miércoles, 24 de abril de 2013

Buscar experiencias no tiene sentido


El pensamiento de las personas que forman una sociedad está de acuerdo a dicha sociedad, es decir, el pensamiento de las personas ha creado la sociedad y de la misma forma la sociedad ha creado el pensamiento de las personas.

Uno no es diferente de la sociedad y aunque uno se crea diferente en realidad no se da cuenta que es casi idéntico a todos los demás. Una persona puede vivir en un convento de clausura y otra vivir en una cárcel o al lado de la playa, pero lo cierto es que ambas piensan y que su pensamiento determina sus sentimientos y lo que han de hacer o no hacer en cada momento del día.

Las personas pueden pensar aparentemente de forma diferente porque tienen opiniones contrarias o creencias distintas o porque a la hora de expresarse lo hace de un modo personal, sin embargo la naturaleza del pensamiento puede tener una estructura idéntica.

¿Por qué las personas somos tan poco conscientes de nuestro pensamiento? ¿Cómo es posible que algo que estamos continuamente oyendo, que forma parte de nosotros, que tiene una importancia vital tremenda, y que es observable, apenas sabemos nada de él?

Creemos que manejamos nuestro pensamiento cuando en realidad es el pensamiento quien nos maneja a nosotros y creemos que pensando resolveremos nuestros problemas cuando la realidad es que el pensamiento es la principal causa de los problemas humanos.

¿Cómo hemos podido evolucionar tanto tecnológicamente y sin embargo psicológicamente apenas hemos progresado pues seguimos siendo seres temerosos, con una gran inseguridad y con una gran vulnerabilidad para ser influenciados, engañados y esclavizados como hace miles de años?

Desde hace miles de años los seres humanos han ido desarrollando el conocimiento psicológico. Se han analizado las emociones, el pensamiento, la personalidad, la motivación, la conducta y han surgido gran cantidad de conceptos, teorías y especialistas que lógicamente deberían habernos acercado a la comprensión psicológica de la mente humana.

Pero lo cierto es que no es así y que la Psicología con todos sus conceptos, teorías y especialistas lo que demuestra es que estamos psicológicamente en pañales y que los psicólogos en general adolecen de lo que tratan de resolver en sus pacientes: problemas de relación, ansiedad, temores, soledad, sufrimiento, inseguridad, etc. Ya va siendo hora de decir que el conocimiento no va a solucionar nuestros problemas psicológicos o nuestros problemas de relación porque el conocimiento es algo puramente instrumental y mecánico, que tiene una gran utilidad en la subsistencia del ser humano pero que no sirve para aplicarlo a los problemas humanos.

La imposibilidad del conocimiento instrumental para su aplicación en el conflicto humano parte principalmente de su naturaleza conceptual, analítica y temporal que es la esencia misma del conflicto humano. Por lo tanto se necesita de otra herramienta capaz de observar el problema directamente y resolverlo de hiso facto.


Podemos engañarnos toda la vida y estar dependiendo de profesionales, especialistas, expertos, políticos, sacerdotes, para que nos digan lo que debemos hacer pero lo cierto es que el único que sabe lo que hay que hacer es uno mismo si es capaz de descubrirlo o aprender en sí mismo.

¿Quién va a enseñarnos como pensamos? ¿Quién va a mostrarnos si pensamos erróneamente? ¿Quién va a enseñarnos a pensar correctamente, con inteligencia?

En el fondo estamos apegados a determinadas ideas o creencias porque nos sentimos solos y nos aferramos a lo que sea con tal de no encontrarnos solos, y poseemos ilusoriamente cosas o personas para ser alguien, lo cual es estúpido.

Cuando venimos al mundo y abrimos de par en par nuestros sentidos para aprender lo que se supone que hay que aprender, lo primero que nos hacen, nuestros padres o educadores, es grabar en nuestros cerebros que somos seres individuales, lo segundo de que no estamos hechos y lo tercero que para ser tenemos que adquirir ideas, incluida la idea de uno mismo.

Vamos por la vida sosteniendo ideas como la de necesitar personas que nos dirijan, personas que nos curen, personas que resuelvan nuestros problemas y personas que nos digan cómo somos y cómo sentimos.

Bastan ya falsedades, una persona seria debe hacer frente a lo que es, debe dejarse de ideas y mirarse al espejo de sí mismo, escuchar los pensamientos que surgen de su cerebro, sentir las emociones como aparecen y desaparecen, observar sus actitudes y su conducta en relación, y aprender de una forma nueva de lo que está sucediendo en cada momento presente.

No necesitamos buscar experiencias determinadas, lo que necesitamos es ver la experiencia que hay delante de nuestros ojos, debajo de nuestra piel, en nuestro cerebro y en nuestro corazón. ¿Acaso no hay mayor experiencia que experimentar la realidad presente?

No tenemos ni remota idea de cómo es la realidad presente ya que lo abarca todo en un solo instante y no bastaría con una única vida para aprender o sacar provecho de ese insignificante instante que es el ahora y sin embargo preferimos o perseguimos experiencias concretas.


Nos gustaría adelgazar pero no queremos ver en profundidad porque tenemos unos kilos de más. Nos gustaría dejar de fumar o de beber o de tomar drogas pero no queremos comprender que es lo nos hace tener dicho comportamiento. Nos gustaría estar en otro lugar diferente de donde estamos. Nos gustaría ser diferentes a como somos. Nos gustaría que fuera de día cuando es de noche y de noche cuando es de día. Nos gustaría estar con quien no estamos o nos gustaría tener lo que no tenemos.

¿Hasta cuándo vamos a seguir deseando lo que no tenemos o lo que no somos? Quizás creemos que eso es lo que nos impulsa en la vida y no andamos muy equivocados pues esos deseos son los que nos permiten dirigir nuestra energía hacia un lugar sin darnos cuenta que tiene como consecuencia la insatisfacción y el conflicto. Permitamos dejar la energía de la que disponemos libre, libre para percibir.

Experimentar la realidad presente es descubrirnos a nosotros mismos, es encontrar la belleza y naturaleza de lo que se percibe, es gozar de la existencia.

Pero nos han enseñado que hay que perseguir una experiencia de felicidad, o de placer, o de riesgo, o de amor, y ponemos nuestro empeño para que eso suceda lo más pronto posible. Obviamente mientras perseguimos esa experiencia no somos sensibles a lo que sucede y todo lo que nos rodea es un medio para conseguir nuestros fines.

Podemos experimentar a Dios, la Felicidad, la Verdad, la Iluminación, el Placer y todo ello habrá sido una proyección de nuestra propia mente, de nuestros deseos, de nuestra frustración.

Al final la experiencia conseguida da lugar a buscar otras experiencias de la misma índole o totalmente diferentes, pero el caso es buscar, poner nuestro empeño en encontrar eso que nos va a hacer sentir una determinada sensación.

Quizás nunca nos hemos parado a experimentar nuestro propio pensamiento, es decir, observar si pensamos porque queremos o si por el contrario el pensamiento va por libre. Observar qué consecuencia tiene sobre nuestro cuerpo el pensar ciertas ideas. Observar cómo pensamos ante una emoción. Observar qué sucede cuando no pensamos. Observar qué pensamos cuando escuchamos a alguien hablar. Observar si el pensamiento y el habla es lo mismo. Observar para qué sirve el pensamiento y observar para qué no sirve. Observar si hay un pensador o si el pensador es el propio pensamiento. Todo eso es experimentar el pensamiento y ese experimentar es aprender y ese aprender es sumamente liberador.

Parece que preferimos jugar a matar personas en el ordenador en lugar de jugar a vivir el maravilloso juego de nuestra vida. Dejemos las experiencias superficiales de alcanzar determinadas sensaciones o sabores y vayamos a esas experiencias de la realidad que somos.

Experimentemos la atención, nuestra propia atención, hagamos consciente a lo que estamos atentos, sea ello lo que sea (un sonido, una flor, una nube, un pensamiento) y prestemos atención a como cambiamos nuestra atención de un objeto a otro. No hagamos ningún esfuerzo para prestar atención, dejemos que el cuerpo y los sentidos pongan la atención donde quieran, solamente necesitamos ser conscientes para experimentarlo. Quizás experimentemos que la mayoría de las cosas que experimentamos son inconscientes y que es absurdo buscar experiencias. Experimentemos qué sentido tiene la atención y hasta donde es capaz de llegar.

Mientras no seamos capaces de experimentar por nosotros mismos lo que sucede sin idea alguna, estaremos abocados a ser seres programados por un pensamiento condicionado que es común a la humanidad y que la mantiene sumergida en la más absoluta ignorancia y entretenimiento.

Somos seres biológicos en relación que hacen de esta existencia algo sumamente hermoso y en ello no tiene cabida la individualidad. Por poner un ejemplo bastante ilustrativo podríamos preguntarnos ¿Qué somos en relación con el agua cuando miramos el mar, acaso no somos conscientes que las tres cuartas partes de nuestro cuerpo es agua y una parte vital es la sal? Todo el universo es espacio infinito de formas en movimiento. Cualquier cosa que suceda en el universo tiene un efecto sobre el universo entero.

Sin embargo psicológicamente somos un solo ser, un solo individuo, lo miremos por donde lo miremos, ya sea desde una mente condicionada con un Yo que es común a toda la humanidad o bien desde la percepción de una mente universal y creadora cuya esencia es el silencio y la nada. Eso quiere decir que cuando alguien, que tú crees que psicológicamente es diferente a ti, hace algo en realidad lo estás haciendo tu mismo.




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