miércoles, 11 de mayo de 2011

¿Cuál es la verdadera senda espiritual?

Hay seres humanos que no estando conformes o satisfechos con sus vidas personales intentan caminar por el sendero de la espiritualidad, encontrar su verdadero ser, abrir su conciencia universal, iluminarse o simplemente comprender lo que son de tal forma que dicha comprensión sea ya de por sí una liberación a tanto conflicto, confusión e ignorancia.

Parece obvio a simple vista que el camino de la espiritualidad no va a ser un camino de conocimiento porque si así fuera entonces se podría enseñar cómo se enseña a freír un huevo, a tocar el piano o a hablar un idioma. De hecho dicho camino no se sabe a dónde conduce, no se sabe que hay al final del mismo, y por lo tanto no puede ser un logro como tal. Si nosotros sabemos lo que hay al final y tratamos de conseguirlo, entonces ese no es un camino espiritual sino un camino egocéntrico.

Sin embargo y siendo honestos deberíamos decir que gran parte, por no decir casi todo, de los movimientos o escuelas espirituales se basan en el camino hacia un logro, en el conocimiento de dogmas, rituales, oraciones, mantras, formas de vestir, lugares donde reunirse, libros que leer, personas con las que juntarse, etc.

Las personas intentan tener una experiencia espiritual a través de las palabras que otros les han indicado o intentan conseguir algún tipo de estado mental a través de alguna práctica como el yoga, la meditación, la oración o la lectura de libros. Todo ello (experiencia, práctica, disciplina, dedicación, logro) suena a puro conocimiento, aunque en este caso se llame espiritual, y debemos ser claros y precisos en este asunto tan delicado pues el camino espiritual no es un camino de conocimiento, aunque también se llame del conocimiento de uno mismo, sino que es más bien un camino de percepción y un camino de observación.

Solo hay un camino espiritual, solo hay un espíritu, solo hay una verdad. Cada ser humano puede caminar por una única senda espiritual que le conduce a la verdad y dicha senda espiritual está impregnada de soledad, de una soledad que va siendo más y más profunda en la medida en que se observa. Existen multitud de sendas que fluyen en un único camino espiritual que es el espíritu mismo del amor a la verdad.

Hay millones de formas de escapar de nuestra senda espiritual y solo una forma autentica de encararla. Es una senda que requiere libertad para ser andada y en este caso la libertad no se encuentra al final o en mitad del camino sino al principio del mismo, porque si no se es libre para mirar entonces siempre estaremos viendo lo que proyectamos. Libres para mirar nuestras cadenas, libres para cuestionar nuestras verdades u opiniones, libres para cuestionar nuestros temores y más profundos deseos, libres para ser honestos. La libertad ya es el principio de la soledad, y ello a su vez es una manifestación de la belleza.

Para caminar por nuestra senda espiritual no es necesario pertenecer a un grupo determinado, no es necesario conocer o visitar lugares santos, no es necesario orar o alabar a seres espirituales, no es necesario dejar lo que estamos haciendo o renunciar a nuestras relaciones, cambiar nuestra forma de vivir y empezar en un nuevo lugar de una forma nueva. Todo ello son formas de autoengaño.

Para caminar por nuestra senda espiritual es necesario comprender lo que somos en el espejo de la relación. Por ello la observación o la meditación han de ser vividas desde lo cotidiano, en el seno familiar, con los vecinos, en el trabajo o caminando solos por el monte y no es exclusivo de lugares preciosos con olor a incienso y cómodos cojines donde más bien se dificulta la verdadera meditación.

Si queremos caminar por esa senda espiritual hemos de desprendernos de todo conocimiento espiritual o psicológico y dar lugar a percibir todo aquello que la vida nos muestra en el camino a la verdad.

La verdadera senda espiritual comienza cuando el discípulo encuentra a su maestro, a ese maestro que hay en uno mismo.

7 comentarios:

  1. Sentir la perdida, la angustia o el sufrimiento en nuestra propia piel, de manera que algo te hace mirar al cielo y pedir ayuda, es lo que a la mayoría de los mortales nos coloca directamente y sin previo aviso, en el punto de partida de la senda espiritual.

    Como tu sugieres Goyo, la libertad se hace imprescindible para comenzar. Escribir un libro solo es posible cuando las páginas estan en blanco, iniciando el camino con la humildad de la desnudez, ya despojados de todos los ropajes que nos recuerden, quien creimos ser o lo que creimos saber. La libertad de la que hablas solo puede ser ganada "muriendo" hay que decidir firmemente "morir" a todo lo que ya no es necesario, a las viejas actitudes, a las expectativas, a nuestras más sólidas creencias, solo muriendo crearemos un espacio para la transformación.

    Estoy de acuerdo contigo que existe un mercadillo espiritual bastante rentable, que promete soluciones garantizadas aprovechándose de la vulnerabilidad de la gente que tiene auténtica y sincera necesidad de salir de la soledad y el aislamiento, de encontrar un sentido a la vida o simplemente un poco de paz. Es posible que haya tantos caminos como personas, para aproximarnos a ese lugar que todos anhelamos pero creo que todos ellos convergen en uno solo, el único posible, el camino interior. Cuando uno se conoce así mismo, conoce el mundo. Verse reflejado en lo malo y en lo bueno, en todas las personas que se cruzan en nuestro camino, sentirse "Uno" con ellos, hace que algo en ti cambie profundamente.

    De todas las cosas que mencionas, yo destacaría una que para mi es de suma importancia, la observación. Si se observa dedicadamente, con total entrega y sin buscar ningún resultado, se produce de forma natural la compresión. Esa observación de manera constante y consciente en nuestra vida cotidiana junto con el reconocimiento de nosotros mismos en los demás, nos ayuda a transitar esa senda de forma sencilla verdadera y afectuosa.

    Con muchísimo cariño aunque sin parar de tropezar, Inma.

    ResponderEliminar
  2. De acuerdo Goyo, desprendernos y darnos cuenta que no somos nosotros los que meditamos sino que es Dios, el Ser, Eso que Es (como se lo llame) quien medita en esta su manifestación...las enseñanzas, las técnicas, los consejos acerca de "como" meditar no son buenas ni malas, pero están encerradas en el ámbito de la mente, y la dimensión espiritual la trasciende y de eso se trata, de trascender lo manifestado...no es tan complicado, como bien lo decís en esta entrada está más al alcance que cualquier otra cosa.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Gracias Delia por ese comentario tan preciso y lleno de profundidad.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. cada uno tenemos nuestro camino, hay tantos senderos como buscadores hay. tú dices que para ti la libertad es el principio de la soledad. para mi, la soledad es el principio de la libertad.
    sin olvidar la importancia de la relación con los demás. se sabe que la soledad, el tiempo de refexión, de conversación interior, es tan necesaria como lo es la relación con el otro, ambos fluyen en un suave movimiento bipolar, como la propia respiración: soledad-relación-soledad...
    precisamente siguiendo ese ritmo vital, en el maravilloso mecer entre relación y soledad, yo encuentro mi propia libertad. gracias, goyo.

    ResponderEliminar
  5. Hola Sophia,

    Gracias por el comentario.

    Siento profundamente que la única forma de encontrar a alguien, en este mundo tan aparentemente burgues donde casi todo tiene un sentido de propiedad, es encontrándose uno mismo. Para ello es necesario tener pasión, curiosidad, amor por vivir sin reparos, sin demoras, sin escusas y hacer de cada situación por muy insignificante que sea una situación para comprender lo que somos.

    Ya no se trata de buscar explicaciones, o llegar a acuerdos que tranquilicen de alguna forma nuestras desavenencias o desencuentros sino de ser honestos con nosotros y con los demás y decir al mundo entero -quiero caminar y camino hacia el interior de mi corazón sin sentimentalismos o hacia el interior de mi mente sin intelectualismo- y que ello sea como un sunami que arrastre toda referencia del pasado, toda seguridad y certidumbre... entonces la soledad y la libertad van juntas de la mano y si miras al cielo verás una estrella fugaz como signo de tu propia presencia en el universo.

    Gracias corazón.

    ResponderEliminar
  6. Gracias por este bello post.
    Hace muchos años leí Siddhartha ( Hesse), y me acuerdo cuando le comenta a un maestro: "tu has encontrado tu camino, tú, con tu vida, experiencias, pensamientos, etc.
    La senda de otros no es la nuestra, porque creo que los verdaderos pensamientos o experiencias son icomunicables, y cuando se intenta hacer un método, no a todos les funciona, porque la búsqueda es Ego.
    Tu eres tu discípulo y tu maestro.
    Sin metas, ni comparaciones,
    Como una anécdota, descubrí que vendían un cojín "especial" para meditar.. :-s
    En fin...
    Un gran saludo.
    Y gracias de nuevo.

    ResponderEliminar
  7. Gracias Mª Carmen por esta visita tan hermosa. También recuerdo a Hesse y algunos de sus preciosos libros como Siddhartha o el Lobo Estepario.

    Es cierto que intentan vendernos objetos, ideas para facilitarnos el encuentro con lo que somos pero es fácil ver que todo ello es un sencillo engaño mental. Sería más fácil decir las cosas claras y llamar a las cosas por su nombre. A veces me pregunto porque tenemos tanto miedo a la verdad... pero es la verdad la que nos hará libre, de tanta mentira.

    Te mando un cariñoso saludo y te doy las gracias por compartir estas reflexiones entre amigos que solo pretrenden ser simples observaciones.

    Un abrazo

    ResponderEliminar