sábado, 9 de febrero de 2013

El sentido de los sentidos


¿Qué nos hace saber que la realidad existe? La realidad existe en la medida que la percibimos, es decir, que la sentimos: la vemos, la olemos, la palpamos, la saboreamos, la oímos.
La realidad no existiría si no la sintiésemos y es quizás por esa razón que las sensaciones que sentimos tengan tanto valor en la vida de todo ser humano.
Una persona puede sentir calor o puede sentirse solo y triste. Otra persona puede oír el cantar de los pajarillos o puede oír su propio pensamiento. Podemos sentir la dureza de una roca o la comodidad de una silla.
Quizás una de las cosas que determina nuestra conducta, lo que decidimos hacer, viene condicionado por lo que sentimos.
¿Qué es lo que nos hace sentir?
Cuando sentimos frio lo que nos hace sentir frio es, por una parte, nuestra percepción de la temperatura al entrar en contacto con nuestra piel y por otra parte la idea que tenemos según nuestra experiencia de frío o de calor.
Si es invierno y hace un frío espantoso, lo que nos gustaría es ir bien abrigados o estar en casa al calor de un buen fuego de chimenea o de una calefacción. En esas circunstancias el calor se soporta con agrado. Sin embargo a nadie se le ocurriría poner la calefacción en verano cuando está pasando calor.
En principio lo que sentimos a través de los sentidos viene determinado por algo objetivo: vemos la imagen de un paisaje, sentimos el tacto suave de un tejido, olemos que algo se está quemando, oímos un sonido fuerte o degustamos un alimento salado.
A nadie se le ocurriría decir que la sal sabe a dulce, que cuando hace frío siente calor y que huele a flores en una pocilga.
Un asunto diferente es cuando lo que sentimos viene determinado por lo que pensamos y no por lo que nuestros sentidos perciben.
Por ejemplo puedo estar respirando humo, lo cual es asfixiante, y sin embargo puedo estar sintiendo placer, es decir, la idea que tengo del fumar anula las sensaciones reales que están sucediendo mientras fumo (calor, sequedad, picor, ahogo, malestar…).
Esto es algo muy importante porque estamos diciendo que a una idea, que no es nuestra y que se ha instalado en nuestro cerebro, le damos más valor que a nuestros propios sentidos. En cierta manera esto puede sonar a chiste pero ciertamente es como si se hubiera metido un virus informático que no nos permite funcionar o vivir saludablemente.
Cuando ocurre ese suceso, que damos prioridad a nuestro pensamiento antes que a nuestros sentidos, es cuando perdemos todo sentido de la realidad y además ponemos en peligro nuestra vida.
¿Cómo es que una idea puede anular nuestros sentidos?
Lo cierto es que es así, es un hecho. Yo puedo estar sintiéndome molesto, mareado, bebiendo alcohol y, en lugar de parar y dejarlo, puedo seguir consumiendo hasta caer embriagado porque prevalece la idea de estar divirtiéndome.
Puedo tener una relación con alguien que abusa continuamente de mí, que me maltrata, y sin embargo no hacer nada para dejar esa relación porque tienen prioridad esas ideas mías de: me siento segura con él, me quiere, yo tengo la culpa, no valgo nada y no quiero estar sola, etc.
Cuando alguien me insulta puedo sentir un gran malestar y pensar que ha sido el insulto la causa de mi malestar, cuando en realidad es la idea que tengo del insulto y de mi mismo la que ha causa mi molestia.
¿Somos conscientes de que nuestras ideas/pensamientos no nos permiten ver las cosas con claridad y nos convierte en seres sensorialmente mutilados?
Los sentidos tienen una función vital para los seres vivos ya que a través de ellos podemos interaccionar con el medio para adaptarnos y sobrevivir.
Los sentidos nos previenen de peligros y nos hacen tomar infinidad de decisiones con el objeto de mantener unas condiciones internas y externas de equilibrio saludables. Solamente aquellas personas que por razones accidentales han perdido físicamente alguno de sus sentidos saben el valor que tienen.
Si anulamos los sentidos psicológicamente lo primero que ponemos en riesgo es nuestra salud porque ya no sabremos cuando algo tiene mal sabor, quema, huele mal, es ruidoso, duele, molesta, es peligroso, etc.
Tenemos que preguntarnos de donde surgen nuestros pensamientos y distinguir cuando vienen directamente de los sentidos a través de la observación de los hechos y cuando surgen como una reacción de las ideas que tenemos al respecto de lo que sucede. Un cosa es sentir y poderlo expresar con palabras, y otra cosa es pensar
Le hemos dado tanta importancia a las ideas, a esos virus informáticos que la sociedad de consumo y la cultura nos han metido en la cabeza, que hemos perdido el sentido de los sentidos.
Si nos queremos un poco, si realmente queremos vivir, hemos de recuperar nuestros sentidos y gozar de esa maravillosa capacidad de decirnos como son las cosas. Esos sentidos somos nosotros mismos, es nuestra naturaleza y debemos hacer todo lo que haya a nuestro alcance para no permitir que esos virus informáticos, ajenos a nuestra naturaleza, nos mutilen.
Las ideas, las creencias, los prejuicios y las opiniones son algunos de los principales virus informáticos que se meten en nuestra cabeza y nos hacen esclavos de ellos dejando inservibles a nuestros sentidos, lo que nos hace vulnerables a cualquier peligro.
Cualquier persona podemos pensar que nuestras ideas u opiniones las hemos elegido nosotros mismos libremente, lo cual es la más clara ignorancia, pero lo cierto es que nos han manipulado para elegirlas e identificarnos con ellas y que difícilmente podemos librarnos de ellas aunque deseemos hacerlo.
Necesitamos tener los sentidos despiertos para poder observar con profundidad hasta donde podemos estar corrompidos por esos virus.
Ver, oler, gustar, sentir, oír y pensar, son sentidos extraordinarios por si mismos sin necesidad de que ningún objeto o de que ningún sujeto los condicione.
Ver es una cualidad dichosa sin necesidad de poner énfasis en ver algo concreto. Cuando las personas nos olvidamos que lo importante no es, ver algo concreto, sino el propio ver, es cuando perdemos la profundidad y la belleza de lo que supone ver.
Observar, sin necesidad de nombrar o tener preferencia alguna, los colores, las sombras y las luces, las formas y su relación en el espacio, es sumamente dichoso y nos permite aprender.
Del mismo modo pensar es un sentido extraordinario que nos permite ser más adaptativos pudiendo cuestionar todo aquello que nos impide pensar y sentir con libertad.

2 comentarios:

  1. Muy buena tu distinción entre lo que nos trasmiten nuestros sentidos (cconstructores de nuestra realidad virtual física) y, las ideas externas (virus informáticos) que nos transforman ésta realidad cercana y segura, en otra más complicada de manejar, ya que, sin duda, ésta última realidad virulenta (dependiente de ideas y creencias), ocasiona consecuencias no naturales , o disonantes con el medio natural del animal humano.

    Me gustaría añadir que la objetividad o subgetividad de la realidad física ,no viene dada por los sentidos de una especie animal, ni de ninguna especie o individuo que pueda poblar el universo. Las "realidades" vienen construidas por los sentidos de cada especie y se limitan a dar cabida a sus necesidades de nutrición , relación y reproducción.

    La Realidad Última y Primera: ETERNA , está fuera del alcance de nuestros sentidos , por SER Plena y Completa, mientras que los sentidos limitan para poder concretar un mundo .

    Simplemente ES más allá del espacio/tiempo . Esto nos lleva a no poder explicarla , sino sólo atisvarla cómo intuición o sentirla de Corazón cuando éste late al unisono con la Vida Una (fuera de la limitación de nuestro ego).

    Tenemos referencias de Ésta Realidad, en la vida de los místicos y en los comunicados de los avatares que han paseado nuestra mundo o realidad cercana (espacio/temporal). También cualquiera de nosotros podemos contactar con Ella/Él en ocasiones puntuales que han llenado de felicidad el Instante Presente. En todo caso , nadie es más que otro , ni menos que otro , para contactar con Ella/Él o explicar Qué ES , pues toda la vida es su Hija/o.

    Gracias por compartir

    Un Saludos Cordial

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    1. Gracias por tu comentario Amaranta, un saludo afectuoso.

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