lunes, 18 de febrero de 2013

¿Podemos vivir sin conflicto?


Parece más bien normal que en nuestra vida cotidiana haya cierto nivel de lucha, enfrentamientos y discusiones que nos da la sensación de estar siempre viviendo en un conflicto psicológico, en un continuo enfrentamiento con nosotros mismos y con el mundo, creyendo que con esa actitud crítica y de lucha vamos a mejorar las cosas, lo cual es cuestionable.

Cuando uno está en conflicto suceden tres cosas: lo que está ocurriendo, que es un hecho, la sensación de no aceptarlo, que es una resistencia, y lo que me gustaría que ocurriera, que es una idea. Por lo tanto el conflicto es la lucha que se produce tratando de cambiar lo que está ocurriendo en lo que nos gustaría que ocurriera mientras uno se siente cabreado, molesto o disgustado.

Por ejemplo si estamos charlando con unos amigos y alguien opina diferente a nosotros, lo primero que sucede es que no aceptamos dicha opinión y a continuación  tratamos de convencer a la otra persona de que está equivocada, lo cual es no aceptar que las personas puedan opinar diferente a nosotros.

Si no aceptamos que las personas puedan opinar de forma diferente a nosotros vamos a tener que luchar con más de medio mundo para convencerlos de lo contrario y eso, aparte de ser una locura, es imposible. Lo cual demuestra que el conflicto no solo no resuelve las situaciones sino que además dificulta las relaciones.

Si en lugar de mantener esa actitud de resistencia, y enfrentamiento, nos interesamos por la opinión de los demás puede que nuestra opinión deje de tener tanta certeza, o que nos demos cuenta que estamos equivocados, o al menos nos demos la oportunidad de poder comprender el porqué de la opinión ajena.

Pero no solo no escuchamos a los demás sino que no les permitimos que opinen diferente a nosotros y además ni siquiera queremos escucharles porque, con nuestra actitud infantil, lo que queremos es que nos escuchen y nos confirmen. Sin embargo lo importante no es nuestra opinión, eso sería algo infantil, sino acercarnos al mundo y saber cómo es a través de las opiniones o sentimientos de los demás.

Cuando mostramos cierto acaloramiento, cuando hablamos con ira, cuando no aceptamos lo que nos sucede, lo que hacemos es resistirnos y entrar en conflicto con la realidad.

Si somos capaces de reflexionar un poco nos daremos cuenta que todo ese esfuerzo y resistencia es en vano, no resuelve nada, y además es absurdo.

Hay una manera diferente de mirar y de enfrentarnos a las cosas que nos hace comprender y madurar, dejando en el pasado esa actitud infantil de rabieta porque las cosas no son como uno espera.

Cuando por las mañanas suena el despertador y nos damos cinco minutillos más hasta que decidimos levantarnos, lo que hacemos es resistirnos. Cuando de nuevo suena el despertador, ya por segunda o tercera vez, es cuando tenemos que levantarnos deprisa y corriendo porque el tiempo se nos echa encima y entonces no somos conscientes del disfrute que supone asearse, vestirse y desayunar. ¿Por qué no nos levantamos con ganas, motivados, ilusionados por todo lo que el día nos va a traer? ¿Es que no queremos vivir? ¿Es que nos cuesta vivir?

Cuando vamos hacia el trabajo esperamos no tener ningún contratiempo, ya que andamos muy justos de tiempo, y si por casualidad nos encontramos con una huelga de transporte, con un accidente de tráfico, o con un tropiezo, lo que hacemos es maldecir a los que no nos permiten llegar con puntualidad y de nuevo nos resistimos a lo que sucede.

Si resulta que durante el trayecto al trabajo nos encontramos con algún mendigo o con un amigo de la infancia que no veíamos hace cuarenta años, entonces hacemos como si le hubiésemos visto. De lo que no cabe duda es que poco a poco nos vamos insensibilizando a base de programar y esperar lo que ha de suceder, en lugar de permitir a la vida que nos sorprenda y nos muestre lo siguiente con lo que lidiar o relacionarnos.

Ya en el trabajo, en lugar de mostrarnos como seres sociales, alegres, abiertos y dispuestos, lo que más abunda es el ostracismo, el individualismo y el protegernos de cualquier amenaza que ponga en entredicho el trabajo que hemos realizado o nuestra persona.

Nos gusta la comodidad y la seguridad, no nos gustan los retos ni estamos motivados para ver hasta dónde podemos dar de sí. Tenemos demasiado miedo como para disfrutar del trabajo. Si hay algo motivador en el día a día es que haya contratiempos e imprevistos, ya que de ese modo podemos ser más creativos y podemos romper con la rutina y el habito de hacer las cosas de una manera mecánica.

Hay demasiado miedo en el ambiente que se muestra cuando las personas se protegen y se defienden continuamente lanzando patadas y puñetazos por doquier, como si tuvieran miedo hasta de aire. Y también hay temor cuando las personas se adueñan del trabajo o la creatividad de los demás porque en ese miedo hay mezquindad y pobreza a no poder ser nunca uno autosuficiente. En este asunto mi madre, que es una santa y una sabia persona, me dijo un refrán que nunca olvidaré: ´más vale dar que desear´.

Vivimos resintiéndonos, vivimos defendiendo una imagen de nosotros basada en unas pobres ideas que no tienen sostenimiento real.

¿Podemos vivir sin conflicto alguno? ¿Podemos vivir sin resistirnos?

Permitamos que en nuestra vida suceda todo lo que tiene que suceder, desde un tropiezo en la escalera de casa, un accidente de tráfico, una enfermedad, un robo, una carta de hacienda, una persona querida que te desprecia o te engaña, una separación, la muerte de un familiar o incluso la muerte propia.

Lo importante no es lo que sucede sino como te lo tomas, es decir, lo importante como ser humano es como respondes ante las situaciones que te trae la vida, que a la larga son casi las mismas situaciones para todas las personas.

Vivir sin conflicto es vivir con la cabeza levantada ante cualquier situación o contratiempo, es vivir en relación con las personas y con la naturaleza sin oponer resistencia a como se muestran, y también vivir sin conflicto es vivir en contacto con la realidad.

Cuando se vive sin conflicto, no se malgasta toda esa energía de la resistencia y de querer cambiar las cosas, y por esa razón se libera una gran energía para entender, para comprender y para amar.

Si algún momento del día se sientes molesto, disgustado, cabreado, triste, temeroso, es que te estás resistiendo a lo que sucede y es en ese momento que has de hacer un ejercicio de humildad y aceptar las cosas que han sucedido para poder hacerles frente. Y en lugar de querer cambiar las cosas de una forma ideal pregúntate: ¿Cómo es que sucede esto, qué significa?, y observa sin pestañear como la vida te responde, y es entonces cuando obtendrás respuestas y cuando, no solo comprenderás, sino que todo habrá cambiado sin que apenas te des ni cuenta.

9 comentarios:

  1. Tras el encuentro en Palencia de la semana pasada, pude darme cuenta de esa resistencia que pongo cuando lo que sucede no me agrada, y del conflicto que creo dentro de mí. Y ahora llegas tú y lo recoges en el escrito. Me he adelantado a la reflexión que tú muestras en primera persona. Mas ese hábito arraigado en mi interior se repite con una inercia endiablada que me lleva al conflicto del que por otra parte deseo salir.
    Que paradojas me trae la vida, de oca a oca y repito porque me toca. Repito porque sigo la vida como un zombi. Allá donde estés recibe un abrazo de amigo agradecido por estos escritos que lanzas al viento. Gracias Goyo por ser como eres.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querido amigo Pedro, pocas persons reconocen en primera persona tener resistencias y ello es quizás la mayor de las resistencias, que no nos permite madurar y crecer libres de tanto engaño e ignorancia social y lo haces cuando te relacionas con los demás en ese clima afectuoso que te caracteriza y también lo haces interiormente cuando reconoces que el condicionamiento reside en ti mismo y te das cuenta de ello.
      Gracias hermano por significar tantas cosas en un instante para una voz perdida en el desierto. Un abrazo

      Eliminar
    2. Te vuelvo a escribir el mensaje porque no se ha escrito correctamente.
      Querido amigo Pedro, pocas personas reconocen en primera persona tener resistencias, oponerse a lo que está sucediendo, cuando practicamente nos sucede a todos, y ello es quizás la mayor de las resistencias, que no nos permite madurar y crecer. Tu eres de esas personas valientes que luchan por ser libres de tanto engaño e ignorancia social, y lo haces exteriormente cuando te relacionas con los demás en ese clima afectuoso que te caracteriza y también lo haces interiormente cuando reconoces que el condicionamiento reside en ti mismo y te das cuenta de ello.
      Gracias hermano por significar tantas cosas en un instante, para una voz perdida en el desierto. Un abrazo

      Eliminar
  2. Adorei conhecer seu blog, muito encantador e refletivo. Vou estar seguindo pra voltar novamente.
    Seu texto me coloca em reflexão.
    O ser humano a maioria deles sempre anda com algum conflito interno , mas a resposta esta dentro de cada um, e preciso busca-la e resolver o que não esta fazendo bem. Andar irritado, chateado, triste, é muito ruim pra vida do ser humano.O importante mesmo é levar a vida sem conflito.

    Deixo um grande abraço!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por esas palabras tan sinceras y afectusas. Es importante vivir sin conflicto para poder relacionarnos amigablemente. Un abrazo

      Eliminar
  3. Curiosamente Goyo estos dias salió de mis manos este poema, que titule RESISTENCIAS:
    Aúllan insonmes, los lobos nocturnos de la desolación,
    despertando las memorias del pasado,
    epicentro ancestral, de bloqueos y resistencias.
    Poderosas querellas interpuestas por la mente al corazón,
    transmutan el valor de ser quién soy,
    en abnegada y condescendiente sumisión,
    falsa quietud, impostura atormentada, sorda y ciega.
    Temblorosa y febril, la tierra bajo mis pies,
    se hace eco de voces ancestrales; tiembla,
    anclada al dulce nocturno del dolor,
    vuelve a girar la rueda de la tristeza.

    Mujer desafiante en libertad,
    Guerrera desarmada en deuda con los sueños y la luz,
    Declarada en rebeldía, libérate y vuela...
    ¡Estás despierta!
    Perdna el atrevimiento de publicarlo en tu pagina, pero me pareció una señal la conicidencia. Mil gracias por todo esto que compartes siempre. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Esperanza por publicar en esta página esa poesia llena de profunda reflexion. Espero poder devolverte este precioso regalo. Un abrazo.

      Eliminar
  4. Sí, se puede vivir sin conflicto. Es sencillo aunque no resulta fácil ya que no es posible desde el mundo de los conceptos, el universo de lo mental en el que normalmente permanecemos atrapados, sin saberlo.

    Seamos solo Presencia Consciente, dejemos de identificarnos con las formas mentales, emocionales, con el papel del personaje que, a ciegas, creemos ser. Ello nos permitirá estar en paz frente a cualquiera de las apariencias, en que despliegue de la vida.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Inma, por tu participacion y por esa reflexion que permite una mayor perspectiva a lo que se ha observado. Un abrazo

      Eliminar