Parece más bien normal que en nuestra vida
cotidiana haya cierto nivel de lucha, enfrentamientos y discusiones que nos da
la sensación de estar siempre viviendo en un conflicto psicológico, en un
continuo enfrentamiento con nosotros mismos y con el mundo, creyendo que con
esa actitud crítica y de lucha vamos a mejorar las cosas, lo cual es
cuestionable.
Cuando uno está en conflicto suceden tres cosas:
lo que está ocurriendo, que es un hecho, la sensación de no aceptarlo, que es
una resistencia, y lo que me gustaría que ocurriera, que es una idea. Por lo
tanto el conflicto es la lucha que se produce tratando de cambiar lo que está
ocurriendo en lo que nos gustaría que ocurriera mientras uno se siente
cabreado, molesto o disgustado.
Por ejemplo si estamos charlando con unos amigos
y alguien opina diferente a nosotros, lo primero que sucede es que no aceptamos
dicha opinión y a continuación tratamos
de convencer a la otra persona de que está equivocada, lo cual es no aceptar
que las personas puedan opinar diferente a nosotros.
Si no aceptamos que las personas puedan opinar
de forma diferente a nosotros vamos a tener que luchar con más de medio mundo
para convencerlos de lo contrario y eso, aparte de ser una locura, es
imposible. Lo cual demuestra que el conflicto no solo no resuelve las
situaciones sino que además dificulta las relaciones.
Si en lugar de mantener esa actitud de
resistencia, y enfrentamiento, nos interesamos por la opinión de los demás
puede que nuestra opinión deje de tener tanta certeza, o que nos demos cuenta
que estamos equivocados, o al menos nos demos la oportunidad de poder
comprender el porqué de la opinión ajena.
Pero no solo no escuchamos a los demás sino que
no les permitimos que opinen diferente a nosotros y además ni siquiera queremos
escucharles porque, con nuestra actitud infantil, lo que queremos es que nos
escuchen y nos confirmen. Sin embargo lo importante no es nuestra opinión, eso
sería algo infantil, sino acercarnos al mundo y saber cómo es a través de las
opiniones o sentimientos de los demás.
Cuando mostramos cierto acaloramiento, cuando
hablamos con ira, cuando no aceptamos lo que nos sucede, lo que hacemos es
resistirnos y entrar en conflicto con la realidad.
Si somos capaces de reflexionar un poco nos daremos
cuenta que todo ese esfuerzo y resistencia es en vano, no resuelve nada, y
además es absurdo.
Hay una manera diferente de mirar y de
enfrentarnos a las cosas que nos hace comprender y madurar, dejando en el
pasado esa actitud infantil de rabieta porque las cosas no son como uno espera.
Cuando por las mañanas suena el despertador y
nos damos cinco minutillos más hasta que decidimos levantarnos, lo que hacemos
es resistirnos. Cuando de nuevo suena el despertador, ya por segunda o tercera
vez, es cuando tenemos que levantarnos deprisa y corriendo porque el tiempo se
nos echa encima y entonces no somos conscientes del disfrute que supone
asearse, vestirse y desayunar. ¿Por qué no nos levantamos con ganas, motivados,
ilusionados por todo lo que el día nos va a traer? ¿Es que no queremos vivir?
¿Es que nos cuesta vivir?
Cuando vamos hacia el trabajo esperamos no tener
ningún contratiempo, ya que andamos muy justos de tiempo, y si por casualidad
nos encontramos con una huelga de transporte, con un accidente de tráfico, o
con un tropiezo, lo que hacemos es maldecir a los que no nos permiten llegar
con puntualidad y de nuevo nos resistimos a lo que sucede.
Si resulta que durante el trayecto al trabajo
nos encontramos con algún mendigo o con un amigo de la infancia que no veíamos
hace cuarenta años, entonces hacemos como si le hubiésemos visto. De lo que no
cabe duda es que poco a poco nos vamos insensibilizando a base de programar y
esperar lo que ha de suceder, en lugar de permitir a la vida que nos sorprenda
y nos muestre lo siguiente con lo que lidiar o relacionarnos.
Ya en el trabajo, en lugar de mostrarnos como
seres sociales, alegres, abiertos y dispuestos, lo que más abunda es el
ostracismo, el individualismo y el protegernos de cualquier amenaza que ponga
en entredicho el trabajo que hemos realizado o nuestra persona.
Nos gusta la comodidad y la seguridad, no nos
gustan los retos ni estamos motivados para ver hasta dónde podemos dar de sí.
Tenemos demasiado miedo como para disfrutar del trabajo. Si hay algo motivador
en el día a día es que haya contratiempos e imprevistos, ya que de ese modo
podemos ser más creativos y podemos romper con la rutina y el habito de hacer
las cosas de una manera mecánica.
Hay demasiado miedo en el ambiente que se muestra
cuando las personas se protegen y se defienden continuamente lanzando patadas y
puñetazos por doquier, como si tuvieran miedo hasta de aire. Y también hay
temor cuando las personas se adueñan del trabajo o la creatividad de los demás
porque en ese miedo hay mezquindad y pobreza a no poder ser nunca uno
autosuficiente. En este asunto mi madre, que es una santa y una sabia persona,
me dijo un refrán que nunca olvidaré: ´más vale dar que desear´.
Vivimos resintiéndonos, vivimos defendiendo una
imagen de nosotros basada en unas pobres ideas que no tienen sostenimiento
real.
¿Podemos vivir sin conflicto alguno? ¿Podemos
vivir sin resistirnos?
Permitamos que en nuestra vida suceda todo lo
que tiene que suceder, desde un tropiezo en la escalera de casa, un accidente
de tráfico, una enfermedad, un robo, una carta de hacienda, una persona querida
que te desprecia o te engaña, una separación, la muerte de un familiar o
incluso la muerte propia.
Lo importante no es lo que sucede sino como te
lo tomas, es decir, lo importante como ser humano es como respondes ante las
situaciones que te trae la vida, que a la larga son casi las mismas situaciones
para todas las personas.
Vivir sin conflicto es vivir con la cabeza
levantada ante cualquier situación o contratiempo, es vivir en relación con las
personas y con la naturaleza sin oponer resistencia a como se muestran, y
también vivir sin conflicto es vivir en contacto con la realidad.
Cuando se vive sin conflicto, no se malgasta
toda esa energía de la resistencia y de querer cambiar las cosas, y por esa
razón se libera una gran energía para entender, para comprender y para amar.
Si algún momento del día se sientes molesto,
disgustado, cabreado, triste, temeroso, es que te estás resistiendo a lo que
sucede y es en ese momento que has de hacer un ejercicio de humildad y aceptar las
cosas que han sucedido para poder hacerles frente. Y en lugar de querer cambiar
las cosas de una forma ideal pregúntate: ¿Cómo es que sucede esto, qué significa?,
y observa sin pestañear como la vida te responde, y es entonces cuando obtendrás
respuestas y cuando, no solo comprenderás, sino que todo habrá cambiado sin que
apenas te des ni cuenta.
Tras el encuentro en Palencia de la semana pasada, pude darme cuenta de esa resistencia que pongo cuando lo que sucede no me agrada, y del conflicto que creo dentro de mí. Y ahora llegas tú y lo recoges en el escrito. Me he adelantado a la reflexión que tú muestras en primera persona. Mas ese hábito arraigado en mi interior se repite con una inercia endiablada que me lleva al conflicto del que por otra parte deseo salir.
ResponderEliminarQue paradojas me trae la vida, de oca a oca y repito porque me toca. Repito porque sigo la vida como un zombi. Allá donde estés recibe un abrazo de amigo agradecido por estos escritos que lanzas al viento. Gracias Goyo por ser como eres.
Querido amigo Pedro, pocas persons reconocen en primera persona tener resistencias y ello es quizás la mayor de las resistencias, que no nos permite madurar y crecer libres de tanto engaño e ignorancia social y lo haces cuando te relacionas con los demás en ese clima afectuoso que te caracteriza y también lo haces interiormente cuando reconoces que el condicionamiento reside en ti mismo y te das cuenta de ello.
EliminarGracias hermano por significar tantas cosas en un instante para una voz perdida en el desierto. Un abrazo
Te vuelvo a escribir el mensaje porque no se ha escrito correctamente.
EliminarQuerido amigo Pedro, pocas personas reconocen en primera persona tener resistencias, oponerse a lo que está sucediendo, cuando practicamente nos sucede a todos, y ello es quizás la mayor de las resistencias, que no nos permite madurar y crecer. Tu eres de esas personas valientes que luchan por ser libres de tanto engaño e ignorancia social, y lo haces exteriormente cuando te relacionas con los demás en ese clima afectuoso que te caracteriza y también lo haces interiormente cuando reconoces que el condicionamiento reside en ti mismo y te das cuenta de ello.
Gracias hermano por significar tantas cosas en un instante, para una voz perdida en el desierto. Un abrazo
Adorei conhecer seu blog, muito encantador e refletivo. Vou estar seguindo pra voltar novamente.
ResponderEliminarSeu texto me coloca em reflexão.
O ser humano a maioria deles sempre anda com algum conflito interno , mas a resposta esta dentro de cada um, e preciso busca-la e resolver o que não esta fazendo bem. Andar irritado, chateado, triste, é muito ruim pra vida do ser humano.O importante mesmo é levar a vida sem conflito.
Deixo um grande abraço!
Gracias por esas palabras tan sinceras y afectusas. Es importante vivir sin conflicto para poder relacionarnos amigablemente. Un abrazo
EliminarCuriosamente Goyo estos dias salió de mis manos este poema, que titule RESISTENCIAS:
ResponderEliminarAúllan insonmes, los lobos nocturnos de la desolación,
despertando las memorias del pasado,
epicentro ancestral, de bloqueos y resistencias.
Poderosas querellas interpuestas por la mente al corazón,
transmutan el valor de ser quién soy,
en abnegada y condescendiente sumisión,
falsa quietud, impostura atormentada, sorda y ciega.
Temblorosa y febril, la tierra bajo mis pies,
se hace eco de voces ancestrales; tiembla,
anclada al dulce nocturno del dolor,
vuelve a girar la rueda de la tristeza.
Mujer desafiante en libertad,
Guerrera desarmada en deuda con los sueños y la luz,
Declarada en rebeldía, libérate y vuela...
¡Estás despierta!
Perdna el atrevimiento de publicarlo en tu pagina, pero me pareció una señal la conicidencia. Mil gracias por todo esto que compartes siempre. Un abrazo.
Gracias Esperanza por publicar en esta página esa poesia llena de profunda reflexion. Espero poder devolverte este precioso regalo. Un abrazo.
EliminarSí, se puede vivir sin conflicto. Es sencillo aunque no resulta fácil ya que no es posible desde el mundo de los conceptos, el universo de lo mental en el que normalmente permanecemos atrapados, sin saberlo.
ResponderEliminarSeamos solo Presencia Consciente, dejemos de identificarnos con las formas mentales, emocionales, con el papel del personaje que, a ciegas, creemos ser. Ello nos permitirá estar en paz frente a cualquiera de las apariencias, en que despliegue de la vida.
Gracias Inma, por tu participacion y por esa reflexion que permite una mayor perspectiva a lo que se ha observado. Un abrazo
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