viernes, 26 de abril de 2013

La individualidad (2)


Uno puede estar plenamente seguro que es un ser diferente de cualquier otro ser porque ha nacido de unos padres, en un momento determinado y con un cuerpo y una mente propia.

Por muy poco que uno entienda, uno sabe que el sentido de la vida es desarrollarse, crecer, y llegar a ser alguien, es decir, concretarse o realizarse como persona, y cumplir con la continuidad a la especie.

¿Qué consecuencia tiene el sentirme como un ser distinto y separado de los demás? La primera consecuencia que tiene desde un punto de vista físico es que me tengo que buscar la vida en competencia con los otros, es decir, tengo que competir y ser más listo o astuto para sobrevivir. La segunda consecuencia que tiene desde un punto de visto psicológico es que uno tiene que buscar ser apreciado, querido y valorado, con el objeto de encontrar cuidado, afecto y cariño de los demás.

Desde un punto de vista psicológico la gran consecuencia que tiene el sentirnos separados de los demás es que a la vez también nos sentimos realmente solos. Sentirnos separados es sentirnos solos, ambas sentimientos van juntos. Está claro que si nos sintiéramos unidos a alguien no nos sentiríamos solos, pero lo cierto es que percibimos como un hecho, como una verdad, que somos seres individuales y eso nos hace sentirnos irremediablemente solos.

El hecho de sentirnos solos nos provoca un sentimiento de buscar al otro, de entrar en contacto con el otro, necesitamos que el otro nos diga que existimos, necesitamos reafirmarnos a través del otro, y llega a ser tan importante el otro que sin él nos somos nada.

Si realmente por naturaleza fuéramos seres solitarios no necesitaríamos relacionarnos con otros seres solitarios, simplemente nos relacionaríamos con nosotros mismos. Sin embargo lo contradictorio es que psicológicamente necesitamos del otro para ser y por otra parte físicamente tratamos de aprovecharnos del otro hasta el punto que no nos importa que el otro muera con tal de sacar beneficio de ello. Esa es nuestra tragedia.

¿Por qué percibimos que somos seres separados?, quizás la razón que más peso tiene es porque tenemos sensaciones de nuestro propio cuerpo y no tenemos sensaciones del cuerpo del otro. La sensación es de vital importancia a la hora de sentirnos seres distintos.

La sensación también tiene dos aspectos bien diferenciados: el físico y el psicológico. Desde un punto de vista físico la sensación, relacionada con los sentidos, es una respuesta del cuerpo ante un suceso externo o interno pero desde un punto de vista psicológico la sensación, relacionada con las emociones, es la valoración que hacemos del suceso en cuestión.

Parece evidente que las personas damos una menor relevancia al aspecto físico que al aspecto psicológico de la sensación, de tal forma que la respuesta emocional se sobrepone y oculta la respuesta sensorial. Lo que de nuevo nos lleva a una contradicción pues hemos dicho que nos sentimos seres separados porque sentimos nuestras propias sensaciones cuando lo que realmente sentimos son emociones, es decir interpretaciones de la sensación.

Podemos decir sin lugar a dudas que la sensación es propia de cada cuerpo, de cada ser, porque es una respuesta sensorial al medio. Sin embargo no parece del todo cierto que las respuestas emocionales sean propias de cada cuerpo sino más bien del condicionamiento humano: valores, prejuicios, y creencias, lo cual es común a todos los seres humanos.

El aspecto psicológico de la mente humana no es algo con lo que hemos nacido sino que es creación de la educación y de la cultura humana. Si no cuestionamos dicho aspecto estaremos destinados a ser seres solitarios durante toda la eternidad hasta el final de la humanidad, pero si lo cuestionamos como hemos hecho en esta reflexión podemos ver con seriedad que de hecho no estamos solos porque compartimos con los demás seres humanos el pensamiento, las emociones, la ignorancia, la búsqueda del placer, escapar de toda insatisfacción, y ese sentimiento de soledad.

Continuamente buscamos mantener una relación íntima con alguien a quien poder amar y quien a su vez nos ame. Necesitamos sentirnos unidos porque nos sentimos separados. Damos por hecho que estamos separados y por eso nos desesperamos en unirnos a alguien, a la familia, al amigo, al esposo, al hijo, y lo que en principio pudiera ser afectuoso en realidad se convierte en conflicto porque luchamos para sobrevivir físicamente a consta de los demás, porque necesitamos poseer y acumular físicamente, y con el tiempo nos convertimos psicológicamente en lo que poseemos.

Lo que poseemos tiene como contrapartida el miedo a perderlo. El miedo se sustenta en lo que podemos perder, en ese sentimiento de tener algo o de ser algo. Aquel que no posee, que no tiene ni siquiera imagen de sí mismo no puede tener miedo, lo cual no quiere decir que no sobreviva.

También lo que poseemos nos hace sufrir porque tarde o temprano lo perdemos o llega alguien y nos lo quita, y sentimos odio hacia esa persona. El sufrimiento, o dolor psicológico, no es más que una expresión del egoísmo, de ese sentimiento de desear poseer.

Mientras nos veamos como seres separados no nos quedara más remedio que vivir físicamente intentando ser más astutos que los demás y psicológicamente como seres eternamente en conflicto tanto internamente (pensador y pensamiento) como externamente (yo y tu).

Físicamente somos seres en relación y todo aquello que podamos hacer para mejorar la condición de los que nos rodean repercutirá de una forma más adaptativa en nuestra propia supervivencia. Incluso hemos de intentar mejorar principalmente las condiciones de aquellos seres que nos mantienen (la tierra, las plantas, los animales, los insectos, etc.).

Psicológicamente somos un solo ser y un única conciencia. Necesitamos compartir con humildad lo que somos, ser honestos, encontrar una forma diferente de relacionarnos con nosotros mismos y con los demás que nos permita vivir aprendiendo, poniendo al conocimiento en el lugar limitado que le corresponde, y gozar con plenitud la eternidad.


No sirve de nada pensar que somos seres en relación o que somos un solo ser con una única conciencia sino lo percibimos. Tener ideas románticas o sentimentales sobre la conciencia universal o sobre el amor no va a solucionar nuestro problema de sentirnos separados y solos, necesitamos despertar nuestra sensibilidad para aprender lo que verdaderamente somos.

miércoles, 24 de abril de 2013

Buscar experiencias no tiene sentido


El pensamiento de las personas que forman una sociedad está de acuerdo a dicha sociedad, es decir, el pensamiento de las personas ha creado la sociedad y de la misma forma la sociedad ha creado el pensamiento de las personas.

Uno no es diferente de la sociedad y aunque uno se crea diferente en realidad no se da cuenta que es casi idéntico a todos los demás. Una persona puede vivir en un convento de clausura y otra vivir en una cárcel o al lado de la playa, pero lo cierto es que ambas piensan y que su pensamiento determina sus sentimientos y lo que han de hacer o no hacer en cada momento del día.

Las personas pueden pensar aparentemente de forma diferente porque tienen opiniones contrarias o creencias distintas o porque a la hora de expresarse lo hace de un modo personal, sin embargo la naturaleza del pensamiento puede tener una estructura idéntica.

¿Por qué las personas somos tan poco conscientes de nuestro pensamiento? ¿Cómo es posible que algo que estamos continuamente oyendo, que forma parte de nosotros, que tiene una importancia vital tremenda, y que es observable, apenas sabemos nada de él?

Creemos que manejamos nuestro pensamiento cuando en realidad es el pensamiento quien nos maneja a nosotros y creemos que pensando resolveremos nuestros problemas cuando la realidad es que el pensamiento es la principal causa de los problemas humanos.

¿Cómo hemos podido evolucionar tanto tecnológicamente y sin embargo psicológicamente apenas hemos progresado pues seguimos siendo seres temerosos, con una gran inseguridad y con una gran vulnerabilidad para ser influenciados, engañados y esclavizados como hace miles de años?

Desde hace miles de años los seres humanos han ido desarrollando el conocimiento psicológico. Se han analizado las emociones, el pensamiento, la personalidad, la motivación, la conducta y han surgido gran cantidad de conceptos, teorías y especialistas que lógicamente deberían habernos acercado a la comprensión psicológica de la mente humana.

Pero lo cierto es que no es así y que la Psicología con todos sus conceptos, teorías y especialistas lo que demuestra es que estamos psicológicamente en pañales y que los psicólogos en general adolecen de lo que tratan de resolver en sus pacientes: problemas de relación, ansiedad, temores, soledad, sufrimiento, inseguridad, etc. Ya va siendo hora de decir que el conocimiento no va a solucionar nuestros problemas psicológicos o nuestros problemas de relación porque el conocimiento es algo puramente instrumental y mecánico, que tiene una gran utilidad en la subsistencia del ser humano pero que no sirve para aplicarlo a los problemas humanos.

La imposibilidad del conocimiento instrumental para su aplicación en el conflicto humano parte principalmente de su naturaleza conceptual, analítica y temporal que es la esencia misma del conflicto humano. Por lo tanto se necesita de otra herramienta capaz de observar el problema directamente y resolverlo de hiso facto.


Podemos engañarnos toda la vida y estar dependiendo de profesionales, especialistas, expertos, políticos, sacerdotes, para que nos digan lo que debemos hacer pero lo cierto es que el único que sabe lo que hay que hacer es uno mismo si es capaz de descubrirlo o aprender en sí mismo.

¿Quién va a enseñarnos como pensamos? ¿Quién va a mostrarnos si pensamos erróneamente? ¿Quién va a enseñarnos a pensar correctamente, con inteligencia?

En el fondo estamos apegados a determinadas ideas o creencias porque nos sentimos solos y nos aferramos a lo que sea con tal de no encontrarnos solos, y poseemos ilusoriamente cosas o personas para ser alguien, lo cual es estúpido.

Cuando venimos al mundo y abrimos de par en par nuestros sentidos para aprender lo que se supone que hay que aprender, lo primero que nos hacen, nuestros padres o educadores, es grabar en nuestros cerebros que somos seres individuales, lo segundo de que no estamos hechos y lo tercero que para ser tenemos que adquirir ideas, incluida la idea de uno mismo.

Vamos por la vida sosteniendo ideas como la de necesitar personas que nos dirijan, personas que nos curen, personas que resuelvan nuestros problemas y personas que nos digan cómo somos y cómo sentimos.

Bastan ya falsedades, una persona seria debe hacer frente a lo que es, debe dejarse de ideas y mirarse al espejo de sí mismo, escuchar los pensamientos que surgen de su cerebro, sentir las emociones como aparecen y desaparecen, observar sus actitudes y su conducta en relación, y aprender de una forma nueva de lo que está sucediendo en cada momento presente.

No necesitamos buscar experiencias determinadas, lo que necesitamos es ver la experiencia que hay delante de nuestros ojos, debajo de nuestra piel, en nuestro cerebro y en nuestro corazón. ¿Acaso no hay mayor experiencia que experimentar la realidad presente?

No tenemos ni remota idea de cómo es la realidad presente ya que lo abarca todo en un solo instante y no bastaría con una única vida para aprender o sacar provecho de ese insignificante instante que es el ahora y sin embargo preferimos o perseguimos experiencias concretas.


Nos gustaría adelgazar pero no queremos ver en profundidad porque tenemos unos kilos de más. Nos gustaría dejar de fumar o de beber o de tomar drogas pero no queremos comprender que es lo nos hace tener dicho comportamiento. Nos gustaría estar en otro lugar diferente de donde estamos. Nos gustaría ser diferentes a como somos. Nos gustaría que fuera de día cuando es de noche y de noche cuando es de día. Nos gustaría estar con quien no estamos o nos gustaría tener lo que no tenemos.

¿Hasta cuándo vamos a seguir deseando lo que no tenemos o lo que no somos? Quizás creemos que eso es lo que nos impulsa en la vida y no andamos muy equivocados pues esos deseos son los que nos permiten dirigir nuestra energía hacia un lugar sin darnos cuenta que tiene como consecuencia la insatisfacción y el conflicto. Permitamos dejar la energía de la que disponemos libre, libre para percibir.

Experimentar la realidad presente es descubrirnos a nosotros mismos, es encontrar la belleza y naturaleza de lo que se percibe, es gozar de la existencia.

Pero nos han enseñado que hay que perseguir una experiencia de felicidad, o de placer, o de riesgo, o de amor, y ponemos nuestro empeño para que eso suceda lo más pronto posible. Obviamente mientras perseguimos esa experiencia no somos sensibles a lo que sucede y todo lo que nos rodea es un medio para conseguir nuestros fines.

Podemos experimentar a Dios, la Felicidad, la Verdad, la Iluminación, el Placer y todo ello habrá sido una proyección de nuestra propia mente, de nuestros deseos, de nuestra frustración.

Al final la experiencia conseguida da lugar a buscar otras experiencias de la misma índole o totalmente diferentes, pero el caso es buscar, poner nuestro empeño en encontrar eso que nos va a hacer sentir una determinada sensación.

Quizás nunca nos hemos parado a experimentar nuestro propio pensamiento, es decir, observar si pensamos porque queremos o si por el contrario el pensamiento va por libre. Observar qué consecuencia tiene sobre nuestro cuerpo el pensar ciertas ideas. Observar cómo pensamos ante una emoción. Observar qué sucede cuando no pensamos. Observar qué pensamos cuando escuchamos a alguien hablar. Observar si el pensamiento y el habla es lo mismo. Observar para qué sirve el pensamiento y observar para qué no sirve. Observar si hay un pensador o si el pensador es el propio pensamiento. Todo eso es experimentar el pensamiento y ese experimentar es aprender y ese aprender es sumamente liberador.

Parece que preferimos jugar a matar personas en el ordenador en lugar de jugar a vivir el maravilloso juego de nuestra vida. Dejemos las experiencias superficiales de alcanzar determinadas sensaciones o sabores y vayamos a esas experiencias de la realidad que somos.

Experimentemos la atención, nuestra propia atención, hagamos consciente a lo que estamos atentos, sea ello lo que sea (un sonido, una flor, una nube, un pensamiento) y prestemos atención a como cambiamos nuestra atención de un objeto a otro. No hagamos ningún esfuerzo para prestar atención, dejemos que el cuerpo y los sentidos pongan la atención donde quieran, solamente necesitamos ser conscientes para experimentarlo. Quizás experimentemos que la mayoría de las cosas que experimentamos son inconscientes y que es absurdo buscar experiencias. Experimentemos qué sentido tiene la atención y hasta donde es capaz de llegar.

Mientras no seamos capaces de experimentar por nosotros mismos lo que sucede sin idea alguna, estaremos abocados a ser seres programados por un pensamiento condicionado que es común a la humanidad y que la mantiene sumergida en la más absoluta ignorancia y entretenimiento.

Somos seres biológicos en relación que hacen de esta existencia algo sumamente hermoso y en ello no tiene cabida la individualidad. Por poner un ejemplo bastante ilustrativo podríamos preguntarnos ¿Qué somos en relación con el agua cuando miramos el mar, acaso no somos conscientes que las tres cuartas partes de nuestro cuerpo es agua y una parte vital es la sal? Todo el universo es espacio infinito de formas en movimiento. Cualquier cosa que suceda en el universo tiene un efecto sobre el universo entero.

Sin embargo psicológicamente somos un solo ser, un solo individuo, lo miremos por donde lo miremos, ya sea desde una mente condicionada con un Yo que es común a toda la humanidad o bien desde la percepción de una mente universal y creadora cuya esencia es el silencio y la nada. Eso quiere decir que cuando alguien, que tú crees que psicológicamente es diferente a ti, hace algo en realidad lo estás haciendo tu mismo.




domingo, 21 de abril de 2013

La individualidad


Es curioso el poder que tienen las ideas. Una sola idea puede impedirnos ver la vida tal y como es, se adueña de nuestra mente, condiciona su capacidad y desde ese momento ya solo podemos razonar y percibir la realidad a través suyo.

Hay ideas que pueden hacernos sentir odio hacia una persona y hacer de nuestra vida un infierno. Hay ideas que nos ponen tristes o alegres. Hay ideas que nos hacen vivir ilusionados y también hay ideas que nos deprimen.

Quizás la idea que más ha influido en el ser humano es la idea de la individualidad y lo ha hecho hasta tal punto que hoy en día casi nadie pone en duda que seamos seres individuales, que cada persona tiene su propia vida y que depende de cada cual el hacer de ella lo que crea conveniente.

En principio la individualidad se basa en la percepción física de que cada persona tiene un cuerpo propio, autónomo y separado de las demás personas. También la individualidad se basa en la percepción psicológica de que cada persona tiene su propia experiencia, sus sentimientos, sus temores y sobretodo su propio pensamiento.

Como idea no está del todo mal pues da a entender que cada persona disponemos de una gran independencia y autonomía para desarrollarnos con independencia del medio, pero claro está que no es más que un disparate pues no seríamos nada si no estuviéramos en relación. Luego en nuestra esencia está el principio de relación y eso pone en entredicho la idea de individualidad.

Claro que una persona que tiene arraigado la idea de ser un individuo difícilmente va a cambiar de idea o va a descubrir que no es tal individuo sino más bien un ser en relación.

¿Si yo vivo en una casa con otras personas y actúo según la idea de sentirme cómodo haciendo lo que me plazca aunque los demás se sientan incómodos, cómo voy a descubrir que el bienestar y la comodidad de los demás son mi propio bienestar y comodidad?

No lo voy a descubrir porque mi vida se basa en mi bienestar, en mi comodidad, en mi entretenimiento, en mi seguridad, en mi placer y tengo todos mis sentidos alerta para que nadie perturbe lo que me pertenece, convirtiendo mi vida en una lucha continua, y si hago algo por lo demás es porque no me queda más remedio o porque me interesa.

En esa idea de individualidad se desarrolla un gran sentido de posesión sobre las cosas y sobre las personas, lo que inevitablemente produce conflicto y como consecuencia de ello se produce una gran inseguridad.

Esa idea de la individualidad que parece tan maravillosa, en realidad es un infierno porque contradice el principio de relación que es uno mismo y por consiguiente tratando de vivir en una burbuja lo que conseguimos es ahogarnos y vivir miserablemente desde un punto de vista psicológico, lo que nos lleva a la autodestrucción.

No somos seres individuales sino seres en relación y lo que le sucede a los demás seres es de vital importancia para uno mismo. Si percibimos esa verdad nuestras acciones tendrán una cualidad de unión, de afecto. Pero sino la percibimos, por más que queramos ayudar a los demás no lo podremos hacer ya que actuaremos según una idea sin valor alguno y en el fondo estaremos utilizando la idea para nuestro propio beneficio.

La sociedad que hemos creado se basa en ese principio de individualidad donde impera el poder de unas personas sobre otras y mientras unos sobreviven padeciendo y siendo esclavos del trabajo, otros sobreviven en la opulencia y en la astucia. La idea de individualidad ha creado esta sociedad corrupta de privilegios, de pobres y ricos, de engaños, de lucha, y en definitiva de ignorancia.

Los ignorantes pueden pensar que las personas compasivas o entregadas al bien común son idiotas y sin embargo ellos mismos no se dan cuenta que todo lo que han hecho y hacen en la vida se debe a ideas que ni siquiera son reales. Los ignorantes viven programados como máquinas y no saben que existe una realidad más allá de lo personal.

A la gran mayoría de las personas nos gustaría que la sociedad cambiara pero perdemos de vista que hemos sido nosotros mismos con esa idea de individualidad los responsables de todo este desorden social, quizás con el tiempo unos se han enriquecido y otros han empobrecido pero lo cierto es que todos nos hemos relacionado con la idea de realizarnos, de llegar a ser, de lograr, que ha producido esta podrida sociedad.

No serviría de nada que nos entregaran una sociedad maravillosa, con igualdades sociales, con trabajo para todos, con leyes justas, porque tarde o temprano nuestra manera de pensar, que es individualista, acabaría corrompiendo la sociedad.

¿Qué podemos hacer? ¿Qué puede hacer uno mismo? Para empezar uno puede empezar activamente a dudar si realmente es un ser individual o si realmente es un ser en relación. Lo siguiente es coger al toro por los cuernos y decir abiertamente que uno mismo es responsable de todo lo que está pasando porque ha actuado siempre de una forma egocéntrica. Y por último ver si es posible relacionarse de una forma diferente, con una cualidad de unión donde es posible compartir todo lo que somos, incluyendo nuestra ignorancia.


sábado, 13 de abril de 2013

Encuentro en Bilbao 2013


Este fin de semana pasado se ha celebrado el tercer encuentro en Bilbao de amigos de la enseñanza de krishnamurti en ese hermoso paraje de Getxo donde se ubica el Convento de las Reparadoras. Lugar de grandes y amplias avenidas repletas de jardines con casas a modo de palacetes y con un paseo marítimo de varios kilómetros donde hemos podido disfrutar de unas amplias vistas de la ría de Bilbao.

Este tipo de encuentros es una bendición para aquellas personas serias que se interesan verdaderamente por sí mismos y en definitiva por el ser humano. Y aunque parezca que son intrascendentes, que no afectan y que incluso remueven nuestro malestar, la realidad que uno percibe con el tiempo es que las personas adquieren una cualidad humana preciosa que les hace estar más cerca de los demás, se hacen personas menos influenciables por este medio social depredador, son personas que aprenden a escuchar y compartir los problemas humanos y que adquieren un cierto sentido de responsabilidad.

En estos encuentros no hay autoridad alguna. El encuentro es organizado por personas que participan de igual modo en los diálogos y que prestan su apoyo por si surge alguna cuestión logística. Este encuentro no tiene un tema concreto y los diálogos comienzan con la lectura de algún texto de K. Los asuntos a tratar pueden ser planteados por cualquier participante y el objetivo de ellos es observar juntos la condición humana.

Este encuentro no se hace en base a una idea o ideología, o a una creencia, o una filosofía determinada, y por esa razón nos exponemos en mayor medida porque no nos podemos agarrar a nada para justificarnos.

No es fácil comentar un encuentro de este estilo que se basa principalmente en dialogar al respecto de los problemas humanos, bien sean personales o del mundo entero, pero lo cierto es que son asuntos tan sensibles que más bien parece un atrevimiento el participar en él sin crear un conflicto mayor del que ya tenemos.

Cada persona percibe la realidad a su manera, unas personas se fijan en unos aspectos que creen importantes y otras personas son más sensibles a otros aspectos diferentes. Por esa razón este comentario que estoy realizando no tiene más valor que una percepción subjetiva y limitada del encuentro.

Aunque en principio la asistencia ha sido numerosa, alrededor de quince personas, los diálogos se han desarrollado con bastante fluidez y con mucha pasión, a la vez que han surgido momentos extraordinarios de un profundo y misterioso silencio.

Como es habitual en estos encuentros las personas conviven durante un fin de semana y se pasan prácticamente las horas charlando bien sea en el grupo de dialogo, en las comidas o durante los paseos, y a pesar que se produzcan ciertos momentos de controversia al respecto del asunto que se habla, es entrañable observar como las personas resuelven sus conflictos sin necesidad de ninguna autoridad. Lo que realmente importa es que uno tiene la posibilidad de aprender, de darse cuenta, de algo de sí mismo.

El dialogo comenzó con la lectura del discurso de K sobre ´La verdad es una tierra sin caminos´ donde se cuestiona principalmente las autoridades en forma de organizaciones religiosas o espirituales, así como a los maestros, gurús o guías espirituales, que con la pretensión de servir de guía al ser humano hacia su libertad en realidad lo hacen dependiente e ignorante.

Se cuestionó el mensaje de K que expresa: ´Solo estoy interesado en una cosa esencial: hacer que el hombre sea libre. Deseo liberarlo de todas las jaulas, de todos los temores, y no fundar religiones, nuevas sectas, ni establecer nuevas teorías y nuevas filosofías………mi único interés es hacer que los hombres, sean absoluta e incondicionalmente libres´.

Durante el diálogo nos preguntamos hasta qué punto lo que expresaba K no era una contradicción pues al fin y al cabo él pretendía, al igual que las organizaciones, liberar al hombre de su condicionamiento, cuando es el propio hombre quien tiene que liberarse a sí mismo. Ahí surgió que quizás K lo que sentía era una gran compasión y expresó su deseo de dedicar su vida por entero a compartir con el ser humano aquello que él había comprendido y que lo había liberado.

De todo el encuentro, que ha sido muy intenso en las indagaciones que se han llevado a cabo y que serían largas de exponer, me gustaría destacar solo algunos aspectos del mismo.

El primero es que se vio como un hecho el poder pensar juntos, encontrar un espacio inmenso desde donde poder mirar el condicionamiento sin que este fuera un impedimento para observar.

En la medida que actuamos desde el condicionamiento todo lo que hagamos será un conflicto y un reflejo de nosotros mismos, porque nuestra mente está completamente ocupada con sus deseos, ideales, heridas, imágenes y fantasías. Sin embargo en el encuentro pudimos ver que no es necesario descondicionarse, o ser perfectos, para encontrar un espacio en la mente que hace del condicionamiento algo infinitamente pequeño y que nos permite estar unidos.

En un momento del encuentro se produjo un gran silencio interior desde el que pudimos dialogar desde una misma mente que es capaz de meditar sin límites, dejando a un lado todo aquello que nos perturba.
¿Podemos pensar juntos? ¿Podemos preguntarnos si existe un espacio, más allá del condicionamiento, donde encontrarnos y poder percibir juntos la totalidad de la existencia?
 
Es obvio que el condicionamiento, nuestros deseos, nuestras preocupaciones y prejuicios nos limitan hasta tal punto que prácticamente vivimos encerrados en nosotros mismos, como si no existiera nada más allá de uno mismo.
 
El condicionamiento es una parte de nuestra mente, nuestra mente es como un espacio psíquico donde tienen lugar nuestros impulsos egocéntricos, nuestros pensamientos y sentimientos, nuestros placeres y nuestros sueños.
 
¿Podemos sentir ese espacio de nuestra mente a pesar del condicionamiento? ¿Podemos por un momento dejar a un lado nuestra ocupación psicológica, nuestras historias, y sentir ese espacio?
 
¿Cómo es ese espacio, qué forma tiene, qué abarca, hasta donde llega, cuál es su naturaleza, cómo se mueve? Ese espacio es silencio, pero no es un silencio de esos que tratan de silenciar la mente con un ´vamos a callarnos durante cinco minutos´, es un silencio que en la medida que se penetra en él, abarca más allá de todo lo imaginado, es serenidad y calma, es unidad y creación.
 
Cuando varias personas se encuentran en ese espacio, entonces pueden pensar juntos, pueden ser uno con el universo, pueden gozar juntos de la existencia.
 
Ese espacio es una mente común, es la mente del universo que está en tu propia mente si lo permites. Parece que siempre huimos del vacío, de la nada, y no nos damos cuenta que es en ese espacio abierto donde tiene lugar una cualidad de escucha que no tiene violencia alguna, que permite la comunicación y que es capaz de meditar.

Es lógico que este tipo de vivencia venga asociado con cierta experiencia sensorial y que cuando sus efectos pasan podemos caer en la tentación de intentar repetirla, pero eso sería como perseguir nuestra propia sombra.

Es hermoso encontrarse con alguien hablando un mismo idioma con una misma intensidad y con un mismo afecto, sin separación alguna, y caminar por esta senda que es la vida durante un instante que puede ser eterno si uno es capaz de sostenerlo.

Otro aspecto que apenas tubo resonancia pero que yo si quiero darle importancia en este comentario es que: a veces creemos que necesitamos estar en conflicto, crear controversia, opiniones opuestas, para dialogar y de esa forma poder apreciar lo que es más acertado, en este sentido el grupo percibió con claridad que la lucha y el conflicto aparte de crear confusión y desorden no son necesarios para aprender.

Cuando las personas dialogan basándose en los hechos que observan, pareciera que es una conversación entre personas que están de acuerdo pero lo cierto es que esas personas no necesitan estar de acuerdo o en descuerdo, sino que van poco a poco tanteando y profundizando en un hecho que cada vez se ve con mayor claridad.

Tratamos el asunto de la relación y vimos que únicamente la relación existe cuando las personas descubren que comparten algo en común, bien sea su condicionamiento o su propia naturaleza. En ese sentido alguien dijo que podemos compartir el pan que nos comemos y otro respondió que hay una cualidad diferente cuando compartimos el hambre y cuando sentimos que su hambre es tu propia hambre.

Por último se hizo una observación sobre el movimiento de la existencia y vimos que todo participa de un continuo movimiento: las estrellas y sus planetas, las estaciones del año, el día y la noche, el ir al trabajo y volver a casa, el movimiento de la edad, el movimiento interno de los deseos, el placer y el sufrimiento, el movimiento de los conflictos, el movimiento del saber y del no saber, etc.

Nos preguntamos si existía algo que no estuviera en movimiento y una persona del grupo contestó exponiendo que cuando la mente está en absoluta calma, serena e inamovible, y a la vez clara, activa y despierta, existe un no movimiento que tiene la belleza del amor y la cualidad de la inteligencia. Eso fue algo que algunas personas pudieron vivenciar durante el encuentro.

También tuve tiempo para caminar por el paseo marítimo que va desde Las Arenas hasta el puerto viejo. Aunque el tiempo amenazaba lluvia, lo cierto es que no cayó ni una gota y pude dar un paseo de dos horas a orillas del mar sin encontrarme con nadie durante kilómetros. En esos momentos sentí una profunda y hermosa soledad en la que uno forma parte de todo aquello que es percibido.

Gracias, una vez más, por regalarnos este encuentro.