viernes, 15 de julio de 2011

El Yo

El verano está lleno de contrastes. Por el día un sol abrasador le hace a uno buscar la sombra, el cobijo de la frescura de la garganta con sus aguas frías que bajan de las entrañas de la montaña, mientras sentado en una roca observa a las libélulas la danza del amor. Los campos se visten de amarillo pálido mientras las fuentes aún mantienen a su alrededor la hierba verde y fresca. Por la noche la luna viaja atravesando la cúpula celeste acompañada de planetas y estrellas mientras uno se cubre con una manta para dormir escuchando el cantar de los grillos y el ulular del búho.

A lo largo de la historia del ser humano nuestro cerebro se ha ido conformando en base a ideas, filosóficas principalmente, que se han ido transmitiendo de unas generaciones a otras a través de la cultura y que hoy en día son ideas a modo de grandes verdades o realidades difícilmente cuestionables. Una de esas ideas es la individualidad, otra es el devenir, la dualidad, etc.

La individualidad es una invención humana que coge verdadera fuerza no hace más de una par de siglos en ese intento del individuo de separarse del grupo para elegir su propio destino y poder optar al matrimonio, al trabajo, elegir sus ideas, etc.

Desde esos tiempos hasta ahora la idea de individualidad se ha establecido de tal manera en nuestra mente que todo lo que vemos y sentimos está separado de lo demás. Si vemos un árbol, lo vemos separado de los demás árboles y si vemos una hoja la vemos separada del árbol.

Nosotros mismos nos sentimos separados de cualquier cosa, aislados físicamente en las fronteras de nuestro cuerpo y aislados psicológicamente en nuestra experiencia y forma de pensar.

El Yo es un sentimiento, un montón de sentimientos, es el miedo, es la ira, es la soledad, es el dolor, es el deseo, es la ansiedad, es el placer. No es que el Yo tenga un sentimiento  y exista  el Yo por una parte y el sentimiento por otra, de tal forma que el Yo puede hacer algo al respecto del sentimiento… eso más bien es un autoengaño muy generalizado en nuestra cultura. El Yo es el sentimiento mismo y por lo tanto no puede hacer nada al respecto del sentimiento salvo darse cuenta de sí mismo y entonces la relación entre el Yo y el sentimiento cambia, y con ello cambia el propio sentimiento y el mismo Yo.

Sentimiento y pensamiento van de la mano como la causa y el efecto, como el principio y el fin.

El Yo es un pensamiento, un montón de pensamientos, son ideas, son creencias, son experiencias, son opiniones, son valores, son prejuicios, son ilusiones y esperanzas. No es que el Yo tenga un pensamiento y exista el Yo por una parte y el pensamiento por otra, de tal forma que el Yo puede hacer algo al respecto del pensamiento… eso más bien es otro autoengaño de nuestra cultura.

El Yo es el pensamiento mismo y por lo tanto no puede hacer nada al respecto del pensamiento salvo darse cuenta de sí mismo y entonces la relación entre el Yo y el pensamiento cambia, y con ello cambia el propio pensamiento y el mismo Yo. Entonces no hay un Yo que piense, no hay un pensamiento al servicio de una entidad superior llamada Yo o Alma o Espíritu. Entonces llega a su fin eso de decir o pensar “Yo pienso lo que quiero, Yo soy libre de pensar como me plazca, el pensamiento es una acción producto de la voluntad, mi pensamiento es mío, sentir es una prueba de mi sensibilidad, me han hecho daño y por eso siento dolor…”. Entonces el pensamiento es como una mano, tiene una utilidad limitada y ha de ser usado en su justa medida.

Darse cuenta, comprender o percibir que Uno mismo es el pensamiento o es el sentimiento, en el instante en que está ocurriendo, es el principio de la observación. Esa observación transforma al pensamiento, al sentimiento y abre paso a una dimensión que está más allá del conocimiento, más allá de lo personal y del sentimentalismo.

Todas las personas pensamos y sentimos, y en ese sentido somos lo mismo y podemos observarnos sin necesidad de distinguirnos personalmente, lo cual conlleva a una gran confusión. Cuando decimos que podemos observar el pensamiento o el sentimiento, lo decimos en un sentido amplio donde el Tu y el Yo ya no tienen sentido alguno, y desde esa perspectiva se abre un campo inmenso donde es posible aprender sin estar enjaulado entre cuatro paredes psicológicas. Es la observación la que puede hacer uso del pensamiento y en dicha observación no hay lugar para un Observador.



5 comentarios:

  1. La Observación es ver lo que está ahí pero que no ha sido descubierto y el observador que observa es un mero ejercicio del yo u o acumalación. No hay un verdadero aprender o ver cuando solo queremos atrapar información en el campo psicológico. Un Saludo

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  2. Tal vez haría una distinción entre la "individualidad" y el "Ser".
    La individualidad , tal vez pueda indentificarse con los sentimientos y pensamientos pasajeros , que cómo tales perdemos sin trégua; en cambio, El Ser es aquello que más allá de las nubes pasajeras de los sentimientos, está siempre Presente en presente, experimentando una Paz eterna, y no sintiendo ninguna limitación por individualidades también pasajeras y efímeras , cómo efímeros son los sentimientos hacia el mundo. El Ser que Somos es la clave de la Vida eterna.

    Saludos Cordiales

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  3. Goyo, echa un vistazo a lo que Maria Luisa comenta en su Foro "Conciencia Esencial" sobre los diálogos que hemos mantenido en la entrada antigua "Apego". Creo que puede clarificar muchas cosas.

    Un abrazo, amigo!!

    http://concienciaesencial.lefora.com/2011/07/15/ilusion-realidad/

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  4. Hola David,

    Como tu dices la observación no es un estado donde se pretende atrapar información para satisfacción del yo psicológico.

    En la observación uno puede darse cuenta que en su actitud critica hacia una persona que está juzgando a otra es también un juicio y por lo tanto uno está haciendo lo mismo que reprocha. Eso permite que las personas nos sintamos mas cerca unos de otros ya que en el fondo estamos igual de condicionados.

    Quizás el único camino hacia la transformación de ese condicionamiento es ese estado de la observación... que no es producto de la voluntad sino de un mirar diferente.

    Un abrazo.

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  5. Hola Masira78,

    Con todos mis respetos y sin ánimo de polemizar, la idea de individualidad y la idea del Ser en forma de pensamientos, sentimientos, vacuidad, etc. es algo impermanente y nada de ello se sostiene.

    Viendo que nuestra individualidad no nos trae la felicidad deseada, nos inventamos el Ser que es otra idea más, que uno cree sentir con suma certeza, y que al menos nos da una especie de ilusión de que somos algo puro y maravilloso.

    Si tu crees que eso ese Ser es cierto, pues a disfrutar de él, yo prefiero seguir distinguiendo con humildad y precisión lo que son ideas de lo que son hechos, de tal forma que no haya lugar a la subjetividad en este mundo tan personal.

    La clave de la vida eterna está en ese instante que estamos viviendo y que no acaba nunca pues nunca deja de ser un instante. La noción de tiempo la inventamos psicológicamente con nuestras ideas, ilusiones o creencias de Dios, Ser, Ego, Amor, Iluminación, Amistad, etc.

    Un abrazo.

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