lunes, 8 de agosto de 2011

Relación médico paciente

A veces uno se pregunta si esto del conocimiento de uno mismo, del camino espiritual, es aplicable a la vida cotidiana o simplemente es algo utópico, una idea romántica de lo que debería ser el ser humano y sus relaciones.

Una de las facetas que rigen nuestra vida es la salud. La mayoría de nosotros nacemos en hospitales o nacemos en casa ayudados por algún personal sanitario, luego vienen las revisiones, las vacunas, los catarros, los empachos, las alergias, los accidentes, etc. A lo largo de nuestra vida vamos a tener que tratar nuestras enfermedades con algún médico. Médicos de cabecera, médicos especialistas, médicos naturistas, psiquiatras, nos van a atender con el propósito de curarnos, mitigar nuestras dolencias o hacer mas llevaderos nuestros problemas.

¿Cómo es la relación médico paciente? ¿Se puede aplicar el conocimiento de uno mismo o el camino espiritual a este aspecto de la vida cotidiana que es nuestra relación con los médicos? ¿Es la relación médico paciente una relación de autoridad? ¿Qué busca el médico y qué busca el paciente en la relación?, quizás la respuesta puede ser curar y ser curado... por dinero.

¿Qué es la salud? La salud ha de ser algo así como el estado natural del individuo, entendiendo por individuo algo indivisible cuyo corazón, cuerpo y mente están en armonía.

La salud es una tremenda energía innata en el ser que tiende siempre y sin descanso a restablecer cualquier perturbación del estado natural. De esa forma si nos hacemos un corte, la salud tiende a restablecer la herida y si tenemos un agente extraño en nuestro organismo, la salud tiende a rechazarlo.

La salud no es un estado estático sino más bien es un estado dinámico, es un movimiento continuo hacia el equilibrio interno y externo.

¿Qué es la enfermedad? Culturalmente la enfermedad es lo opuesto a la salud pero uno duda que eso sea así realmente. La fiebre no es una enfermedad sino un síntoma, un aviso, de que algo nos está sucediendo en el cuerpo. La obesidad más que una enfermedad pudiera ser un aviso de que estamos alimentándonos de una forma poco natural. La ansiedad quizás no sea una enfermedad psicológica sino más bien un síntoma de salud y si la eliminamos con ansiolíticos estaremos eliminando o cuestionando nuestra propia salud.

La enfermedad es aquello que origina el desequilibrio, que perturba o distorsiona el estado natural, es la causa que desencadena un síntoma antes que suceda un daño o deterioro irreversible.

La enfermedad del ser humano es su individualidad, es su condicionamiento, es su egoísmo, y dicha enfermedad se ha apoderado del cerebro y desde ahí gobierna nuestro comportamiento en relación con todo, tanto internamente como externamente.

El condicionamiento obliga al cuerpo a tener hábitos como el fumar, beber alcohol, tomar café, sobrealimentarnos, etc. todo lo cual va deteriorando el cuerpo poco a poco a pesar de tener la salud que tenemos y que día a día limpia y regenera en ese movimiento de alcanzar el estado natural del cuerpo. Pero qué duda cabe que una persona que se fuma dos cajetillas de tabaco al día en lugar de respirar aire lo que respira es humo y tarde o temprano tendrá problemas, entre otras cosas, con el aparato respiratorio (enfisema pulmonar, bronquitis crónica, cáncer de pulmón, etc.). Y uno se pregunta ¿es el enfisema pulmonar la enfermedad, es el hábito del tabaco la enfermedad o más bien es el condicionamiento la enfermedad?

El condicionamiento obliga al corazón a buscar y sentir pasiones, sentimentalismos, emociones que le saquen a uno de la rutina diaria, todo lo cual va poco a poco insensibilizando nuestra capacidad de sentir la vida, de sentir la naturaleza, de ser sensibles al dolor ajeno. Y no cabe duda que una persona que está 8 horas delante del televisor viendo programas de continuas discusiones o de sucesos, o un niño que se tira tres o cuatro horas diarias con juegos electrónicos violentos, o personas que consumen como un entretenimiento películas de sexo, de miedo o de guerra, tarde o temprano mostrarán un carácter a imagen y semejanza de lo que consumen dando lugar a una falta total de percepción de la realidad.

El condicionamiento obliga a la mente, a la conciencia, a estar continuamente ocupada con ideas, opiniones, creencias, ilusiones, esperanzas, valores que hacen de la vida algo completamente mecánico donde no hay lugar para la percepción ni para el amor. El condicionamiento crea los problemas de relación con los demás y con el medio ambiente y cuando uno intenta solucionar dichos problemas lo que realmente hace es crear conflictos, es decir, perpetuar los problemas.

El condicionamiento psicológico no es algo personal sino más bien es algo común y profundo en la cultura que vivimos y que se muestra en cada persona de una forma más o menos similar, pero lo importante no es su apariencia sino su profundidad.

¿Qué busca el médico en relación al paciente? En principio un médico lo que trata es de ganarse la vida y en segundo lugar curar al paciente en base al conocimiento que posee. ¿Qué busca un paciente en relación con el médico? En principio un paciente lo que trata es de ser curado por el médico en base a las molestias que tiene. ¿Cómo puede un médico curar el condicionamiento si él mismo está condicionado y ni siquiera lo sabe? No parece posible que dicho médico sea de gran ayuda para ningún paciente si no es consciente de que ambos comparten la misma enfermedad y que en el paciente en estos momentos se está mostrando con unos síntomas determinados. No cabe duda que el conocimiento del médico puede ayudar al organismo del paciente, es decir, puede ayudar a la salud del organismo del paciente a realizar su propio trabajo, pero tampoco hay que perder de vista que aplicar el conocimiento por si solo sin tener en cuenta o comprender la salud del organismo puede ser causa de un mayor daño.

El organismo es diferente del yo. El yo es un producto del pensamiento. El yo es la enfermedad que incide en el organismo. El organismo debe cuidarse y desarrollarse en base al instinto natural de nuestras sensaciones y en base al conocimiento adquirido por el ser humano a través de los años y que actualmente tiene su máximo exponente en las medicinas llamadas naturistas, alternativas, holísticas, sistémicas, integradas, etc.

En cuanto al organismo se refiere existen los procesos evolutivos, es decir existe el tiempo, existe la evolución de un tratamiento sobre el cuerpo y su incidencia específica sobre una determinada parte del mismo, pero en lo referente al yo, al condicionamiento, no existe tal evolución, es decir, no existe el tiempo, solo existe la posibilidad de percepción, lo cual significa que la comprensión sobre la verdadera causa del deterioro del cuerpo es la única medicina posible.

Un paciente ha de saber que su mal es él mismo, que su mal es el de todos, que es un mal compartido, que el mal radica en el conocimiento y la experiencia adquirida a lo largo de los años de vida y que para curarse ha de comprenderse, ha de conocerse a sí mismo, de tal forma que al comprenderse a si mismo cambiará los hábitos, las relaciones, las ideas, la forma de ver y entender la vida y la muerte.

Médico y paciente han de encontrar una forma de compartir en el momento de la consulta. No es que uno entrega y el otro recibe. Médico y paciente tratan de ver hechos cada vez con mayor nitidez, tratan de aprender de los problemas dejando en un segundo plano la intención de solucionarlos salvo en el caso del organismo donde el médico ha de poner su conocimiento al servicio de la salud.

La relación médico paciente debe tener algo que ver con una relación verdadera, con la compasión. El médico debe descubrir la verdadera relación con el paciente, aquella que no se basa en el interés, en el prestigio, en el conseguir experiencias o conocimientos. El concepto o la idea de alcanzar una mejoría en el paciente deben implicar un movimiento del paciente y del médico en la capacidad de amar, de vivir en el instante y de estar libres del temor.

El paciente ha de comprender que su intención de ser curado es una limitación para su propia cura. El paciente ha de comprender que tiene que aprender de su enfermedad.

La relación médico paciente no ha de basarse en una comunicación a través del pensar como conocimiento, memoria, conceptos y teorías ya que es una comunicación sin vida y sin realidad. Solo en la comunicación basada en el ver, en el aprender, en la percepción sin opción que es compasión, es posible la relación.

Todo paciente anhela que el médico le cure, que el médico le diga lo que tiene que hacer y lo que no tiene que hacer. El paciente tiene confianza en que haciendo lo que el médico le diga solucionará su problema o su enfermedad. De la misma forma el médico cree saber lo que hay que hacer con cada problema o enfermedad, bien sea por su propia experiencia o por el conocimiento escrito en los libros, de tal manera que lo que espera de cada paciente es la descripción de algo conocido y si no es así tratará de asemejar el caso del paciente a un caso similar conocido, con lo cual el médico no está en actitud de ver algo nuevo con el paciente. Lo que hace el médico con el paciente es un reconocimiento, lo cual invalida el aprender.

Cada paciente es un único caso irrepetible. Incluso un paciente que pasa consulta un día y vuelve al mes siguiente, es una persona diferente. El médico ha de ver sin imágenes.

Un médico no debe tener una actitud de decir al paciente como solucionar sus problemas, salvo la parte que corresponde al organismo. Un médico ha de señalar lo que es el aprender y cómo aprender, y entonces el paciente descubrirá que el aprender sobre sus problemas estos terminan. Pero si un paciente espera que su médico le resuelva sus problemas, entonces no solo sus problemas no serán resueltos sino que además tendrá el problema de la dependencia y el apego.

De la falta de madurez nace el uso del conocimiento. Solo hay madurez en el proceso de aprender.

El simple deseo de querer curar una enfermedad es eludir la propia enfermedad. Si uno no ha penetrado en ella, no la ha observado, no la ha estudiado, no la ha explorado, no la ha comprendido, no ha visto su belleza o su fealdad o su profundidad ¿cómo puede uno saber cómo curarla? El impulso de querer resolver la enfermedad le hace a uno reconocerla aún sin verla, le hace a uno concluir sin aprender, le hace a uno equivocarse sin opción a mirar y entonces uno se evade de la enfermedad y dicha evasión no resuelve la enfermedad y además seguramente la agrava.

Médico y paciente deben aprender a estar en comunión con la enfermedad. Para ello el pensamiento egocéntrico ha de estar ausente. No puede haber identificación o no identificación con la enfermedad ya que cualquier conjetura personal con la enfermedad es una separación de la misma con respecto a uno. Uno ha de comprender que la enfermedad es uno mismo. En el caso del organismo está claro que el organismo y el paciente es lo mismo, es decir, si no hay organismo no hay paciente, pero el paciente no puede pensar en términos de que el organismo es suyo porque entonces el organismo y él estarían separados y justamente esa es la verdadera y profunda enfermedad. En el caso del médico también ha de aprender que la enfermedad es él mismo, que el observador es lo observado, para que surja la observación.

Si el médico no percibe que él es también participe del origen de la enfermedad al igual que el paciente entonces está separado de la realidad y por consiguiente cualquier acción será conflictiva y creará desorden.

La percepción alerta, ver sin el observador, es la autentica prevención de la enfermedad mental, es de una energía total donde existe la posibilidad de amor y de libertad con respecto al miedo.

En el estado de comunión, no se busca un medio de expresión determinado, no hay un modo o una forma intencionada de decir las cosas, es de muy escasa importancia el que se exprese esa comunión en palabras. Comprender una enfermedad por completo es estar en comunión con ella. Entonces podemos ver que la enfermedad no es nada importante y que lo que importa es el estado de la mente que se haya en comunión con la enfermedad.

Lo importante es aprender a estar en comunión con nosotros mismos de un modo agradable, feliz, para que podamos seguir todos los pequeños movimientos del pensar, del sentir, sin tratar de corregirlos, sin decir que son buenos o malos. Observar sin identificarse con ningún pensamiento o sentimiento es estar en comunión con nosotros mismos.

Un médico no debe abordar un síntoma o una serie de síntomas por separado, debe abordar la totalidad del ser y del condicionamiento, no dando especial interés por el síntoma sino por tratar de percibir la raíz de la enfermedad.

Un médico ha de comprender que el dolor psicológico de una persona es producto de la autocompasión, es resultado de un proceso material del pensamiento. También un médico ha de comprender que muchas de las dolencias físicas han sido somatizadas por el dolor psicológico y por tanto requieren de una observación minuciosa. Pero el médico ha de ir más allá del dolor individual producido por el pensamiento y debe comprender el dolor humano en su totalidad porque de esa comprensión surge la compasión, surge el verdadero afecto y con ello nace la posibilidad de relación con el paciente en un movimiento que va más allá de las palabras.






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