lunes, 20 de enero de 2014

¿Estamos en comunicación con la vida?


No sé hasta qué punto realmente hay comunicación entre los seres humanos, entre el padre y el hijo, entre dos amigos, entre ese viejito y su cuidadora, entre esa persona que trata de hacer una gestión en ventanilla y el funcionario, entre el policía y el preso, entre el médico y su paciente, entre hermanos, entre el marido y su esposa.

Creo que en principio aprendemos a comunicarnos para cubrir nuestras necesidades físicas y más tarde lo hacemos para expresar lo que queremos,  sobre todo para aprender y obtener un mayor conocimiento y adquirir capacidades, destrezas, habilidades e incluso actitudes. También aprendemos a comunicarnos para hablar de nosotros mismos, para defendernos, para mantener nuestra imagen e incluso para conseguir nuestros deseos, llegar a acuerdos satisfactorios, hacer negocios, adquirir oportunidades y toda una amalgama de motivos que nos induce a comunicarnos como un medio para conseguir un fin personal.

Sin embargo hay un aspecto de la comunicación que quizás no hemos aprendido y que puede ser profundamente importante para vivir. Me refiero a esa comunicación que hace que dos personas se encuentren en un espacio común donde no hay separación alguna, donde uno pierde el sentido individual y entra a formar parte de un sentido amplio de la relación.

Donde hay verdadera comunicación hay afecto y crecimiento mutuo. El afecto no es algo sentimental ni emocional. El afecto surge en la escucha, en la comprensión de que no somos diferentes del otro y que los problemas del otro son nuestros propios problemas.

¿Qué hace que dos seres humanos no se comuniquen? Las personas podemos pasarnos la vida hablando con los demás y sin embargo no estar nunca en comunicación con ellas, es decir puede ser que esos diálogos que mantenemos con los demás nos mantengan aislados como seres egocéntricos. Veamos algún ejemplo:

Cuando alguien nos dice que se encuentra mal por lo que otra persona haya hecho y nosotros le decimos que no se lo tome a mal, que la otra persona es así con todo el mundo, que hay que aprender a evitar los enfrentamientos y que hay que aprender a ser diplomático, ¿estamos realmente comunicándonos? Ciertamente no hay comunicación porque para empezar hemos negado a la otra persona al decirle: que no se lo tome a mal.

Hay muchas formas de negar a los demás, una de ellas es decirles que no se sientan como se sienten o que no hagan lo que hacen o que piensen de otra forma a cómo piensan, otra de ellas es dar consejos y otra de ellas es juzgarlas o compararlas. Cuando expresamos estas ideas lo que demuestra es que no estamos en comunicación con lo que la otra persona nos está diciendo. Para que haya comunicación hemos de aceptar a la otra persona tal y como es, tal y como se expresa o se siente, de esa forma no estamos separados de esa persona y podemos comunicar con ella, comprender que lo que le ocurre es algo compartido por ambos y que en el fondo a ti también te sucede lo mismo.

Si una persona me dice que se siente mal por lo que otra persona haya hecho, yo le puedo preguntar si lo que nos hace sentir mal es lo que hacen los demás o lo que pensamos al respecto de lo que hacen los demás. Y de esa forma surge un dialogo o una comunicación donde ambos podemos aprender sobre ese problema común que es nuestro pensamiento condicionante y su influencia en nuestro estado emocional.

Para que haya comunicación entre dos seres humanos ha de haber interés del uno por el otro, es decir uno ha de tener una actitud realmente interesada por saber cómo se siente o como piensa la otra persona.

Otra forma de negar la comunicación es cuando nos ponemos en el lugar del otro y decimos: si yo estuviera en tu lugar haría tal o cual cosa. Esa situación es absurda porque uno nunca puede estar en el lugar del otro y en realidad no estamos escuchando al otro sino que estamos aprovechando la situación del otro para hablar de nosotros mismos, con lo cual en lugar de ponernos en la situación del otro lo que hacemos es poner al otro en nuestra situación.

No puede haber comunicación cuando hay timidez o cuando hay barreras psicológicas que impiden el contacto directo con la otra persona. Los temores, los prejuicios, los deseos, son barreras que impiden la comunicación porque nos mantienen separados del otro. Por ejemplo: si estamos dialogando con una persona de conocimiento (científico, psicológico, filosófico, religioso, espiritual, astral, o lo que sea), alguien que se ha pasado gran parte de su vida estudiando y al escucharle sentimos que es una persona envidiable de la que podemos aprender mucho y a la vez nos vemos como personas inferiores, eso no solo impide la comunicación y entrar en contacto con el ser humano que es el otro sino que vamos a ser influenciados dogmáticamente por el conocimiento de la otra persona.

De la misma forma si tenemos un deseo hacia la otra persona, bien sea porque queremos ligar o tenemos una intención al respecto de la relación, eso va a impedir la verdadera comunicación porque el dialogo lo conducirán el intento de conseguir dichos deseos o intenciones. Esto se ve con bastante claridad cuando dos personas que están en ese proceso de enamorarse dialogan intentando impresionarse mutuamente y sintiéndose permisivos con cualquier asunto que no pueda gustarles de la otra persona.

Tampoco hay comunicación cuando las personas hablan pero no se escuchan o hablan pero siempre están repitiendo asuntos triviales y superficiales. Es bastante normal escuchar conversaciones donde cada cual espera su turno de palabra para hablar de sí mismo, de sus circunstancias, de lo que piensa, mientras el otro también espera su turno de palabra para hacer lo mismo. Y también es bastante habitual que las personas hablemos sobre futbol, política, programas de televisión, entretenimientos, compras, hijos, esposos o ex esposos para expresar lo que nos gusta o lo que nos disgusta y de esa forma reafirmar aún más nuestra falta de comunicación.

La comunicación está relacionada con entrar en contacto con el ser interior de las personas. De la misma forma perdemos la comunicación con nosotros mismos cuando nos pasamos la vida hablando del pasado, cuando no aprovechamos la oportunidad que nos dan los demás para conocernos, cuando no aceptamos a los demás tal y como son, cuando damos consejos, cuando nos ponemos en lugar del otro, cuando tenemos prejuicios o cuando nos comparamos.

Comunicar es entrar en contacto con el otro desde la percepción y nunca desde el conocimiento. El conocimiento es útil para articular palabras pero no para comunicar.

Se pueden poner una infinidad de ejemplos sobre lo que es entrar en contacto y comenzar a comunicar con el otro, pero no podemos confundir los ejemplos con una forma de conocimiento psicológico. Por ejemplo si observamos que una persona al hablar juzga, critica, opina, o se resiste o niega sobre lo que está hablando, eso significa que dicha persona está psicológicamente separado de lo que está hablando, es decir se encuentra en conflicto con ello y desde ese conflicto no existe relación alguna. Juzgar o criticar también es un signo de auto represión.

Si observamos que una persona está sintiendo emociones (miedo, tristeza, dolor, ansiedad, etc.), eso significa que su propio pensamiento y la manera que tiene de interpretar los sucesos están creando esas emociones.

Si una persona expresa miedo, eso significa que dicha persona se cree en posesión de algo que puede perder. En realidad ese sentido de posesión es imaginario. Uno puede tener la idea de posesión de una imagen propia o de la imagen de un hijo y sentir miedo al ser insultado o al pasarle algún contratiempo a su hijo.

Si una persona sufre, eso significa que dicha persona ha perdido algo cuya relación era de apego, de dependencia, y su sufrimiento no es más un signo de haber perdido lo que le producía satisfacción o placer.

Si una persona se muestra ilusionada, eso significa que dicha persona huye de sí misma y espera encontrar en el logro de su ilusión su propia insatisfacción.

Si cuando dialogamos con otras personas entramos en ese sentimiento de comunicación en el que escuchamos sin esfuerzo alguno, en el que observamos de donde surgen las palabras y las emociones, en el que no nos sentimos separados, en el que cuestionamos con cuidado, entonces de esa comunicación surgirá la acción correcta, el dialogo que permita conectar con la otra persona con afecto y seriedad.

Difícilmente podemos comunicar con alguien si en principio no conocemos o no hemos sido capaces de comunicar con nosotros mismos.

Algo que no nos permite estar en comunicación con nosotros mismos son nuestras propias creencias. Necesitamos creencias cuando huimos de lo que nos pasa, cuando no somos capaces de hacer frente a lo que nos sucede y entonces ponemos nuestra ilusión en ellas pensando que algún día superaremos lo que nos pasa y alcanzaremos una realidad diferente. Por tanto la creencia es una forma de escape de lo que nos pasa y por esa razón perdemos la comunicación con nuestro propio ser.

Si me siento mal porque me considero un ignorante, o me siento desvalorado cuando me comparo con los conocimientos que tienen los demás, entonces busco una creencia que sustituya dichos conocimientos y acabe con mi malestar o baja autoestima. Esa creencia puede ser el tarot, la astrología, los registros akásicos, o cualquier otra creencia que nos convierta en seres con conocimientos capaces de aconsejar o de afectar a otras personas. Al final nos convertimos justamente en lo que tratábamos de solucionar, es decir nos convertimos en seres verdaderamente ignorantes y con muy escaso valor humano.

Comunicar con uno mismo es algo muy importante. Sin estar en comunicación o estando desconectados de nosotros mismos nos convertimos en seres mecánicos, autómatas, que poco a poco van enfermándose con su propia forma de pensar, de sentir y de vivir.

Para comunicar con nosotros mismos hemos de dejar a un lado cualquier imagen o idea que tengamos de nosotros, hemos de escucharnos, observar lo que sentimos o lo que pensamos sin justificarlo, condenarlo o juzgarlo, y aprender acerca de nuestra  forma de pensar o de sentir, y de esa manera estaremos comunicándonos con nosotros mismos al observar y conectar con lo que realmente somos.

¿Por qué no comunicamos con nosotros mismos? ¿No será que no comunicamos porque huimos de nosotros mismos, porque no queremos conocernos, porque no queremos saber quiénes somos en realidad, porque en el fondo quienes dirigen nuestra vida no son más que unas ideas artificiales que nos han impuesto y que ellas mismas no van a permitir ser observadas?

Es curioso pero, son nuestras propias ideas, creencias, prejuicios, valores, los que no permiten que nos conozcamos, que nos comuniquemos con nosotros mismos porque si descubrimos como somos entonces esas ideas acabaran por desaparecer de nuestras vidas, ya que nos daremos cuenta que en lugar de ayudarnos a vivir lo que hacen es convertirnos en esclavos suyos.

Descubramos que hay detrás de nuestra falta de comunicación con los demás y con nosotros mismos. Aprendamos a comunicarnos, desarrollemos esa capacidad que subyace en nuestro ser que es la observación y entremos en contacto con las demás personas de nuestro entorno, con los animales, con las plantas, y con esa inmensa naturaleza donde se guardan todos los misterios de la vida.

Cuando dos personas comunican entran en comunión, en armonía, y eso da lugar a un sentimiento extraordinario de inmensa y profunda unidad.

También existe esa comunicación con lo sencillo, con lo que nadie mira, con lo que pasa desapercibido, con las sombras y las luces, con los sonidos, con el resentir de la vida, con lo más lejano y con lo más cercano, con el silencio, con ese silencio donde nace la verdad y da vida al amor.





6 comentarios:

  1. Otra mirada:
    Mediante la comunicación es como las personas podemos interactuar en el mundo, somos seres que solo podemos existir relacionándonos, la comunicación es la clave del entramado social, viendo su significado etimológico desde el latín, quiere decir “compartir algo o poner en común”. Quizá por la forma de comunicación que la sociedad humana ha desarrollado es que somos testigos o protagonistas de innumerables conflictos y sufrimiento social. Hay muchos datos en la historia humana que documentan que hasta simples frases en un momento determinado han sido motivo de desatar guerras, muerte, separaciones, destierros, etc. La comunicación estructurada en medios, se ha convertido en un poder social por la influencia definitiva en movilizar opinión y acciones de masas. Por otro lado la comunicación en los humanos es una actividad inherente a la actividad psíquica que involucra al pensamiento, el lenguaje y las capacidades psicosociales de relación, por lo mismo está determinada por la carga que cada persona trae a la hora de intercambiar o compartir algo con otro.
    ¿Qué hace que dos seres humanos no se comuniquen?
    La realidad de dos seres humanos que pretenden comunicarse siempre es el reflejo de lo que cada uno vivencia a nivel personal y lleva al escenario de la relación, en ese sentido si la comunicación no se logra o se bloquea en algún momento, será porque hay una pugna de egos proyectando el lado oscuro del inconsciente de cada uno, sin excepción, ambos comparten la responsabilidad de la imposibilidad de comunicarse, porque son imagen de la totalidad, no hay uno que tiene más peso en la incomunicación que el otro. Ambos ponen en fase sus propias creencias e inconscientes personales, sus propios juicios y temores. La comunicación puede cerrarse frecuentemente por posturas de inflexibilidad mental e intolerancia, las personas a veces se niegan a aceptar puntos de vista distintos al propio, uno u otro se cierra en su idea y cree que ésta es más acertada o “verdadera”. Entre otras cosas también puede influir la ausencia de sinceridad en las relaciones, no atreverse a decir lo que realmente sentimos o pensamos. Resultado, es que así vamos por la vida abriendo y cerrándonos a la comunicación, al compartir, siendo repetidores del esquema vigente de nuestra sociedad humana conflictiva, quizá inmadura aún, donde la comunicación es vertical, refleja la búsqueda del poder y la dominación de unos sobre otros, actualmente, muy poca comunicación horizontal existe, nadie quiere ceder o aceptar la mirada de la realidad diferente a la de uno, ni reconocer los lenguajes distintos al propio.
    Saludos


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    1. La cuestión que se suscita a raíz de tu respuesta es sí al hacerlo has entrado en comunicación conmigo o si lo que has hecho ha sido comunicarte a ti mismo. De la misma forma hay que preguntarse si yo mismo al contestar tu respuesta entro en comunicación contigo o lo que estoy haciendo es una expresión de mi ego o una reacción del mismo.

      Como tu muy bien dices ´la realidad de dos seres humanos que pretenden comunicarse siempre es el reflejo de lo que cada uno vivencia a nivel personal y lleva al escenario de la relación, en ese sentido si la comunicación no se logra o se bloquea en algún momento, será porque hay una pugna de egos proyectando el lado oscuro del inconsciente de cada uno, sin excepción´. Sin embargo es necesario decir que por mucho que pretendamos comunicarnos no lo vamos a conseguir porque entrar contacto con el otro no es una cuestión de la voluntad sino de la escucha, de la percepción. De la misma forma si lo que llevamos a la relación son nuestras vivencias personales, es decir nuestro ego, entonces la comunicación que se da es desde el propio ego con su deseo de reforzar su imagen y de conseguir sus deseos, y por esa razón no existe relación sino personas aisladas en su yo personal. Diferente sería que las personas comenzaran dándose cuenta que sus yos personales son un mismo yo, un mismo ego, entonces la comunicación se basaría en compartir ese mismo yo, cuestionarlo…..de lo contrario poco pueden compartir.

      Para que haya verdadera comunicación uno ha de dejar a un lado el ego, olvidarse por un rato de sí mismo, escuchar a la otra persona e interesarse por lo que expresa. En ese momento no sirve de nada comunicar nuestras opiniones o vivencias, porque de lo que se trata es de entrar en contacto con la otra persona y para eso uno ha de entregarse psicológicamente al otro y poner toda la atención para tocarle el corazón y las neuronas del cerebro.

      Aunque esto parezca de locos, la comunicación que se habla, en esta entrada del blog, no pertenece al campo de lo conocido, no es algo que conozcamos, y ni siquiera en conocible. Pero es algo que puede ser descubierto y que puede ocurrir, aunque tienen la cualidad de no poder ser agarrado. Cada ser humano puede encontrar esta conexión con los demás y para ello no es necesario que los demás entren en conexión con él.

      Gracias por esa otra mirada que siempre hace observar las cosas con mayor amplitud. Saludos

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  2. La mejor comunicación es un enorme abrazo!

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    1. Quizás para ti la mejor comunicación es un enorme abrazo, pero puede ser que para otras personas un abrazo tenga diferentes significados. Un abrazo puede ser en principio una muestra de afecto, de cariño, de aprecio, pero puede que en ese acto no haya ninguna comunicación de la que estamos hablando.

      Hoy en día hay mucha moda y afición en esto de abrazarse, como si en el acto de juntar los cuerpos hubiera cierta sensación de agrado, de desahogo, de bajar la guardia, de soltar tensiones, y eso lo que demuestra es que nos sentimos tan aislados con nuestro maravilloso yo que apenas tenemos comunicación o relación con nadie ni con nada.

      Incluso hasta las personas que se odian se abrazan convirtiendo el abrazo en un acto hipócrita.

      Abrazarnos no va a solucionar nuestro aislamiento, es más bien un desahogo, lo que nos va a permitir estar en contacto con la vida es descubrir lo que es la verdadera comunicación, algo de lo que se reflexiona en esta página del blog.

      Con afecto, un abrazo.

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  3. Cuando respondo a lo que expresas, en este caso la comunicación entre las personas, lo que está en acción es el pensamiento, es la reacción de mi mente y de la tuya la que produce nuestras percepciones respecto al tema en cuestión. Estoy siguiendo la naturaleza de mi mente que es producir pensamientos porque esa es su función, entonces sí estoy comunicándome desde la reacción de mi ego, soy totalmente consciente de él, pero en este caso este está al servicio del compartir, no desde la auto gratificación personal, o la intención egocéntrica de tener la razón, al leer lo que escribes y responder mi intención es justamente comunicar algo. Igual proceso se puede pensar que haces tú al promover temas como este en esta página.
    En ese sentido, para comunicarse podríamos decir que no haría falta olvidarse de uno o del ego sino mas bien hacerlo siendo conscientes de cada uno en su totalidad y sabiendo que lo que cada quien diga será el reflejo del otro (incluyendo sus vivencias que son imágenes del ego), si uno ve así la cosa, comunicarse reconociéndose totalmente, no sería una charla desde la lucha de egos por tener la razón de nada sino que la comunicación se daría desde la conexión con la consciencia interior de cada quien, es decir desde la unidad que es neutralidad, sin juicio ni condena. Si los humanos nos comunicaríamos desde ese nivel de consciencia, como bien dices arriba, se haría desde la escucha, se le podría añadir desde el diálogo horizontal y la aceptación, así podríamos contribuir a lo que haces alusión más abajo, que no creo sea de locos, todo lo contrario, encontrar la conexión con el todo. La comunicación así es un modo de despertarse y en ese caso el ego, sus creencias y apegos no podría tener mando ninguno y por lo tanto la comunicación no sería dramática o conflictiva, sería creativa y para la vida.

    Gracias por promover el compartir, un abrazo

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  4. Unicamente quisiera añadir a lo que has dicho que uno mismo no puede decir o sentir que es consciente totalmente de su ego, porque eso sería como decir que uno es consciente totalmente de su incosciente. Por esa razón un ser humano que es serio siempre se andará con mucho cuidado de lo que dice y además sabrá de antemano que el inconsciente es el que lleva la batuta de su expresión. A partir de ahí es cuando la atención tiene un sentido real en la comunicación.

    Gracias por compartir, un abrazo.

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