Personas que en un momento de sus vidas se
encuentran y se atraen, se enamoran, se desean y hacen todo lo posible por
conquistarse hasta convertirse en parejas.
Parejas que han estado años conformando su
relación, que se han ido conociendo, que han moldeado sus hábitos y costumbres
para adaptarse a convivir en compañía, que han hecho proyectos en común, que
han viajado y han descubierto experiencias nuevas, y que incluso han tomado
juntos la responsabilidad de tener hijos, deciden o sienten en un momento que
ya no se quieren, que los roces o las discusiones han hecho perder el atractivo
que tenía la relación y se separan.
En todas estas separaciones siempre hay uno que
tiene más iniciativa que el otro, bien sea porque el otro le ha puesto los
cuernos, o porque se ha cansado del otro, o porque han llegado a tal nivel de
enredo que ya es imposible convivir, o porque hay terceras personas que están
influyendo negativamente en la pareja. El caso es que llega un momento que se
decide dar un paso firme en la separación con más o menos explicaciones, pues
para eso de dar explicaciones los humanos estamos a la cabeza de los animales,
explicaciones que no son más que justificaciones de lo que hemos hecho o vamos
hacer.
En toda separación hay que ponerse de acuerdo en
separar o repartir lo que es común, es decir en lo que es de los dos: bienes
materiales e hijos. Los bienes materiales son relativamente fáciles de separar
aunque muy a menudo las personas llegan a hacerse daño por pura mezquindad o
por odio, que es una forma cruel de egoísmo.
Pero la cuestión principal es: ¿Cómo se separan
o reparten los hijos? Podemos decir de mutuo acuerdo, también podemos decir que
hay leyes para eso, también podemos decir que son las madres las que se quedan
con la custodia de los hijos porque para eso los han parido, también podemos
estar actualizados y decir que el sentido común dice que haya custodia
compartida. Lo cierto es que los hijos no se pueden repartir, porque los hijos
son creación de dicha unión y desde un punto de vista psicológico se crea una
situación de difícil solución que requiere de una gran madurez, algo de lo cual
carecemos la mayoría.
A veces he pensado que los hijos deberían ser
como pompas de jabón que explotan cuando las parejas se separan, o que la
sociedad debería quitarles a los padres esos hijos porque los han perdido al
perder la relación, o que fueran los hijos quienes tomaran la decisión de
separar a sus padres cuando a ellos les conviniese. Entonces las personas se
pensarían con más cuidado este asunto tan delicado de las separaciones donde
hay hijos de por medio.
No es cuestión de estar de acuerdo o en
descuerdo con las separaciones, cada persona puede y debe decidir con la
persona que quiere o no quiere convivir, pero no quita que podamos observar este
fenómeno de las separaciones y de la ligereza con que formamos pareja.
La vida es un proceso de maduración, pero a base
de guerras y separaciones lo que conseguimos no es tanto madurar sino hacernos
daño, conseguir heridas difíciles de cicatrizar, y al final envejecemos sin
madurar y sin la posibilidad de florecer y crear multitud de semillas fértiles
que rieguen el extenso campo de la conciencia humana.
¿Cuál es el sentido de formar una pareja, si es
que tiene algún sentido?
Desde un punto de vista biológico y social
podríamos decir que la pareja se forma para crear una familia y la familia es
la base de la sociedad. Según las diferentes especies la pareja puede durar un
solo instante o pueden permanecer unidos durante el resto de sus vidas.
Pero aparte de lo biológico y social: ¿Qué
sentido tiene una pareja desde un punto de vista psicológico? Desde un punto de
vista psicológico la pareja tiene un sentido de relación, y ya sean dos
personas que se conocen en la parada de un autobús y charlan durante un rato o
ya sean dos personas que conviven toda su vida bajo el mismo techo, el sentido
de relación es el mismo y es esa relación la que realmente crea la sociedad.
La sociedad no se crea porque existan familias
que traen hijos al mundo sino porque las personas se relacionan. La sociedad es
uno mismo en relación con cualquier persona y según es mi relación así es la
sociedad. Si yo me relaciono en base a mis intereses, si voy engañando y
tratando de aprovecharme de los demás, si lo que busco es placer o seguridad, si
me relaciono en base al afecto y al cuidado, si me relaciono con un sentido
profundo de responsabilidad, eso será la sociedad en la que vivo. Quién sabe, a
lo mejor cada persona vive en una sociedad distinta, en un mundo distinto y no
deberíamos esperar a que nadie cambie nuestro mundo porque eso nunca va a
ocurrir si no hacemos algo nosotros mismos.
Tenemos que preguntarnos con mucha seriedad: ¿Qué
es la relación?, y no es cuestión que alguien nos la conteste por nosotros, que
venga algún filósofo o algún sociólogo o que vayamos a comprar un libro
especializado en la relación o que busquemos en el wikipedia y nos defina lo
que es, porque con eso lo que conseguimos es percibir la realidad con las ideas
de otros y al final nos convertimos en inválidos mentales. Necesitamos
despertar nuestra propia inteligencia, hacernos sensibles y responsables de
nuestra vida, y eso comienza cuando nos preguntamos las cosas que creemos más
sencillas.
Todos nosotros nos relacionamos, estamos todo el
día relacionándonos, ya sea con familiares, amigos, compañeros de trabajo,
cuando vamos a comprar o a resolver algún asunto, con los vecinos, con todas
las cosas que salen en televisión o en los periódicos, cuando paseamos por la
calle o simplemente cuando hablamos con nosotros mismos.
Relación significa conexión, unión y también
significa razón, sentido. No cabe duda que gran parte de nuestra necesidad de
relacionarnos con las personas es porque queremos conseguir algo de ellas, ya
sea materialmente o psicológicamente y en ello no hay relación alguna, no hay
conexión o unión alguna y el sentido que tiene es individual y personal.
Podemos también decir que la relación es una cuestión de intercambio de
intereses, lo cual no deja de ser puro mercantilismo individual.
¿Por qué en lugar de relacionarnos con los demás
en base a lo que no tenemos lo hacemos en base a lo que tenemos en común? Es
obvio que si la relación se basa en lo que tenemos en común no habría ese deseo
de sacar provecho de lo ajeno y además a la hora de separarnos cada cual se iría
con lo mismo.
Si fijamos nuestra atención únicamente en la
reflexión que estamos haciendo al respecto de la pareja. ¿Qué cosas en común
tienen dos personas que se emparejan?
Los dos son personas condicionadas por una
cultura que los ha hecho tener determinadas creencias, valores, ideales y
opiniones, teniendo en cuenta el entorno en el que se han educado. El hecho que
uno sea comunista y el otro sea capitalista les hace diferentes en la forma
pero no en el fondo, ya que ambos lo que tienen en común es que están
influenciados por terceras personas y por lo tanto no son libres ni maduros.
Las personas compartimos más de lo que pudiéramos
jamás imaginar, pero basamos nuestra vida en lo que nos diferencia y ese error tiene
graves consecuencias.
Una pareja tiene que basar su relación en lo que
tienen en común y luchar con todos sus medios para liberarse de toda
influencia, de toda creencia y de toda idea que no sea por experiencia propia.
Esa pareja en la medida que sean capaces de
andar juntos, de cuestionarse esa forma de vivir basada en ser un esclavo del
trabajo, de cuestionarse ese afán posesivo absurdo que hace que las personas
sean esclavas de sus propiedades materiales y psicológicas, de cuestionarse esa
forma estéril, artificial y mecánica de vivir en el asfalto, de cuestionarse el
sentido y el significado de la verdadera relación…. entonces será cuando esas
personas estén en ese camino que es el encuentro con la vida.
Todos los seres humanos padecemos de ignorancia,
lo que nos hace llevar una vida de confusión que crea continuos conflictos, lo
que a su vez produce temor y dolor. Tomar decisiones para intentar solucionar los
conflictos no lleva a ningún lugar. El hecho que tengamos ciertos placeres en
los que nos refugiamos no soluciona nuestra profunda agonía y además la hacen
aún más dolorosa.
Solamente unidos, únicamente juntos, vamos a poder hacer
frente a esta ignorancia que nos hace ciegos ante un mundo que rebosa de
hermosura.
Para estar unidos necesitamos percibir en
profundidad aquello que tenemos en común y relacionarnos únicamente desde ahí.
Es en esa relación donde surge el afecto y donde un mundo nuevo aparece en cada
despertar.
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