El pensamiento de las personas que forman una
sociedad está de acuerdo a dicha sociedad, es decir, el pensamiento de las personas
ha creado la sociedad y de la misma forma la sociedad ha creado el pensamiento
de las personas.
Uno no es diferente de la sociedad y aunque uno
se crea diferente en realidad no se da cuenta que es casi idéntico a todos los
demás. Una persona puede vivir en un convento de clausura y otra vivir en una
cárcel o al lado de la playa, pero lo cierto es que ambas piensan y que su
pensamiento determina sus sentimientos y lo que han de hacer o no hacer en cada
momento del día.
Las personas pueden pensar aparentemente de
forma diferente porque tienen opiniones contrarias o creencias distintas o
porque a la hora de expresarse lo hace de un modo personal, sin embargo la
naturaleza del pensamiento puede tener una estructura idéntica.
¿Por qué las personas somos tan poco conscientes
de nuestro pensamiento? ¿Cómo es posible que algo que estamos continuamente
oyendo, que forma parte de nosotros, que tiene una importancia vital tremenda,
y que es observable, apenas sabemos nada de él?
Creemos que manejamos nuestro pensamiento cuando
en realidad es el pensamiento quien nos maneja a nosotros y creemos que
pensando resolveremos nuestros problemas cuando la realidad es que el
pensamiento es la principal causa de los problemas humanos.
¿Cómo hemos podido evolucionar tanto
tecnológicamente y sin embargo psicológicamente apenas hemos progresado pues
seguimos siendo seres temerosos, con una gran inseguridad y con una gran
vulnerabilidad para ser influenciados, engañados y esclavizados como hace miles
de años?
Desde hace miles de años los seres humanos han
ido desarrollando el conocimiento psicológico. Se han analizado las emociones,
el pensamiento, la personalidad, la motivación, la conducta y han surgido gran
cantidad de conceptos, teorías y especialistas que lógicamente deberían
habernos acercado a la comprensión psicológica de la mente humana.
Pero lo cierto es que no es así y que la
Psicología con todos sus conceptos, teorías y especialistas lo que demuestra es
que estamos psicológicamente en pañales y que los psicólogos en general
adolecen de lo que tratan de resolver en sus pacientes: problemas de relación,
ansiedad, temores, soledad, sufrimiento, inseguridad, etc. Ya va siendo hora de
decir que el conocimiento no va a solucionar nuestros problemas psicológicos o
nuestros problemas de relación porque el conocimiento es algo puramente
instrumental y mecánico, que tiene una gran utilidad en la subsistencia del ser
humano pero que no sirve para aplicarlo a los problemas humanos.
La imposibilidad del conocimiento instrumental
para su aplicación en el conflicto humano parte principalmente de su naturaleza
conceptual, analítica y temporal que es la esencia misma del conflicto humano.
Por lo tanto se necesita de otra herramienta capaz de observar el problema
directamente y resolverlo de hiso facto.
Podemos engañarnos toda la vida y estar dependiendo
de profesionales, especialistas, expertos, políticos, sacerdotes, para que nos
digan lo que debemos hacer pero lo cierto es que el único que sabe lo que hay
que hacer es uno mismo si es capaz de descubrirlo o aprender en sí mismo.
¿Quién va a enseñarnos como pensamos? ¿Quién va
a mostrarnos si pensamos erróneamente? ¿Quién va a enseñarnos a pensar
correctamente, con inteligencia?
En el fondo estamos apegados a determinadas
ideas o creencias porque nos sentimos solos y nos aferramos a lo que sea con
tal de no encontrarnos solos, y poseemos ilusoriamente cosas o personas para
ser alguien, lo cual es estúpido.
Cuando venimos al mundo y abrimos de par en par
nuestros sentidos para aprender lo que se supone que hay que aprender, lo
primero que nos hacen, nuestros padres o educadores, es grabar en nuestros
cerebros que somos seres individuales, lo segundo de que no estamos hechos y lo
tercero que para ser tenemos que adquirir ideas, incluida la idea de uno mismo.
Vamos por la vida sosteniendo ideas como la de
necesitar personas que nos dirijan, personas que nos curen, personas que
resuelvan nuestros problemas y personas que nos digan cómo somos y cómo
sentimos.
Bastan ya falsedades, una persona seria debe
hacer frente a lo que es, debe dejarse de ideas y mirarse al espejo de sí
mismo, escuchar los pensamientos que surgen de su cerebro, sentir las emociones
como aparecen y desaparecen, observar sus actitudes y su conducta en relación,
y aprender de una forma nueva de lo que está sucediendo en cada momento
presente.
No necesitamos buscar experiencias determinadas,
lo que necesitamos es ver la experiencia que hay delante de nuestros ojos,
debajo de nuestra piel, en nuestro cerebro y en nuestro corazón. ¿Acaso no hay
mayor experiencia que experimentar la realidad presente?
No tenemos ni remota idea de cómo es la realidad
presente ya que lo abarca todo en un solo instante y no bastaría con una única
vida para aprender o sacar provecho de ese insignificante instante que es el
ahora y sin embargo preferimos o perseguimos experiencias concretas.
Nos gustaría adelgazar pero no queremos ver en
profundidad porque tenemos unos kilos de más. Nos gustaría dejar de fumar o de
beber o de tomar drogas pero no queremos comprender que es lo nos hace tener
dicho comportamiento. Nos gustaría estar en otro lugar diferente de donde
estamos. Nos gustaría ser diferentes a como somos. Nos gustaría que fuera de
día cuando es de noche y de noche cuando es de día. Nos gustaría estar con
quien no estamos o nos gustaría tener lo que no tenemos.
¿Hasta cuándo vamos a seguir deseando lo que no
tenemos o lo que no somos? Quizás creemos que eso es lo que nos impulsa en la
vida y no andamos muy equivocados pues esos deseos son los que nos permiten
dirigir nuestra energía hacia un lugar sin darnos cuenta que tiene como
consecuencia la insatisfacción y el conflicto. Permitamos dejar la energía de la
que disponemos libre, libre para percibir.
Experimentar la realidad presente es
descubrirnos a nosotros mismos, es encontrar la belleza y naturaleza de lo que
se percibe, es gozar de la existencia.
Pero nos han enseñado que hay que perseguir una
experiencia de felicidad, o de placer, o de riesgo, o de amor, y ponemos
nuestro empeño para que eso suceda lo más pronto posible. Obviamente mientras
perseguimos esa experiencia no somos sensibles a lo que sucede y todo lo que
nos rodea es un medio para conseguir nuestros fines.
Podemos experimentar a Dios, la Felicidad, la Verdad,
la Iluminación, el Placer y todo ello habrá sido una proyección de nuestra propia
mente, de nuestros deseos, de nuestra frustración.
Al final la experiencia conseguida da lugar a
buscar otras experiencias de la misma índole o totalmente diferentes, pero el
caso es buscar, poner nuestro empeño en encontrar eso que nos va a hacer sentir
una determinada sensación.
Quizás nunca nos hemos parado a experimentar
nuestro propio pensamiento, es decir, observar si pensamos porque queremos o si
por el contrario el pensamiento va por libre. Observar qué consecuencia tiene
sobre nuestro cuerpo el pensar ciertas ideas. Observar cómo pensamos ante una
emoción. Observar qué sucede cuando no pensamos. Observar qué pensamos cuando
escuchamos a alguien hablar. Observar si el pensamiento y el habla es lo mismo.
Observar para qué sirve el pensamiento y observar para qué no sirve. Observar
si hay un pensador o si el pensador es el propio pensamiento. Todo eso es experimentar
el pensamiento y ese experimentar es aprender y ese aprender es sumamente
liberador.
Parece que preferimos jugar a matar personas en
el ordenador en lugar de jugar a vivir el maravilloso juego de nuestra vida. Dejemos
las experiencias superficiales de alcanzar determinadas sensaciones o sabores y
vayamos a esas experiencias de la realidad que somos.
Experimentemos la atención, nuestra propia
atención, hagamos consciente a lo que estamos atentos, sea ello lo que sea (un
sonido, una flor, una nube, un pensamiento) y prestemos atención a como
cambiamos nuestra atención de un objeto a otro. No hagamos ningún esfuerzo para
prestar atención, dejemos que el cuerpo y los sentidos pongan la atención donde
quieran, solamente necesitamos ser conscientes para experimentarlo. Quizás
experimentemos que la mayoría de las cosas que experimentamos son inconscientes
y que es absurdo buscar experiencias. Experimentemos qué sentido tiene la
atención y hasta donde es capaz de llegar.
Mientras no seamos capaces de experimentar por
nosotros mismos lo que sucede sin idea alguna, estaremos abocados a ser seres
programados por un pensamiento condicionado que es común a la humanidad y que
la mantiene sumergida en la más absoluta ignorancia y entretenimiento.
Somos seres biológicos en relación que hacen de esta
existencia algo sumamente hermoso y en ello no tiene cabida la individualidad. Por poner un ejemplo bastante ilustrativo podríamos preguntarnos ¿Qué somos
en relación con el agua cuando miramos el mar, acaso no somos conscientes que las tres cuartas partes de nuestro cuerpo
es agua y una parte vital es la sal? Todo
el universo es espacio infinito de formas en movimiento. Cualquier cosa que suceda
en el universo tiene un efecto sobre el universo entero.
Sin embargo psicológicamente somos un solo ser, un
solo individuo, lo miremos por donde lo miremos, ya sea desde una mente condicionada
con un Yo que es común a toda la humanidad o bien desde la percepción de una mente
universal y creadora cuya esencia es el silencio y la nada. Eso quiere decir que
cuando alguien, que tú crees que psicológicamente es diferente a ti, hace algo en
realidad lo estás haciendo tu mismo.
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