De un tiempo para acá uno de los asuntos que más
se habla en los medios de comunicación es la corrupción. Políticos,
gobernantes, funcionarios, banqueros y empresarios no se conforman con tener
una posición privilegiada sino que necesitan engañar y robar.
Actualmente el país está pasando por una crisis
financiera importante cuyas consecuencias son una gran cifra de paro y un nivel
de deuda injustificable. Se podría decir que miles de familias no tienen
recurso alguno para alimentarse, vestirse o cobijarse y que el país ha sufrido
un retroceso de tal envergadura que a duras penas uno puede imaginar que esto
cambie en los próximos años.
En estas circunstancias lo que sale a la luz es
la corrupción. No es que antes no hubiera corrupción es que la corrupción está
tan institucionalizada que existen todo tipo de mecanismos políticos y
judiciales para salir indemne a pesar de lo escandaloso que pueda ser el caso,
y por esa razón nunca se le ha dado el enfoque que requiere, ya que en realidad
es el sistema el que está corrompido.
A través de los medios de comunicación se nos
quiere hacer ver que la corrupción solo tiene que ver con una serie de personas
sin escrúpulos, cuando la realidad es que hemos creado un sistema corrupto, es
decir, un sistema con la capacidad de poder corromper y ser corrompido.
¿Cómo ha sido posible que los políticos y
banqueros hayan endeudado el país y no haya ningún responsable que pague por
ello, salvo los ciudadanos? Eso es lo que se llama corrupción organizada de una
forma institucional, es decir, que es legal e impune. Estos personajes de la
política nos ha llevado a la crisis pero a ellos la crisis no les afecta en
absoluto salvo para seguir ganando si cabe aún más.
La corrupción no se soluciona juzgando a unos
cuantos delincuentes de guante blanco, la corrupción se soluciona primero
viendo el alcance de lo que significa corrupción y después creando el ambiente
propicio para vivir de una forma íntegra.
La corrupción empieza cuando una persona que
vive en sociedad trata de beneficiarse a costa del esfuerzo ajeno y se
relaciona buscando el beneficio personal en lugar del beneficio común.
Todos tenemos el derecho y el deber de querer
mejorar nuestras condiciones personales, de aspirar a vivir con una mayor
comodidad y con unos niveles de seguridad adecuados para poder desarrollarnos
como seres humanos, sin embargo eso no justifica vivir en competencia, utilizar
la astucia, engañar o explotar al prójimo, y estar deseando poner la mano bajo
la mesa.
Si vivimos en sociedad hemos de mantener una actitud
sociable donde uno pueda mejorar personalmente, si eso es lo que quiere, pero
sin lastimar a nadie y siendo sensible a las condiciones de los demás.
¿De qué nos sirve vivir cómodamente, si la
sirvienta de casa, que ayuda a nuestro bienestar, vive de forma penosa? Es
nuestra obligación que ella viva de igual forma cómodamente. Y si no hacemos lo
posible para que eso sea así es que hemos perdido toda sensibilidad y nuestra
comodidad no será más que una forma vulgar e ignorante de vivir.
Tú o yo, podemos ser corruptos y ni siquiera
saberlo, quizás porque pensamos que los corruptos son aquellos personajes de la
televisión que se adueñan de dinero que no es suyo.
Una persona que no es íntegra está corrompida,
en cualquier momento las circunstancias pueden convertirlo en un déspota, en
alguien cruel, en un maltratador o en un corrupto. Un corrupto piensa en sí
mismo, siempre está pensando en sacar beneficio de todo lo que sucede y su vida
se basa en aprovecharse de los demás. En contraposición, una persona íntegra
piensa de forma común, hace siempre lo correcto y cuando se equivoca lo asume y
lo corrige de forma inmediata, es una persona fuerte capaz de soportar todo
tipo de presiones
La vida de un corrupto es como la de un actor en
una gran obra de teatro, puede hablar de la forma más políticamente correcta
pero en el fondo de todo solo le mueve sacar provecho de cada circunstancia.
Sin embargo una persona íntegra no necesita actuar, ni imagen, ni fama, porque
en su integridad está la satisfacción de vivir en orden.
¿Qué podemos hacer frente a toda esta
corrupción?
Lo primero es actuar sobre uno mismo, buscar
soluciones en nuestra propia piel que nos haga madurar, no ser corrupto, uno ha
de ser íntegro, pensar con libertad sin depender de ideas de segundamano, que
lo único que consiguen es dividir a las personas, y uno ha de sentirse
responsable por los acontecimientos para crear una sociedad también integra
donde el ciudadano sea realmente su propio gobernante.
Las personas que pertenecen a partidos políticos
o simplemente son simpatizantes de una ideología u otra, piensan que los suyos
son los más justos y los que los otros son unos mangantes. Es curioso la falta
de respeto que hay por los que son de otro partido, seguramente porque eso es
lo que ven cuando sus lideres hablan de sus oponentes a base de insultos y
desprecios, lo cual da una imagen vulgar y penosa al resto de la sociedad que no
pertenecen a ideología alguna y que son la gran mayoría.
La corrupción también se crea con el partidismo,
cuando nos creemos mejores que los otros, cuando pensamos que somos los únicos
que tenemos razón y no somos capaces de comprender que la vida social hay que
elaborarla entre todos y para todos. La única forma de hacer frente a la
corrupción es cuando todos trabajamos juntos para solucionarla.
Después de la transición fue una alegría
compartida que en este país se tuviera una sociedad con representación de todos
los partidos políticos pero después de más de treinta años lo que podemos ver
es que es una sociedad hecha para los partidos y no para los ciudadanos.
El ciudadano es víctima de los partidos
políticos y de su corrupción, y necesita recuperar su responsabilidad para
construir una sociedad basada en principios humanos y no en ideologías muertas
que huelen a polvo.
Para solventar la corrupción necesitamos unos
medios de comunicación independientes capaces de hacer su trabajo con
profesionalidad y honestidad y necesitamos unos jueces independientes capaces
de hacer justicia por igual a todos los ciudadanos.
Y sobre todo para solventar la corrupción
necesitamos convertirnos en seres humanos íntegros capaces de vivir con
humildad, capaces de interesarnos por el bienestar común antes que por el
propio.
Amigo, mi blog se eliminó sin querer, pero estás invitado al nuevo y a mi Cumpleaños también.
ResponderEliminarCariños.
mar
Hola Mar, felicidades que cumplas muchos años con salud. Un abrazo
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