jueves, 9 de junio de 2011

La culpa la tienen los psicópatas

El otro día participando en un encuentro que se basaba en la indagación sobre una afirmación de Jiddu K. que expresa: “La total negación de lo conocido es la esencia de la libertad” pudimos ver que la libertad nace en la observación de lo que es.

Observamos que cuando sentimos ira o rabia es porque tenemos unas expectativas o intereses personales que no se cumplen con respecto a lo que está sucediendo y por esa razón podemos acabar actuando de una forma poco racional, violenta y conflictiva.

Observamos que cualquier sentimiento es parte de un movimiento que surge del pensamiento y que este a su vez proviene de la memoria, de esa memoria donde están registrados todos nuestros interés personales y que si bien algunos puede ser de una naturaleza básica y necesaria, por otra parte la mayoría pueden haber sido condicionados por la cultura, llenándonos de  expectativas que impiden vivir con libertad.

Estuvimos observando nuestros intereses personales en cuanto a la búsqueda del placer, del aprecio y de la consideración de los demás, de la seguridad, de la estabilidad, del premio, del logro, de la realización como profesionales, y también observamos como evitamos cualquier dolor, sensación de vacío o soledad, desprecio, etc. y vimos que nuestras relaciones personales eran medios para conseguir dichos intereses.

También vimos que las consecuencias de dichos intereses personales era la creación de un mundo basado en el egoísmo, en el interés personal y no en el interés colectivo, las guerras, las injusticias, las grandes desigualdades y sobretodo la ignorancia de dividir el mundo en millones de fronteras físicas e ideológicas. Entonces preguntamos si realmente nos sentíamos responsables de todo este mundo de conflicto y sufrimiento, y si podíamos relacionarnos de una forma que no se basara en el interés personal.

Si bien alguna persona afirmó que se sentía responsable, de repente alguien sugirió que nosotros no tenemos culpa de nada, que eso era algo que la religión nos había echado encima como una losa sin razón, que nosotros éramos seres con una naturaleza bondadosa que hace lo posible y lo imposible por el bien ajeno. Explicó que si había algo malo en nosotros era debido a que hay una energía en el mundo que es negra, que es el mal, que no permite que seamos seres libres y amorosos, que no permite que el mundo lo gobierne el sentido común y que dicho mal se materializa en personas psicópatas que sin alma van haciendo todo el daño posible que su capacidad les permite.

Según se decía estos psicópatas están en todas partes y pueden ocupar alrededor de un 7 % de la población. Son propensos a ocupar cargos de poder ya que tienen la característica de ser parásitos sociales que viven a costa de los demás y ello lo pueden ejercer en la pareja, en la familia, en la comunidad o en cargos sociales, sin que nadie se dé cuenta de su naturaleza maléfica.

La cuestión es que dicha idea tuvo casi más resonancia que el diálogo sobre la esencia de la libertad y las personas se lanzaron a hacer todo tipo de comentarios basados en estudios científicos publicados que garantizaban sus afirmaciones y llegaron incluso a decir que nosotros no somos responsables de nada de lo que sucede en el mundo, que más bien somos víctimas del mal, porque en el fondo somos seres amables y bondadosos que siempre buscan el bien común y que cuando nos mostramos egoístas es por influencia de ese mal. Y hasta ahí el diálogo no dio para más.

La esencia de la libertad no está en el conocimiento. Por mucho que lleguemos a saber al respecto de lo psicópatas o de las fuerzas del mal que imperan en el universo, no vamos a alcanzar ni una pizca de libertad.

La esencia de la libertad está en comprender que el conocimiento está limitado a un uso concreto de nuestra vida cotidiana y que más allá de ese uso no tiene sentido alguno. No podemos utilizar el conocimiento para indagar u observar lo que somos porque eso sería como ponerse unas gafas de colores para ver un paisaje.

Dejemos al conocimiento en su lugar y vayamos más allá del conocimiento percibiendo lo que somos sin complejos, sin ideas, sin barreras, sin conocimientos, y es ahí, desde esa comprensión de lo conocido, desde donde surge esa esencia que es la libertad.


8 comentarios:

  1. Buscar responsables a nuestro actos, pensamientos, etc., más allá de nosotros mismos es "dejar la pelota en tejado ajeno".
    Así pensamos muchas veces:
    "Como en el mundo hay maldad, yo no soy responsable de lo que le hago o digo al vecino..."
    o me han criado así, o es la culpa de la sociedad, de la religión, de los políticos, de mi pasado, del dinero, o de las patatas alucinógenas..."
    Nos molesta ( y es normal) el que haya guerras, enfrentamientos, etc., pero no miramos nuestros propios actos, reacciones, o frustracciones ,que cargamos a otros con reacciones de ira, odio, envidia, etc.
    Nos creemos el centro del mundo, cuando primero tendriamos que mirar dentro de nosotros mismos, y liberar, como bien dices, muchos conocimientos, así como el pasado, pre-juicios, conceptos, suposiciones, sentido de ser más que los demás, etc. etc.
    El Ego siempre busca algo a lo que agarrarse, en este caso, el "mal" de los demás.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Hola Mª Carmen,

    Como bien dices tenemos muchas formas de escapar para no hacer frente a lo que somos nosotros mismos y de esa forma evitamos nuestra responsabilidad con todo.

    Sería más honesto admitir nuestra responsabilidad y expresar nuestra impotencia de no saber como cambiar que hechar la culpa a los emigrantes, a los nazis, a los políticos, a las fuerzas del mal, a las mujeres, a la sociedad o incluso a Dios.

    No somos conscientes que nuestra libertad comienza cuando podemos observarnos tal cual somos.

    Un abrazo y gracias Mª Carmen por este comentario tan bello.

    ResponderEliminar
  3. Vivimos instalados en el "salvese quién pueda", ese miedo que nos invade cada vez que creemos que algo nos amenaza, nos mantiene atados a niveles muy bajos de conciencia. Sabemos que todo lo que merece la pena como el crecimiento o la evolución requiere de atención constante y de toda nuestra pasión en ello. No queremos saber nada, que no tenga que ver, con el placer como único fin, el botellón, pasarlo bién, el culto al cuerpo etc. Yo no se si los psicópatas son responsables de algo, lo que si sé es que yo soy responsable de mi y de mi actitud frente a la vida y el resto de mis hermanos, los seres humanos, incluyendo a los psicopatas.

    Cuanto morbo nos da eso de "las fuerzas oscuras" que dominan y ejercen su influencia entre nosotros. Se da un encuentro entre personas que tienen la oportunidad de hablar para permitir que la verdad se muestre y en lugar de eso parece que tiene más fuerza un argumento que recuerda más a los campamentos de verano de adolescentes reunidos entorno al fuego o a los cuentos de los niños donde el mal estaba perfectamente localizado en la bruja mala y el bien en la bella princesa. Yo siento que lo que entendemos como "el mal" no es algo tan maniqueo, creo que es algo que se diluye en nosotros con suma facilidad y que es nuestra responsabilidad permanecer atentos y saber quién es mi marido o mi vecino o a que político voto. Es posible que descubra, que no me importa cual es su grado de maldad siempre que yo tenga energía para la calefacción, agua corriente en el grifo o comida hasta la saciedad, quizas me de cuenta que no me importa como es mi marido siempre que me respete en público y me permita vivir en esa casa que tanto me gusta....... ¿Realmente somos seres tan inocentes, pobres victimas en manos de algo que nos supera?

    ResponderEliminar
  4. Gracias Goyo! Has dado en la diana en lo referente a Esencia y Libertad...

    Un abrazo cósmico!

    ResponderEliminar
  5. Hola Inma,

    Es sorprendente lo que expresas... sobretodo eso de que es posible que descubra el grado de maldad de mi compañero y no me importe mientras yo esté consiguiendo mis intereses.

    Yo creo que no somos tan inocentes como pensamos y que nuestra vida está regida por la ignorancia.

    Un abrazo y no dejes de hablar!!!

    ResponderEliminar
  6. Hola Gorka,

    Gracias a ti por visitarnos. Eso que dices me hace sentir que la palabra esencia también tiene ese sentido de la pureza.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Mientras uno no ve su propia oscuridad junto a la maldad que comparte con el colectivo humano al cual pertenece y lo asume, solo le queda verlo fuera señalándolo con el dedo índice acusador. por eso sin autoconocimiento nunca habrá paz y equilibrio. El Mal y el malo siempre es el otro. La oscuridad esta afuera y yo soy una pobre victima.....

    Juan_ma

    ResponderEliminar
  8. Hola Juan Ma,

    Ciertamente Juan Ma. como bien dices necesitamos ver nuestra propia oscuridad y necesitamos autoconocimiento para encontrar esa paz y equilibrio que señalas.

    Gracias por ese comentario tan claro y preciso.

    Un cariñoso abrazo.

    ResponderEliminar