Es curioso el poder que tienen las ideas. Una
sola idea puede impedirnos ver la vida tal y como es, se adueña de nuestra
mente, condiciona su capacidad y desde ese momento ya solo podemos razonar y
percibir la realidad a través suyo.
Hay ideas que pueden hacernos sentir odio hacia
una persona y hacer de nuestra vida un infierno. Hay ideas que nos ponen
tristes o alegres. Hay ideas que nos hacen vivir ilusionados y también hay
ideas que nos deprimen.
Quizás la idea que más ha influido en el ser
humano es la idea de la individualidad y lo ha hecho hasta tal punto que hoy en
día casi nadie pone en duda que seamos seres individuales, que cada persona
tiene su propia vida y que depende de cada cual el hacer de ella lo que crea
conveniente.
En principio la individualidad se basa en la
percepción física de que cada persona tiene un cuerpo propio, autónomo y
separado de las demás personas. También la individualidad se basa en la
percepción psicológica de que cada persona tiene su propia experiencia, sus
sentimientos, sus temores y sobretodo su propio pensamiento.
Como idea no está del todo mal pues da a
entender que cada persona disponemos de una gran independencia y autonomía para
desarrollarnos con independencia del medio, pero claro está que no es más que
un disparate pues no seríamos nada si no estuviéramos en relación. Luego en
nuestra esencia está el principio de relación y eso pone en entredicho la idea
de individualidad.
Claro que una persona que tiene arraigado la
idea de ser un individuo difícilmente va a cambiar de idea o va a descubrir que
no es tal individuo sino más bien un ser en relación.
¿Si yo vivo en una casa con otras personas y
actúo según la idea de sentirme cómodo haciendo lo que me plazca aunque los
demás se sientan incómodos, cómo voy a descubrir que el bienestar y la
comodidad de los demás son mi propio bienestar y comodidad?
No lo voy a descubrir porque mi vida se basa en
mi bienestar, en mi comodidad, en mi entretenimiento, en mi seguridad, en mi
placer y tengo todos mis sentidos alerta para que nadie perturbe lo que me
pertenece, convirtiendo mi vida en una lucha continua, y si hago algo por lo
demás es porque no me queda más remedio o porque me interesa.
En esa idea de individualidad se desarrolla un
gran sentido de posesión sobre las cosas y sobre las personas, lo que
inevitablemente produce conflicto y como consecuencia de ello se produce una
gran inseguridad.
Esa idea de la individualidad que parece tan
maravillosa, en realidad es un infierno porque contradice el principio de
relación que es uno mismo y por consiguiente tratando de vivir en una burbuja
lo que conseguimos es ahogarnos y vivir miserablemente desde un punto de vista
psicológico, lo que nos lleva a la autodestrucción.
No somos seres individuales sino seres en
relación y lo que le sucede a los demás seres es de vital importancia para uno
mismo. Si percibimos esa verdad nuestras acciones tendrán una cualidad de
unión, de afecto. Pero sino la percibimos, por más que queramos ayudar a los
demás no lo podremos hacer ya que actuaremos según una idea sin valor alguno y
en el fondo estaremos utilizando la idea para nuestro propio beneficio.
La sociedad que hemos creado se basa en ese
principio de individualidad donde impera el poder de unas personas sobre otras
y mientras unos sobreviven padeciendo y siendo esclavos del trabajo, otros
sobreviven en la opulencia y en la astucia. La idea de individualidad ha creado
esta sociedad corrupta de privilegios, de pobres y ricos, de engaños, de lucha,
y en definitiva de ignorancia.
Los ignorantes pueden pensar que las personas compasivas
o entregadas al bien común son idiotas y sin embargo ellos mismos no se dan cuenta
que todo lo que han hecho y hacen en la vida se debe a ideas que ni siquiera son
reales. Los ignorantes viven programados como máquinas y no saben que existe una
realidad más allá de lo personal.
A la gran mayoría de las personas nos gustaría
que la sociedad cambiara pero perdemos de vista que hemos sido nosotros mismos
con esa idea de individualidad los responsables de todo este desorden social,
quizás con el tiempo unos se han enriquecido y otros han empobrecido pero lo
cierto es que todos nos hemos relacionado con la idea de realizarnos, de llegar
a ser, de lograr, que ha producido esta podrida sociedad.
No serviría de nada que nos entregaran una
sociedad maravillosa, con igualdades sociales, con trabajo para todos, con
leyes justas, porque tarde o temprano nuestra manera de pensar, que es individualista,
acabaría corrompiendo la sociedad.
¿Qué podemos hacer? ¿Qué puede hacer uno mismo? Para
empezar uno puede empezar activamente a dudar si realmente es un ser individual
o si realmente es un ser en relación. Lo siguiente es coger al toro por los cuernos
y decir abiertamente que uno mismo es responsable de todo lo que está pasando porque
ha actuado siempre de una forma egocéntrica. Y por último ver si es posible relacionarse
de una forma diferente, con una cualidad de unión donde es posible compartir todo
lo que somos, incluyendo nuestra ignorancia.
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