Obedecer es hacer lo que nos dicen sin necesidad
de comprenderlo. En esta cultura que vivimos la obediencia es un valor que
seguramente se basa en el intento de poner orden donde puede haber desorden.
En el seno de la familia principalmente los
padres son los que determinan las normas que se han de cumplir para que los
hijos se desarrollen adecuadamente en un ambiente donde los límites estén
definidos. A los padres hay que obedecerles por el bien de la familia y por el
bien nuestro.
Actualmente hay tantas familias desestructuradas
o rotas que es difícil ser coherentes en poner normas y limites en el seno de
la familia, lo que tiene como consecuencia convivencias donde los hijos se han
convertido en verdaderos tiranos mientras los padres sufren impotentes sin
saber cómo solucionar la situación. En muchos casos la desobediencia es una
reacción a la obediencia impuesta.
En el seno de la sociedad todo ciudadano debe
ser obediente a las leyes y normas que han sido establecidas por el gobierno
con el propósito de convivir colectivamente de una forma ordenada y evitando en
lo posible conductas anárquicas de proceder según le plazca a cada cual.
Hoy en día, y quizás debido a la crisis
económica, los ciudadanos están indignados y horrorizados al ser conscientes
que las leyes y normas que rigen la sociedad protegen a los corruptos que no
solo se van con el dinero público sino que además quedan impunes ante la propia
ley. Asimismo desde la propia política se le quiere hacer entender al ciudadano
que los casos de corrupción son casos aislados que pueden ser subsanados con
nuevas leyes, todo lo cual no deja de ser un engaño más porque lo que se ve con
claridad es que las leyes se han diseñado para que exista la corrupción y nunca
con el objeto de evitarla.
Parece lógico pensar que la obediencia es un
deber mientras que la desobediencia es una responsabilidad. Es decir, si
obedezco de alguna forma estaré colaborando con las normas establecidas y si
desobedezco debería caer sobre mi algún tipo de responsabilidad.
El problema que tiene la obediencia es que no
requiere ser comprendida lo cual es bastante contradictorio porque tarde o
temprano el ser humano tenderá a desobedecer aquello que no comprende.
La obediencia tiene un sentido en un entorno
común y compartido porque de lo contrario uno siempre tiende a obedecer a su
instinto personal de logro, lo cual entra en contradicción con los logros
comunes.
¿De qué sirve obedecer a un padre, a un jefe, a
una autoridad, a una ley, si el ser humano no comprende lo que se le trata de
imponer? ¿Acaso es tan difícil entender que las cosas haya que hacerlas de una
forma concreta para minimizar los problemas o para alcanzar unos objetivos
comunes?
Nos hemos acostumbrado a obedecer tanto a
nuestros padres o jefes que ahora nosotros mismos no sabemos transmitir a
nuestros hijos o subordinados el porqué queremos que las cosas se hagan de una
forma concreta.
Uno mismo se debería preguntar hasta qué punto
gran parte de lo que hace atiende a una obediencia sin saber cuál es la razón
de ello. Es bastante estúpido hacer y hacer un sinfín de actividades sin
comprenderlas.
Cuando obedecemos sin comprender es porque
tenemos miedo a cuestionar o preguntar, como si el hecho de preguntar ya fuera
una forma de desobediencia. Cuando colaboramos con la obediencia al grupo o lo
que se denomina disciplina de partido, lo que hacemos es anularnos como
profesionales y como personas.
Se nos ha enseñado lo que pensar y se nos ha
negado de alguna forma a aprender a pensar por uno mismo teniendo en cuenta los
acontecimientos.
Nuestros padres nos han obligado a asearnos, a
comer saludablemente, a portarnos con respeto, a estudiar con disciplina, a
escuchar mientras hablan los mayores y uno se pregunta porque nos han obligado
sin hacernos comprender la necesidad de esos comportamientos. Quizás se piensa
que es más fácil imponer que compartir o hacer partícipe, lo cual es una gran
equivocación pues al final las conductas impuestas acaban por rebelarse
obteniéndose una conducta contraria a la que en principio se esperaba.
En la pareja estamos obligados a ser fieles,
pero ¿porque estamos obligados? Quizás no comprendamos el porqué y la utilidad
de la fidelidad. Cuando hay obligación sin comprensión lo que hay es represión
y por tanto tarde o temprano uno acaba haciendo lo que no debe hacer.
En la sociedad los deberes y derechos vienen
recogidos en las leyes y normas que rigen la convivencia pero tienen una gran
contradicción de fondo ya que en la misma sociedad prevalece el valor de que
cada ciudadano pueda tener una conciencia individualista, lo que hace en
definitiva es que el ciudadano se sirva de dichas leyes y normas para su
beneficio particular. Y como dice el refrán ´hecha la ley hecha la trampa´.
De alguna forma se nos ha obligado a tener unas
creencias determinadas según el lugar y el ambiente donde nos hemos educado, y
ciertamente hemos obedecido sin comprender el propósito o la realidad de dichas
creencias. Y ahora obligamos a nuestros hijos a creer en lo mismo sin darles
explicaciones objetivas porque la realidad es que somos esclavos sin saberlo de
lo que se nos impuso.
¿Por qué se nos obliga a creer en Dios o en Alá
o en Krishna? ¿Por qué se nos obliga a creer en una patria o en una bandera?
¿Por qué se nos obliga a tener una ideología? Y lo peor de todo es que creemos
que hemos sido nosotros mismo quienes han elegido voluntariamente dicha
creencia y que además es la mejor opción de todas las existentes.
La obediencia es una de las bases de la mente
egocéntrica que se basa en dogmas y valores de segunda mano, y que dan origen a
las mayores atrocidades humanas.
La obediencia anula al ser humano convirtiéndolo
en un pelele, en una persona sin sensibilidad para responder a cada reto que la
vida le trae a cada instante, y además le hace torpe e ignorante.
Y nos hemos acostumbrado tanto a obedecer que
necesitamos pertenecer a grupos religiosos donde se nos dice lo que hemos de
hacer o pensar en todo momento porque no podemos soportar estar sin autoridad
alguna que nos diga cómo vivir o sentir.
¿Te has preguntado alguna vez a qué has
obedecido, o desobedecido, a lo largo de tu vida, porque lo has hecho y si
ahora obedeces de algún modo?
No estamos obligados a lo que no comprendemos y
no podemos ser responsables de desobedecerlo.
Obedecer o desobedecer da lo mismo mientras no
haya comprensión y la comprensión llega cuando miramos los hechos frente a
frente, sin racionalizar, sin analizar, sin escapar, sin interpretar, sin
demorar, únicamente observando, cuestionando y aprendiendo.
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