sábado, 17 de marzo de 2018

¿Por qué una persona llega a matar?



Casi todos los días vemos en las noticias personas que han asesinado a niños inocentes, a sus parejas o a mujeres indefensas y uno se pregunta ¿Cómo es que una persona llega a matar?

Unos matan por celos, otros por odio, a otros les inunda la rabia, hay quienes lo hacen por dinero como mercenarios en la guerra o matando a un familiar para cobrar la póliza del seguro. No cabe duda que siempre hay un motivo para llegar a tal extremo y sin embargo no encontramos la razón para evitarlo.

Cualquier persona en potencia puede asesinar a otra, pero hay razones que se lo impiden. No encontrar una forma de hacerlo precisa y segura, el miedo a que le pillen y tenga que pasar una gran parte de su vida en la cárcel, no tener el valor suficiente para llevar a cabo lo que desearía o el valor moral de que matar es un pecado capital son algunas de las causas que nos impide matar a alguien.

A parte de las razones y el beneficio que puede suponer matar a otro ser humano, ¿qué es lo que nos lleva a tal atrocidad?

Cuando éramos niños en la familia se nos educó con la amenaza de castigos físicos, de capones, cachetes, zarandeos, encerramientos en habitaciones, miradas que lastimaban o palabras con una desmedida dureza y frialdad. En el colegio se nos enseñó con la vara, con golpes, forzándonos a memorizar, comparándonos con otros niños o reprimiendo nuestros instintos. Nos hemos criado en la violencia y en cierta manera somos una consecuencia de ella. Hoy en día los niños muestran una gran violencia entre ellos, con sus educadores e incluso con sus familiares, lo que significa que han aprendido muy bien lo que les estamos enseñando. Pero quizás lo peor que han sufrido algunos niños han sido abusos en el entorno familiar y educativo, violaciones, maltratos, que dejaron una impresión con la cual tienen que vivir para el resto de sus vidas porque no va a encontrar la forma de comunicar y comprender lo que sucedió. Ninguna mente sana es capaz de abusar de un menor a no ser que esa misma mente haya sido profundamente herida. El niño abusado siente que ha perdido su inocencia y es tal el daño psicológico y la vergüenza que siente que hará todo lo posible para que no vuelva a suceder. Algunos se convierten en personas duras que se enfrentan a todo el mundo para demostrar que son fuertes y que con ellas hay que tener cuidado. Se hacen personas serias, frías, luchadoras, con un complejo de superioridad tan elevado que llegan a abusar de inocentes ante una situación de indefensión absoluta. Parece increíble que una persona que ha sufrido abusos, y sabiendo lo lamentable que es, se convierta en abusador con el paso del tiempo. Pero no siempre es de ese modo y otros niños se sienten culpables, se encierran en sí mismos, se vuelven huraños e inseguros durante el resto de su vida. Esto ha ocurrido en gran parte de las familias corrientes de todas las condiciones sociales, así como en instituciones religiosas y educativas.

¿Cómo afecta a la mente de un niño una educación violenta? Cuando el niño asimila que la violencia forma parte de la vida y que debe protegerse de ella, es cuando hace todo lo posible por ser fuerte físicamente y mentalmente. Con esa actitud el niño busca estrategias para evitar ser dañado e inevitablemente se acaba convirtiendo en una persona violenta. Por tanto la violencia es la capacidad y la intención de vencer a los demás sin importar el daño que provocamos. ¿Por qué hay tanta violencia en el mundo? En principio porque creemos que la ejercemos en defensa propia y segundo porque creemos que conseguir una situación de privilegio o de poder frente a los demás ha sido una cuestión de inteligencia. Evidentemente ambas premisas son falsas. La defensa propia no justifica ningún acto de violencia y la inteligencia no se puede confundir con la astucia que es una forma refinada y cruel de violencia. La sociedad está dirigida por personas astutas que ejercen una violencia desmedida contra los ciudadanos, provocan desigualdades sociales, generan malestar y sufrimiento, eternizan los problemas y los conflictos humanos, y son los causantes de la violencia social. Cuando desde niños se nos educa en la violencia es difícil tener una mente inocente y vulnerable capaz de comprender y sanar completamente las heridas recibidas.

No sé si ya habrá sido contestada la pregunta ¿Por qué una persona llega a matar a otra?, quizás cuando nos planteamos una pregunta de esta índole nos gusta llegar con urgencia a la respuesta encontrando ciertas razones que nos tranquilicen, sobre todo si creemos que no tienen ninguna relación con nosotros. Normalmente no encontramos el modo de llegar hasta el fondo de las cuestiones.

Desde que nacemos y a lo largo de nuestra vida la muerte está presente por todas partes. No hay informativos en el mundo cuya principal noticia no sea la muerte. Actualmente millones de personas mueren a causa de las guerras que nosotros mismos generamos por intereses económicos y una de sus consecuencias es que cuarenta millones de niños mueren de hambre al año en el mundo. No parece que matar o que mueran personas sea un problema para los seres humanos. Del mismo modo hemos hecho de nuestra forma de alimentarnos un asesinato y millones de seres vivos son alimentados, engordados y sacrificados en condiciones de sufrimiento para que disfrutemos comiendo, cuando tenemos conocimientos para dar de comer a la humanidad entera sin necesidad de matar. La muerte siempre ha sido un gran negocio para los que ostentan el poder. Incluso hemos encontrado en la muerte un pasatiempo y una forma de educar a nuestros hijos cuando se pasan las horas en video juegos matando todo lo que se mueva. El temor y el dolor de la muerte no es otra cosa que lo que llamamos vida. Nuestra vida personal está llena de temores y sufrimientos, y no es que la causa de ello sea la muerte sino la forma en cómo nos relacionamos, en cómo entendemos lo que es el mundo y lo que es uno mismo. El egoísmo, que no es otra cosa que el apego a las personas, a las cosas, a las ideas, es la causa de nuestro miedo a perderlas y del sufrimiento que nos provoca cuando las perdemos irrevocablemente. Pero lo que es más sorprendente es que el egoísmo es la principal causa de que mueran las personas y sin embargo ni la sociedad ni las personas se lo cuestionan.

Debido a nuestra precaria educación no hemos encontrado el profundo valor de la vida. Para cada cual la vida es algo personal y por tanto se vive para uno mismo, para sobrevivir psicológicamente, para realizarnos y llegar a ser aquello que envidiamos. Tenemos un significado de la vida artificial como consecuencia de las ideas que se han alojado en nuestra memoria. Percibimos la vida como objetos de los que nos podemos servir para dar gusto a nuestra demanda de placer o satisfacción. No importa si matamos un pajarillo que vuela entre los pinos, un pez que nada entre las olas, un elefante que va por la sabana o un niño que vive entre nosotros. Mientras no encontremos el valor de la vida, la muerte siempre puede ser una solución para resolver los conflictos que nosotros mismos generamos. La vida solo tiene sentido en la relación y por ello cada expresión de la misma, por muy diminuta e insignificante que parezca, es imprescindible para que el universo exista. Cada daño que provocamos a la vida nos lo hacemos a nosotros mismos. La vida tiene un valor inmenso, pero la ignorancia del egoísmo no permite aspirar su fragancia, observar su belleza y sentir su misterio, por eso las personas viven deambulando como zombis sin importarles que seres vivos mueran entre sus monstruosas manos.

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