martes, 3 de junio de 2014

Los conflictos psicológicos nos crean problemas


A veces uno se dice a si mismo que si los seres humanos supiéramos solucionar los problemas que nos van surgiendo en la vida cotidiana, quizás viviríamos realmente felices y en armonía unos con otros.

Sin embargo uno piensa que la infelicidad o la falta de armonía que reina entre las personas no son a causa de los problemas, que en si mismo tendrán una solución u otra, sino que es a causa de los conflictos psicológicos internos que tenemos cada uno de nosotros, que difícilmente tienen ninguna solución salvo comprenderlos.

Un problema es un reto que surge y que requiere una respuesta. La respuesta estará en sintonía con el problema si hemos sido capaces en primer lugar de comprender el problema y en segundo lugar en tomar medidas de acuerdo a dicha comprensión.

La mayoría de los problemas que aparecen en la cotidianidad de la vida diaria se solucionan de forma inmediata aplicando el conocimiento o la experiencia que tenemos.

Pero no todos los problemas se pueden solucionar aplicando nuestro conocimiento o experiencia, sobre todo cuando la causa de dichos problemas ha sido nuestro propio conocimiento o experiencia.

¿Cómo podemos solucionar, con nuestra experiencia, un problema creado por nuestra experiencia? En estos casos no es que tengamos un problema sino más bien lo que tenemos es un conflicto psicológico interno.

Un conflicto psicológico es cuando negamos algo que es o cuando creemos en algo que no es. Por esa razón un conflicto psicológico nos va a estar creando problemas toda la vida mientras no lo resolvamos porque es una visión de la realidad fragmentada en dos partes que están en oposición, que se niegan una a la otra.

Los seres humanos a través del tiempo hemos creado conflictos de los que surgen una infinidad de problemas y que por mucho que intentemos tomar medidas para solucionarlos siempre seguirán apareciendo nuevos problemas porque lo primero que hay que resolver es el conflicto.

Un ejemplo de claro conflicto de la humanidad es que no aceptamos la muerte. La cultura nos ha transmitido que la muerte es lo peor que nos puede pasar y nos pasamos la vida protegiéndonos y luchando porque eso no ocurra o que ocurra lo más tarde posible y que al menos la vida que vivamos sea lo más placentera posible. El conflicto es que no aceptamos la muerte y al no aceptarla todo aquello que hacemos para evitarla nos crea problemas y además finalmente sufrimos porque inevitablemente la muerte aparece.

¿Cómo es posible que los seres humanos no aceptemos la muerte cuando la muerte es parte de nuestra naturaleza? Aceptar la muerte no quiere decir que estemos a favor del suicidio colectivo, sino que la muerte no es un problema, el problema es vivir cuando no aceptamos la muerte.

Al no aceptar la muerte, vivimos en el apego, en la posesión, obteniendo placer en ello, y eso nos crea miedo a perder lo que tenemos y finalmente sufrimos cuando lo perdemos. Es una vida algo estúpida, pues si aceptamos la muerte como algo natural solucionamos el conflicto y entonces vida y muerte son una misma cosa, como un movimiento en la naturaleza, y de esa forma ya no necesitamos apegarnos a nada, ni poseer nada psicológicamente y entonces ya no tendremos esos miedos y esos sufrimientos personales.

Además ¿Cómo es posible que no aceptemos la muerte y luego se nos dé tan bien matar, matar millones de animales y peces para comer, matarnos unos a otros e incluso matar a nuestra familia? Los conflictos conllevan vivir en contradicción.

¿Quién no tiene problemas en su vida, en la vida diaria? Necesitamos darnos cuenta si el origen de esos problemas son nuestros conflictos internos o simplemente son problemas.

Cuando tenemos catalogada la vida en lo que está bien y en lo que está mal, psicológicamente hablando, entonces ya podemos decir que nuestra vida está llena de conflictos, porque cualquier cosa que nos suceda la vamos a aceptar o rechazar según nuestros valores de bien o mal.

Si planificamos nuestra vida para que todo nos vaya bien y nos sucedan la mayoría de cosas en nuestro beneficio y provecho, cada vez que eso no ocurra vamos a tener un problema, pero en realidad el problema que surja no es más que una expresión de nuestro conflicto de querer que el futuro sea de una forma concreta cuando el futuro por su naturaleza es impreciso.

Cuando una pareja nos deja, nos llenamos de dolor y odio, porque manteníamos una relación de apego, de dependencia, y como pensábamos que todo iba a ser de color de rosas, lo cual es un conflicto, cuando nos dejan se nos hunde el mundo y somos capaces incluso de matar. Pero si no tuviéramos una preconcepción de las cosas, no nos abandonaríamos en la relación y cuando alguien nos deja no lo tomaríamos de forma personal y además nos daríamos cuenta que se abren una infinidad de posibilidades de vivir algo nuevo, lo cual no deja de ser extraordinario.

Nos da rabia que las cosas no sucedan como esperamos, nos resistimos a los problemas, luchamos porque las cosas sean diferentes a como son, no aceptamos y repudiamos lo que no nos gusta, juzgamos, comparamos, criticamos, nos apegamos, deseamos, estos son algunos de los síntomas de nuestro conflicto interior.

Mientras no resolvamos nuestros conflictos internos, nuestra vida será como una fuente de problemas y no nos daremos cuenta que dichos problemas tienen su causa en nosotros mismos.

Los conflictos y los problemas van juntos de la mano. Si aprendemos a ver nuestros conflictos internos y comprendemos su naturaleza ilusoria, los conflictos desaparecerán y con ellos desaparecerán todos nuestros problemas pasados, presentes y futuros.



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