jueves, 29 de mayo de 2014

El deseo psicológico de lograr


Nos pasamos la vida deseando, queriendo lograr fines, y esos fines son los intereses o motivos que permiten relacionarnos con el mundo e ir tras nuestras metas.

Quizás el deseo básico de todo ser humano es el de sobrevivir, poder comer, obtener abrigo y relacionarse. Sin embargo cuando nuestro nivel de supervivencia física se ve satisfecho es cuando comenzamos a proyectar otro tipo de necesidades psicológicas que le den un mayor contenido y significación a nuestra vida.

Lo cierto es que estamos tan enredados en nuestras propias proyecciones que apenas si nos damos cuenta del engaño que suponen todos esos deseos de logro.

Normalmente los fines que deseamos son maravillosos, llenos de agrado y satisfacción, y creemos que a través de ellos conseguiremos estar más seguros y ser más felices.

Asemejamos la seguridad o la felicidad a sensaciones y de esa forma nuestros deseos se dirigen a lograr objetos, propiedades, personas, situaciones, que nos hagan sentir dichas sensaciones. Pero ¿es la seguridad o la felicidad una sensación? Si dijéramos que la felicidad es una sensación de alegría o de satisfacción nos estaríamos engañando.

¿Es la seguridad, la felicidad, la humildad o el amor un estado consciente? Para reconocer esos estados antes hay que conocerlos y algo que se conoce, que pertenece al campo del conocimiento, no puede ser el amor o la felicidad.

Cuando deseamos un estado de felicidad lo que surge en nuestra vida es un estado de infelicidad, un estado de carencia, que es difícil de resolver pues encontremos los estados que encontremos siempre serán efímeros, solo duraran un breve momento, y por lo tanto, deseando la felicidad, estamos abocados a sentirnos carentes e infelices el resto de nuestra vida con pequeños destellos de satisfacción.

Cuando deseamos el amor, negamos el amor. Cuando deseamos la humildad, negamos la humildad. Cuando deseamos no ser egoístas, potenciamos nuestro egoísmo. Lo que es, lo que sucede, no es necesario que sea deseado porque está al alcance de la mano y lo que no es, aquello que no sucede, sencillamente es una estupidez perseguirlo.

¿Qué es lo que nos hace desear psicológicamente cualquier cosa? Si vemos a una persona conduciendo una limusina puede que surja en nosotros el deseo de tener una limusina porque creemos que está asociada a bienestar, felicidad y placeres. Lo cierto es que nosotros no sabemos realmente si la limusina está asociada a una vida de bienestar o si por el contrario está asociada a una vida de insensibilidad, infelicidad y ausente de amor. Como no lo sabemos ¿Qué necesidad tenemos de desear la limusina?

También existe la creencia que nuestro malestar, descontento o inseguridad se debe a nuestra falta de dinero y por eso deseamos o envidiamos todo aquello que signifique dinero, de tal forma que obteniendo riqueza conseguiremos estar a gusto con nosotros mismos. Todo lo cual es falso pues nuestro descontento, malestar o inseguridad se debe a nuestra forma de pensar y de interpretar nuestra situación personal. De hecho una persona pobre puede sentirse bastante más contenta y segura que una persona rica.

La sociedad nos alienta a conseguir y a lograr para sentirnos bien. La cultura fomenta que podemos llegar a ser lo que deseemos a través de nuestros logros, pero lo cierto es que somos lo que somos y no podemos ser otra cosa que lo que somos y que nuestros sentimientos no dependen tanto de lo que conseguimos sino más bien de si sabemos pensar o no.

En esta vida no hay mayor experiencia que la que tenemos delante de nuestros ojos, que esa que estamos viviendo, sea ella como fuere. La cuestión es si somos capaces de experimentarla en profundidad o si solo pasamos por ella superficialmente sin ni siquiera darnos cuenta de la misma.

En esta vida no hay mayor riqueza que uno mismo y sin embargo la despreciamos al no darnos cuenta de su existencia, belleza y misterio.

Por consiguiente los seres humanos hemos de comprender que esa actitud condicionada de estar continuamente deseando cuestiones psicológicas nos produce vivir en contradicción y solo nos trae su opuesto. Lo realmente cuestionable es ver si podemos aprender a relacionarnos con lo que tenemos delante de los ojos, con lo que está sucediendo en cada instante, sin necesidad de buscar nada, y es entonces cuando la comprensión de lo que es nos liberará de la dualidad de los deseos.

3 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Un abrazo, apreciado y entrañable amigo. Cuanto he disfrutado de caminar juntos en Segovia por ese sendero que es el conocimiento de uno mismo.

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  2. Dormir temprano me hace bien, en todo caso es bueno, pero hay estímulos, tareas, etc. Quiero dormir temprano porque se que eso es bueno para mi, es mejor así, pero me cuesta. Será que el habito se hizo fuerte, entonces surge la pregunta como hago para cambiar, es decir quiero acostarme temprano a dormir, eso implica un cambio, eso implica cambiar. Ahora me pregunto porque me pregunto como cambiar?, es una pregunta valida? o es otro habito impuesto por la sociedad el buscar sentirnos insatisfechos y querer "cambiar". como fuere deseo dormir temprano, en vez de querer cambiar debería vivir intensamente el momento del desvelo? tiene sentido darme cuenta que quiero estar dormido y mi cuerpo quiere descansar y no le dejo, pero igual me parece valida la pregunta ¿Cuál es la mejor forma para cambiar? encontrar esa respuesta me parecería útil. ¿es este el enfoque correcto? saludos.

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