miércoles, 27 de febrero de 2013

¿Cómo tomamos nuestras decisiones?


Sin lugar a dudas a veces el ser humano actúa guiado por impulsos a la hora de tomar decisiones importantes de su vida y lo que se debería haber meditado con tiempo, adquiere el carácter de urgente y, sin apenas reflexión, se decide a la ligera.

Elegir los estudios o una profesión, elegir la persona con la que casarnos, elegir tener un hijo, elegir comprar una casa, elegir divorciarse, son algunas de las decisiones más importantes que se toman en un momento y que indudablemente nos van a afectar para el resto de nuestra vida.

¿Cómo es que elegimos unos estudios o una profesión? ¿Se nos ha educado para darnos cuenta del don, de la vocación, de las aptitudes, con las que hemos nacido o por el contrario se nos ha educado para ser una proyección de nuestros padres o educadores llegando a realizar una profesión que ellos les hubiesen gustado hacer?

¿Cómo es que elegimos una persona con la que convivir? ¿Se nos ha educado para aprender a relacionarnos y compartir un proyecto común con un ser humano que al igual que nosotros tiene la pasión por relacionarse o por el contrario se nos ha educado en la búsqueda del placer, para disfrutar y sacar provecho de la relación?

¿Cómo es que elegimos la responsabilidad de tener un hijo? ¿Se nos ha educado para cuidar y respetar con afecto la vida propia de otro ser humano o por el contrario se nos ha educado para poseer y tratar de inculcar a otro ser humano nuestros valores?

¿Cómo es que elegimos comprarnos una casa? ¿Se nos ha educado para ser independientes y saber el esfuerzo que conlleva adquirir propiedades por uno mismo o por el contrario se nos ha educado en el consumo, en la adquisición sin medida, en el logro sin esfuerzo, con la ayuda y dependencia de nuestros padres o tutores?

¿Cómo es que hemos elegido divorciarnos? ¿Se nos ha educado para saber que todo lo que empieza termina, que no merece la pena sostener lo que se ha apagado y que es más importante saber terminar las cosas que empezarlas, siempre en el respeto y cuidado a la otra persona o por el contrario se nos ha educado para ser superficiales e impulsivos, poco comprensivos, buscando únicamente nuestra satisfacción personal tirando la toalla cuando apenas empiezan a surgir problemas?

De una forma u otra se nos ha educado y ahora con el tiempo somos en cierta medida un producto de esa educación. ¿Cómo es posible sin despreciar la educación recibida, dejándola a un lado,  encontrar nuestra manera genuina de entender las cosas?

Antes de tomar una decisión hemos de tener en cuenta quién está tomando dicha decisión, es decir necesitamos saber si es producto de nuestra educación o si es producto de nuestra percepción.

Es cierto que vivir según nuestra educación es fácil porque solo hemos de dejarnos llevar por las opiniones, valores y creencias que tenemos, aplicándolas a las situaciones que surgen, pero no menos cierto es que cuando actuamos movidos por nuestra educación, sea esta correcta o incorrecta, nuestro destino no es libre y siempre estaremos abocados a vivir una vida obcecada que no nos corresponde, que es de otras personas.

Vivir guiados por la percepción no es fácil porque requiere poner todos nuestros sentidos en atención y darnos cuenta cuando nuestra educación trata de interponerse entre nuestros sentidos y la realidad que observamos.

Cuando actuamos producto de nuestra percepción, sea esta correcta o incorrecta, nuestro destino es libre y siempre estaremos dispuestos a aprender tanto de nuestros errores como de nuestros aciertos.

Percibir es difícil cuando estamos tan llenos de ideas y requiere abrir los sentidos para ver en profundidad aquello que tratamos de mirar, entender o descubrir.

El ser humano ha sido educado y condicionado según unos valores y sin el conocimiento o la comprensión de uno mismo toda decisión impulsiva, o no impulsiva, será de acuerdo a su condicionamiento y no a su libertad de percibir las cosas tal cual son.

¿Qué es lo que rige tus decisiones, tu educación o tu percepción?

Cuando una persona normalmente sabe que es lo que quiere en la vida, cuáles van a ser sus metas o logros, tiene una vida planificada y poco a poco va consiguiendo lo que en términos psicológicos se define como realizarse, entonces es una persona que se rige más bien por su educación.

Cuando una persona no tiene claro las metas ni los logros, no puede planificar mucho, apenas toma decisiones, en lugar de lograr lo que sucede es que cada día sabe menos y sin embargo vive apasionada observando, se podría decir que su vida se rige más bien por la percepción.

La educación se aprende, es algo ajeno a nuestra naturaleza, mientras que la percepción es una función inherente a nuestra naturaleza que nos permite aprender y ser seres sensibles, capaces de darnos cuenta de todo aquello que está sucediendo a nuestro alrededor y en nuestro interior.

Concedamos a nuestra vida algo más de sensibilidad y menos de educación.

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