viernes, 30 de mayo de 2014

La verdad no puede comprarse


Me pregunto si acaso los seres humanos nos damos cuenta del valor y del significado de nuestra existencia.

No cabe duda que dentro del universo somos una particularidad que se muestra como seres vivos y aunque prácticamente todo nuestra estructura se componga de materia y espacio, la forma de organizarse hace que la vida se muestre con una infinidad de formas bellas y misteriosas.

Nosotros no hemos sido quienes han creado la vida. Da la sensación como si la vida hubiera sido creada por la propia materia, pero ¿Cómo es que la materia ha creado la vida? ¿Acaso la materia tiene alguna inteligencia capaz de organizarse para crear la vida o es la vida producto del azar, de la casualidad?

Sea lo que sea que ha creado la vida ha de ser inteligente. Por lo tanto o la materia tiene en esencia inteligencia o es la casualidad la que ha de tener alguna inteligencia.

¿Qué es la casualidad? Conceptualmente la casualidad es algo que no tiene causa, es en sí mismo su propio principio y su propio fin en un movimiento eterno. Si bien el mundo físico parece que atiende enteramente a la ley de causa y efecto, pudiera ser que estuviéramos a la vez en una dimensión donde se estuviera dando la ley de la casualidad, donde puede suceder cualquier acontecimiento por muy ilógico que resulte y quizás la vida es uno de esos acontecimientos en donde la razón no tiene acceso.

Por otra parte ¿Qué es la materia? Indudablemente la materia es espacio, pero ¿habrá algo en ese espacio? Si pudiéramos profundizar más y más en ese espacio seguramente encontraríamos más espacio, un espacio tan grande como el universo donde ocurren sucesos energéticos a modo de cargas danzando en el vacío de la existencia.

Es curioso pero al ser humano en general ni le gusta el espacio, ya que está continuamente huyendo de su propio vacío, ni le gusta la casualidad porque su mente lógica se basa en lograr lo que a priori planeo.

Eso hace pensar que la lógica o la mentalidad de los seres humanos tiene poco de inteligencia y que con la lógica no vamos a llegar muy lejos. ¿Cómo puede un ser que es ignorante volverse inteligente o que ha de suceder para que los seres humanos actuemos con inteligencia, con esa inteligencia que nos ha creado?

Para empezar un ser humano que se ha dado cuenta de que haga lo que haga, planee lo que planee, consiga lo que consiga, es inútil para encontrar el valor y el significado de su existencia, lo primero que hace es pararse mentalmente, psicológicamente dejar de contribuir o colaborar con cualquiera de las películas y batallas que hemos creado, y lo segundo que hace es sostener o mantener su vida de la forma más sencilla posible, de tal manera que le permita observar y hacerse consciente de lo que es.

Lo que es, lo que sucede en cada instante, no es algo concreto ni fijo, basta con que lo observemos detenidamente para que ello cambie y se convierta en otra cosa, en otro suceso, en otra energía. Observar lo que es adquiere un significado extraordinario cuando la observación penetra en el movimiento de lo que es y descubre su naturaleza última, y es entonces cuando surge el silencio de la verdad.

Los seres humanos andamos siempre comprando y de hecho a lo largo de nuestra vida compramos de todo, pero lo que no podemos comprar es la verdad, ni siquiera una pizca de su belleza.

Podemos hacer todo tipo de cursos, leer infinidad de libros, convivir con los más famosos filósofos o maestros, y nada de ello hará que nos conozcamos a nosotros mismos, que comprendamos la naturaleza de nuestros pensamientos y de nuestros sentimientos, porque el conocimiento de uno mismo no es conocimiento que se pueda comprar, es más bien el camino de dejar lo que uno es para encontrarse con ese espacio infinito que hay en cada poro de nuestra piel y permitir que esa alocada ley de la casualidad inunde tu conciencia.

De la misma forma que necesitamos al universo para existir también el universo nos necesita a nosotros para su propia existencia, porque ambos somos un espacio donde se danza en el vacío de la casualidad y del amor.

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