Vivimos en un mundo fragmentado, partido en trocitos, con unas naciones presionando sobre otras por intereses económicos, cada una con problemas internos tratando de dividir aún más si cabe el territorio, con enormes problemas sociales y en donde, por último, se encuentra la propia gente con sus ansiedades, frustraciones, eternos conflictos entre familiares, depresiones y con un sufrimiento insostenible. Sin lugar a dudas, la única solución a todos nuestros problemas sería crear un mundo unido.
Cuando dos personas están enfrentadas, cada una pensando de la otra de todo menos cosas bonitas, ello les hace vivir en un conflicto que solo crea problema tras problema a sí mismas y a su alrededor. La solución pasa inexcusablemente porque esas personas se unan, o al menos una de ellas se una a la otra en el acto de comprenderla.
Unirse a otro no es más que comprender que uno es psicológicamente el otro, y como no hay ninguna diferencia, entre uno y el otro, es absurdo estar en conflicto con su propio reflejo.
¿Por qué un asunto, que intelectualmente parece tan obvio de entender, de hecho es algo casi imposible de resolver?. Ciertamente a mucha gente no le gusta la cara que tiene delante cuando se mira al espejo y se pasa la vida haciendo todo tipo de barbaridades con tal de aparentar otra figura más de su gusto. Si al menos, por un solo instante, esas personas fueran conscientes, de que esa imagen que tienen enfrente son ellas mismas, dejarían de estar en conflicto consigo mismas y con el resto del mundo.
Para crear un mundo unido antes hemos de unir ese ser roto que hay en nuestro interior, mirarnos al espejo del otro y reconocernos, y amarnos tal cual somos sin cambiar nada.
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