocido y poder ver qué hay de falso o de verdadero en ello.

Cuando uno ha sido defraudado por algunas personas a lo largo de su vida y de repente surge alguien que afectuosamente nos tiende la mano, uno deposita su confianza en esa persona. Y de alguna forma le mostramos nuestro aprecio y expresamos a los demás sus cualidades y lo maravillosa que es.

La confianza en alguien es la confianza en una imagen que hemos construido, sin embargo una persona, al igual que nosotros mismos, no es una imagen sino que es un ser vivo en continuo cambio. A veces ese cambio se muestra como un movimiento que va de la confianza a la desconfianza, de la amistad a la enemistad, del placer al dolor, de la posesión al miedo. ¿Podemos estar libres de ese movimiento dualístico o existe algún otro movimiento que no sea producto de la causa y el efecto?

Cuando uno se siente solo, al ver a la mayoría de las personas de su edad en relaciones de pareja, y de repente aparece alguien es como si nuestra reacción tendiera a idealizar a dicha persona, a exagerar lo que pensamos que son sus virtudes y a no fijarnos en aquellos aspectos que pudieran ser sus defectos. Y a partir de ahí depositamos nuestra confianza en que vamos a ser más felices con esa persona formando una pareja. Después la persona no cumple con nuestras expectativas en el terreno sexual, en los aspectos económicos, en la convivencia o en sus ideas que son diferentes a las nuestras y acabamos desconfiando de ella y despreciando la relación.

¿Qué necesidad tenemos de dar nuestra confianza a otra persona?, lo que significa en cierto modo depender de dicha persona. En esa actitud de confianza o dependencia uno espera que la otra persona sea responsable por nosotros y a la vez siga ocasionándonos el beneficio o la satisfacción que nos produjo la impresión inicial.

¿Hemos puesto confianza alguna vez en nosotros mismos?, ¿qué ha pasado, acaso no hemos acabado desconfiando de las metas que nos hemos planteado, de lo que felices que íbamos a ser al conseguir tal o cual cosa, de los sueños que hemos proyectado, etc.?

¿Qué es la desconfianza? ¿No nace la desconfianza de la confianza y viceversa? La desconfianza es un sentimiento de temor, miedo a perder algo, a que te quiten algo, a que te hagan daño, miedo a ser herido. Si fuéramos capaces de comprender que nadie puede hacernos daño o herirnos psicológicamente salvo nosotros mismos, que nadie puede ayudarnos psicológicamente salvo nosotros mismos, entonces estaríamos libres de la desconfianza y de la confianza, y nuestra actitud con los demás sería de atención.

¿Podemos confiar en la atención, en el preciso instante en que nos encontramos, en la observación sostenida, en la escucha apasionada y desinteresada, en la incertidumbre del reto, en lo que es, en el movimiento del vivir y del morir de cada momento?

lunes, 11 de julio de 2011

El apego

A veces me pregunto porque nos apegamos tanto a ciertas personas, o nos apegamos a nuestros animales, plantas, casas, objetos, recuerdos, ideas.

¿Por qué nos apegamos?

Quizás uno ha tenido una experiencia bonita, algo realmente hermoso y evidentemente no quiere de ningún modo que ello termine. El apego tiene muchas caras, muchos aspectos, y no es fácil discernir con claridad cuáles son sus ramas y hasta donde se extienden sus raíces.

Sería importante darnos cuenta de que estamos apegados, comprender que hay un sentimiento de deseo y placer, que a la misma vez nos crea una sensación de dependencia o de ansiedad que nos hace querer estar con la otra persona o con lo que estemos apegados. En dicho apego nosotros quedamos menospreciados, es como un auto desprecio en favor del aprecio del otro.

Algo que es tremendamente revelador es observar las consecuencias del apego. El apego crea dependencia y donde hay dependencia hay explotación y por consiguiente conflicto y dolor. Esto no es una cuestión teórica ya que lo podemos observar en nuestra vida cotidiana en relación con los amigos, los familiares o las relaciones laborales.

¿Se pueden solucionar los problemas entre amigos o familiares? Difícilmente se puede solucionar problema alguno si no partimos de que en principio es necesario que no haya apego, porque de otra forma la solución que se encuentra al problema se basa en el miedo a perder a la otra persona o en el miedo a estar solos o en el miedo a no seguir obteniendo algún tipo de favor o beneficio.

El apego no permite que seamos seres libres, capaces de actuar sin temor, es un sentimiento malicioso ya que lo que lo sostiene es el beneficio que obtenemos de la relación.

No somos conscientes del tremendo peligro del apego. El apego conduce al auto maltrato y puede llegar al asesinato o al suicidio, aunque siempre se viste de una historia de amor y de pasión.

El verdadero sentido de la relación no es el beneficio propio ni el beneficio común. El sentido de la relación es la liberación de uno mismo y de la búsqueda de todo beneficio, encontrando en el otro tu propia conciencia, tu misma esencia. Cuando la relación se da, no hay beneficio alguno, no hay placer, no hay deseo, solo hay una unión donde las partes han desaparecido y por consiguiente ya no tiene sentido apego alguno.

¿De qué sirve que hablemos sin no somos capaces de que las palabras nos afecten?

¿Cuando oímos hablar del apego tiene eso alguna repercusión sobre nuestra vida diaria?

Cuando uno comprende el apego su vida ya no es la misma, ya no es más su vida, aunque uno pierda hasta la ropa, los hijos, las ideas, las creencias, los valores, las ilusiones, las esperanzas, el futuro y el pasado. Entonces la vida cobra otro sentido, vienen aires nuevos y se respira a tierra mojada mientras uno camina por la montaña junto al rocío de la mañana a la vez que los primeros rayos de sol aparecen entre los robles.

Honestamente ¿Hay apego en tu corazón? ¿Hay apego en tus relaciones? Si es así, ¿Qué harás? ¿Seguirás racionalizando aún más tu forma de conducirte o seguirás justificando que todo el apego es por el profundo sentimiento de amor que tienes? Si comprendes que cualquier racionalización, análisis, justificación o sentimentalismo lo que hacen es perpetuar tus apegos, ¿Qué harás?



viernes, 8 de julio de 2011

Mi vecina

A veces me pregunto si tenemos relación con alguien y no me refiero a esas relaciones de interés con una novia, con un familiar, con un compañero de trabajo, me refiero más bien a una relación donde uno esté para el otro, donde uno escucha, donde uno aprende y sobretodo donde hay afecto.

Mi vecina vive unos seiscientos metros monte abajo en una casa de piedra que su familia, marido e hijos, construyeron con sus manos.

Ella se llama Toñi, aunque todo el mundo la conoce como ´La Rubia´. Es baja y regordeta, rubia (de ahí su apodo), ojos azules y de piel clara llena de pecas, mejillas redondas y sonrosadas, nariz pequeña y chata. Su voz aguda, entrecortada y seca, muestra un gran carácter, como cuando alguien te está leyendo la cartilla de las cosas que le debes, la vida le ha esculpido a base de golpes de martillo y cincel,  pero su acento extremeño le quitan hierro al asunto imprimiendo cierto sentido del humor a las duras historias que me cuenta.

Ya tiene sus años porque anda rondando los ochenta y es madre de doce hijos, y ninguna hija, que oscilan todos entre los cuarenta y los cincuenta, de los cuales dos están de forma permanente y los otros vienen muy de vez en cuando para sobrellevar sus humildes economías.

Suelo visitarla a menudo, le llevo un trozo de bizcocho, un tarro de mermelada, unas pastas o simplemente me presento sin avisar y comparto con ella lo que esté haciendo, a veces simplemente me siento a su lado mientras ella está cosiendo. Me suele ofrecer con mucho agrado un café con leche que tomamos con algún trozo de bizcocho mientras charlamos.

Tengo por costumbre darle dos besos en las mejillas cuando vengo y cuando me voy y aunque eso no es costumbre en su familia y al principio parecía algo empalagoso, ahora siento que dichos besos son recibidos como agua de lluvia en plena sequía.

A ella le gusta hablar, comunicar sus historias, recordar que cualquier tiempo atrás fue peor y mientras ella habla yo la observo con respeto y escucho cada palabra que ella expresa con interés y atención.

Me cuenta que su padre maltrataba a su madre sin ninguna causa delante de los hijos, que le rompía las ropas con sus enormes manos, le cogía de los pelos y le arrastraba por toda la casa liándose a patadas y puñetazos hasta cansarse. Al final la madre de Toñi quedaba completamente amoratada en algún rincón de la casa presa de miedo y de dolor.

Como es lógico Toñi se fue con su novio José al cumplir la mayoría de edad. Al poco tiempo se casaron yendo a vivir a un lugar del campo, una ruina sin techo, donde nació su primer hijo José. Al principio y según la época del año se dedicaban a labores de campo como la recolecta del tabaco, el algodón, el pimiento y también al pastoreo de vacas y cabras.

Uno tiene la sensación cuando escucha sus historias que es la historia de la humanidad, que es la historia de todos nosotros, que está hablando de uno mismo.

Toñi se separó hace unos años de José principalmente porque este le daba bastante a la bebida. Ahora ella vive con cierto desahogo, en ese aspecto del marido, pero sigue luchando por sacar a sus hijos adelante a pesar de su corta y ridícula pensión, y a pesar de que ella está más necesitada que ellos, pero ellos no se dan cuenta porque la vida también les ha endurecido y no les ha enseñado a recoger un plato cuando terminan de comer o a dar un beso de agradecimiento.

Cuanto deberíamos admirar y querer a las mujeres, a esas mujeres luchadoras, a esas mujeres que han visto lo indecible y que han sufrido horrores. Al final, cuando ya no nos sirvan para ayudarnos, las enviaremos a una residencia para que acaben sus días con el mismo padecimiento que han vivido.

El mundo no está mal, somos nosotros los que estamos mal.



miércoles, 6 de julio de 2011

¿Cuál es nuestra respuesta frente a la crisis?

La zona euro está sufriendo una crisis enorme y las familias se ven afectadas porque algunos de sus miembros han perdido sus trabajos y con ello toda la seguridad que les proporcionaba un sueldo para poder comer, pagar el alquiler o la hipoteca de la casa, y poder mantener el ritmo de vida que se llevaba hace tan solo unos años atrás.

Al principio de la crisis se hablaba de la crisis del capitalismo, que el capitalismo había fracasado con toda esa economía especulativa cuyo sostén son los bancos, la bolsa, el consumo y los propios gobiernos con su corrupción interna pero la realidad es que la crisis es de los ciudadanos de a pie que es en definitiva son quienes pagan las consecuencias del enriquecimiento de unos pocos, sean estos de la banca, de las empresas multinacionales o de los diputados y senadores.

Nos pasamos la vida nombrando responsables, personas que gestionen nuestras vidas, y al final no son responsables de nada salvo de su propio enriquecimiento y cuando las cuentas no salen nos dejan con el culo al aire.

Pero ¿cuál es la verdadera crisis del ser humano? El ser humano se ha convertido en un esclavo de sí mismo, en un esclavo de su forma de entender la vida basada en el consumo, en la propiedad, en el entretenimiento y el placer, en la búsqueda del éxito y la fama, en la búsqueda de la seguridad y la estabilidad en la riqueza, en la identificación de unas ideas frente a otras.

Hace poco estuve en una de esas manifestaciones multitudinaria cuyo objetivo era principalmente expresar nuestra protesta contra el estatus de privilegio de los políticos y lo que a simple vista era una multitud unida por un objetivo común en realidad eran un montón de personas separadas por sus ideologías que aprovechaban la manifestación para dar rienda suelta a sus ideas y esgrimir sus viejas banderas y eslóganes. Sin lugar a dudas también había personas con la única intención de expresar su indignación por toda esa clase política que se ha llenado de privilegios de una forma desmedida y descarada.

¿Por qué no podemos por una vez dejar nuestras banderas y unirnos por algo que es un hecho común sin hacer ninguna interpretación personal? Estamos tan apegados a nuestra bandera que cuando surge una iniciativa creativa como la del 15M lo único que sabemos hacer es corromperla con nuestras banderas e ideologías. ¿Por qué tenemos que convencer a los demás de nuestras ideas? Si uno es un comunista o un fascista que viva como tal y que deje al resto de la humanidad en paz.

Nuestra crisis no es la crisis del sistema capitalista, es la crisis de los sistemas, de las fronteras, de los gobiernos, de las ideas frentes a los hechos, es la crisis del egoísmo humano, es la crisis de ir buscando uno siempre su propio beneficio a consta de aprovecharse del sudor ajeno.

¿Qué puede hacer un ciudadano de a pie frente a la crisis? Para empezar comprender que él es tan responsable como cualquiera de dicha crisis y después dejar de consumir, dejar de tener la mayoría de esas necesidades que le ha creado el sistema, cuidarse de los medios de comunicación porque son el principal medio de presión, encontrar en las cosas más sencillas de la vida el gozo de vivir, pasear, volver a la naturaleza, observar los parques con sus árboles milenarios y disfrutar de sus fuentes, comer con sencillez las frutas y verduras de la temporada, cuidar las relaciones con cariño y sin intereses, y realizar un sin fin de acciones que no colaboren con esta crisis que todos hemos inventado y que todos estamos sosteniendo, y todo ello redundará a corto plazo en un gran bienestar y en poder vivir en mitad de la mierda sin necesidad de comérsela.

La solución a esta crisis no va a venir del sistema, ni por obra del espíritu santo, ni por ninguna revolución. El ser humano está en crisis y es él mismo quien tiene que responder ante ella con su propia acción.

Con independencia de lo que hagan las personas que nos rodean uno mismo ha de ser serio, sin necesidad de poner la cara larga ni mostrar tristeza, y tomar un rumbo diferente que le permita no ser esclavo de tanta idiotez y gozar de esta vida de una forma independiente, real y plena.