martes, 21 de mayo de 2013

El deber de decir la verdad


Desde muy pequeños se nos educó en la idea del deber moral de ser buenas personas, de decir la verdad, de hacer el bien común, de ser honestos, de ayudar al prójimo, de asistir a los enfermos.

También se nos educó en la idea de llegar a ser, de disciplina y de esfuerzo para conseguir nuestras metas, en la idea de competir y luchar para ganar, en la idea de que es más feliz quien más tiene.

¿Es posible conjugar el deber moral y el deber de conseguir?

Una respuesta astuta sería que para hacer el bien común o para ayudar al prójimo lo mejor sería llegar a ser rico y de esa manera tendríamos la posibilidad de ayudar a mucha gente, pero para creernos esa idea no tendríamos que caer en la cuenta que la riqueza de una persona se consigue con la pobreza de muchos.

¿Es importante decir la verdad?

No nos referimos a una verdad metafísica o teórica sino, verdad en el sentido que nos enseñaron, es decir en el sentido de no mentir, de no ocultar, de no engañar, y en definitiva de ser honestos y responsables con los hechos.

Como consecuencia de la gran cantidad de casos de corrupción que han surgido en este país, se está desarrollando una ley de transparencia que permita al ciudadano fiscalizar donde va a parar sus impuestos y obtener un sinfín de información relativa a las instituciones y al consumo. Lo cierto es que hay tan poca cultura al respecto de la transparencia o de la verdad que ni políticos ni ciudadanos están por la labor de hacer algo serio y dentro de poco los políticos se habrán hecho una ley a su medida que ampare su actitud de seguir engañando al ciudadano.

Las personas en general no somos transparentes, nos da mucho temor que las demás personas sepan lo que ganamos, nuestras creencias, si jugamos en bolsa, a qué colegio van nuestros hijos, si tenemos asistenta en casa, dónde vivimos, etc. De hecho tenemos una ley de protección de datos que sirve para justificar nuestro derecho a vivir ocultos entre la muchedumbre, lo cual es falso porque con internet se puede saber hasta de qué color tenemos la ropa interior. Nos han enseñado a dar mucha importancia a nuestra intimidad y por esa razón no sentimos que tenemos el deber de decir la verdad. Quizás esta es una las principales causas de la corrupción.

El deber de decir la verdad es parte de un sentido de responsabilidad integra y no ese sentido de responsabilidad que solo cubre el ámbito personal. Una persona responsable es una persona honesta consigo mismo y con los demás. Pero ¿Cómo puede ser honesta una persona que vive para sí misma, que trata siempre de sacar provecho de las circunstancias o de crear las circunstancias oportunas para sacar provecho? Es por esa razón que en la sociedad, la verdad brille por su ausencia, es como si a casi nadie le interesase.

¿Cómo es posible que los seres humanos vivamos tan fragmentados, tan separados unos de otros, tan divididos, tan aislados en nuestros deseos mezquinos? ¿Por qué aceptamos vivir de esa forma?

La mayoría de las personas pensamos que no hay más remedio, que la vida es así, que somos como animales que luchan por sobrevivir comiéndose a otros animales menos fuertes o menos astutos, que basta con que uno de indicios de ser bueno para que los demás se le echen encima. ¿Entonces cuando nos quejamos de la corrupción o de lo mal que lo estamos pasando es puro victimismo o realmente es algo injusto e inhumano? ¿Dónde está la moral, donde queda la verdad?

Se nos ha enseñado una doble moral, porque por una parte nos han enseñado a no ser honestos con nosotros mismos, a guardar y esconder las cosas, a engañar y mentir a los demás, a ser astutos, a justificar nuestros errores y por otra parte se nos dice que seamos sinceros, buenos ciudadanos, que cumplamos con las leyes, que apoyemos las causas sociales.

¿Cómo de posible que un sacerdote cometas actos de violación? ¿Cómo es posible que no solo haya sido un sacerdote sino miles los que han violado reiteradamente a niños y adolescentes?

¿Cómo es posible que un policía cometas actos delictivos? ¿Cómo es posible que no solo haya sido un policía sino miles de policías los que han cometido reiteradamente delitos?

¿Cómo es posible que un político cometa actos de corrupción? ¿Cómo es posible que no solo haya sido un político sino miles de políticos los que han cometido reiteradamente actos de corrupción?

¿Cómo de posible que un esposo asesine a su esposa? ¿Cómo es posible que no solo haya sido un solo esposo sino miles de esposos los que han asesinado a sus esposas?

Y podríamos continuar con una lista interminable de conductas inmorales y uno se pregunta: ¿Cómo es posible que vivamos de esta forma? Está claro que necesitamos honestidad, transparencia, dejarnos de intimidades, abrir nuestras puertas, armarios, cajones y que todo el mundo vea lo que somos, ¿Qué necesidad tenemos de vivir ocultando algo? No podemos moralmente exigir trasparencia si primero no la ofrecemos cada uno de nosotros. De la misma forma los gobiernos deben ser transparentes y dejarse de secretos de estado con la justificación de la seguridad nacional que para lo único que sirve es para que una élite se enriquezca a costa del ciudadano.

Si esta sociedad que hemos hecho es penosa y huele a podrido, cambiémosla cambiando cada uno de nosotros. Si no hacemos algo al respecto el futuro será lo que somos ahora, quizás con la única diferencia que todo habrá ido a peor.

La cuestión no es esperar a que el mundo cambie o ver si hay mucha gente que cambie, sino si uno puede hacer algo para cambiar él mismo con independencia de lo que hagan los demás, de esa forma uno podrá decir que el mundo tiene solución porque de lo contrario no hay solución posible. Es infantil esperar a que te den un mundo cambiado, a que te digan lo que tienes que hacer, eso es absurdo y además el mundo está así porque delegamos nuestra responsabilidad en otros.

¿Qué es lo que nos hace pensar que para ver la verdad o tener una percepción directa de la realidad se necesita tiempo? ¿Acaso se necesita tiempo para comprender?

Si alguien me dice que ´tu Dios es una invención humana´: ¿Cuánto tiempo me llevará comprenderlo? ¿Por qué no quiero comprenderlo, qué me supone el comprenderlo? ¿Por qué reacciono de forma violenta o despreciativa contra alguien que te dice una verdad anunciada? ¿Por qué me apego a una idea semejante?

Si alguien me dice que ´la verdad te hará libre´: ¿Cuánto tiempo me llevará comprenderlo? La comprensión no depende del tiempo, sería absurdo que ver la realidad fuera una cuestión de tiempo o de práctica o de meditación. Adquirir conocimiento necesita de tiempo, tiempo para entender, tiempo para memorizar, tiempo para practicar y tiempo para exponer, pero la comprensión de algo es instantánea.

Soy un ser humano corriente, mi forma de pensar y de sentir son similares a cualquier ser humano, y aunque mi estatura o mi idioma sean diferentes en el fondo somos idénticos unos y otros. Si uno es capaz de comprender eso, ¿Por qué no iban a comprender los demás? Sin embargo, si uno no comprende ¿Cómo puedes ni siquiera plantear que otros comprendan? ¿Cómo piensas que va a cambiar el mundo, quizás por arte de magia, con la llegada de los extraterrestres o quizás sea mejor y más cómodo entregarnos a la voluntad del Señor, a las drogas o a los videojuegos?

Cuando uno se da cuenta que es como el resto de la humanidad y se relaciona en base a esa verdad, entonces ya no hay razón para ocultar nada, y da igual que estés solo ante un mundo ignorante y pobre mentalmente, porque en el fondo te encuentras unido a todo, tienes un sentimiento de compasión y de amor por la vida, y el mundo que observas es un mundo absolutamente diferente al que ven esas personas que se obstinan en contribuir al conflicto engañando al personal.

¿Por qué no dejas tus ridículas creencias, que realmente no son tuyas porque aunque no lo aceptes te las han impuesto? ¿Por qué no dejas todos esos miedos e inseguridades y todos esos deseos de gloria y placer, todas esas ideas partidistas, todas esas pobres riquezas y te liberas uniéndote a todo el universo, a cada pequeña y diminuta parte de la existencia, a las más grandiosas y espectaculares maravillas del cosmos, a los más pequeños detalles, a los más profundos sentimientos, a ese movimiento hermoso de la inteligencia universal, a esa fragancia de la humildad, a esa pasión que es el amor?

Haz de tu vida una vida con sentido, trata de compartir la realidad que somos sin tapujos, sin mentiras, vive para unir, haz hermanos a los que se odian, da de comer al hambriento y de beber al sediento. Olvídate de tus miserias que en el mundo ya hay bastantes para atender.

Psicológicamente no se trata de ayudar a los demás o que nos ayudemos los unos a los otros, en el plano físico todos hemos de colaborar para salir adelante, pero en el plano psicológico hemos de ser independientes, lo que significa ser seres completos, porque donde hay dependencia acaba habiendo explotación.

Se trata de compartir lo que uno observa, lo cual no requiere de ningún esfuerzo intelectual o de ninguna capacidad creativa, ni tampoco se trata de persuadir o influenciar o de hacer algún tipo de propaganda dogmática, sino únicamente de exponer, dialogar y comunicar lo que somos capaces de ver juntos.

Para hacer esto posible no es necesario iluminarse, conseguir el nirvana o despertar el kundalini ni tener un tercer ojo o que te salga una ampolla en la frente, basta con dejar a un lado nuestro egoísmo y caminar en ese sentido afectuoso, y ya descubriremos lo que sea como se llame, seguramente que cuando llegue ese momento de iluminación ya no nos importará en absoluto y quizás ni nos demos cuenta de ello ¿Cómo vamos a ser conscientes de estar iluminados si no existe el yo, que es el que se mide y compara en el espejo de los demás? Quizás eso es una de las maravillas de la iluminación: que jamás sabrás si estas iluminado o eres un payaso.

Esta forma de caminar por la vida no supone negar el mundo y vivir alejados en alguna cueva en las montañas, más bien lo contrario, es vivir con el drama humano sin ningún tipo de sentimentalismo y empezar por las circunstancias que nos rodean. No se trata de escapar o camuflarnos porque en eso somos unos verdaderos artistas, es más bien dar la cara y que nos la partan psicológicamente hablando.

Esta transformación del ser humano es posible para cualquier persona, para una persona corriente y aunque solo sea una persona, su efecto será para el resto de la humanidad. No es cuestión de cuantificar el efecto o de calcular el tiempo que tardará en producirse, porque eso depende de las circunstancias, pero de lo que no cabe duda es del alcance de su significado.

Necesitamos derribar las barreras que nos separan y trabajar en común para edificar una sociedad basada en la bondad, sin necesidad de caer en el error de convencer, de influenciar, de negociar, de manipular a los demás, sino en base a la comunicación, el dialogo, y encontrar juntos lo que se puede hacer para construir un mundo que vaya en una dirección diferente.

Para ello basta con ver algo claro y no necesitar de años para dejar de creer en dioses inventados, en idealismos utópicos o pragmáticos, en sueños de seductor o de poder y en miedos e inseguridades que no nos permiten vivir y que no nos llevan a ningún lugar salvo a estar en el Limbo. También es necesario ver, no imaginar o convencerse, que los demás son como nosotros y que nuestro interés debe ser para con ellos, un interés común.

La verdad no puede imponerse. La verdad está ahí delante de tus ojos y sin embargo te resiste o te niegas a verla. Para ver la verdad no necesitamos de preparación alguna, ni que nadie nos guie, más bien necesitamos ser honestos y permitir que su gracia nos llene de pasión.

Para caminar por esta senda de la verdad no necesitamos de imágenes, ni nuestras ni de los demás, porque las imágenes sirven para aparentar y engañarse uno mismo y engañar a los demás. Y tampoco necesitamos tiempo o estar preocupados con el tiempo, porque el tiempo solo sirve para tener ilusiones o esperanzas de conseguir nuestros deseos. Vivir psicológicamente en el presente es vivir sin tiempo y cuando eso sucede, el ser humano dispone de una inmensa energía para responder, para ser completamente responsable de todo lo que sucede, sea ello lo que fuere, y no necesitar de grandes esfuerzos para subsistir.

Llegados a este punto solemos poner como escusa el miedo a subsistir y por el miedo a subsistir hemos hecho de este mundo un infierno. Subsistir no tiene demasiados problemas, lo hacen los animales, lo hacen incluso las plantas que no tienen ni siquiera movilidad, lo hace una mariposa que acaba de nacer con toda su fragilidad, y sin embargo nosotros vivimos aterrorizados.

El egoísmo tiene muchas mascaras, muchas escusas, solo mira lo que quiere ver, solo escucha lo que quiere oír, y se esconde tras la piel de cualquiera de nosotros. El ego es muy astuto y se viste de buena acción, de ayudar a los demás a resolver sus problemas, de hacer a los demás lo que los demás mismos tienen que hacer, porque de esa manera los hace dependientes. Comprender el egoísmo, ese culto a la avaricia, al orgullo y a la vanidad humana, requiere de mucha observación y de una persistente atención para captar su esencia, su fragmentación y su ignorancia.

Tenemos el deber de decir la verdad, y no estamos hablando de ninguna verdad metafísica, filosófica, o abstracta, sino de esa verdad que nos desnuda y nos deja con las vergüenzas al aire. Vivamos de una forma transparente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario