domingo, 19 de mayo de 2013

El deseo y el amor


Esta reflexión que vamos a realizar sobre el deseo y el amor no es en absoluto teórica o conceptual, porque para eso ya existen millones de libros que no han conducido a nada y que no nos han aportado más que una mayor frustración a nuestra vida cotidiana, haciéndonos sentir incapacitados para afrontar nuestros problemas por nosotros mismos y haciéndonos dependientes de especialistas que anda tan perdidos como nosotros mismos.

Esta reflexión tampoco es un análisis o el desarrollo de alguna hipótesis calenturienta, es simplemente producto de la observación en uno mismo con el único de sentimiento de observar con curiosidad lo que sentimos respecto del deseo y del amor, sin perder de vista que forman parte de un todo.

Quizás sea un poco largo para las personas que no están acostumbradas a la observación o que sencillamente no quieren ver, en ese caso sería más aconsejable y entretenida la lectura de novelas románticas o sentimentales.

El deseo se ha convertido en algo tremendamente importante en nuestras vidas. Desde niños se nos enseña a escribir cartas a Papá Noel o a los Reyes Magos con una lista de juguetes que nos gustaría tener. También se nos enseña que si nos portamos bien y hacemos caso a nuestros padres conseguiremos que nos quieran, que nos den muestras de cariño y afecto.

Enseguida aprendemos a compararnos con los demás en cuanto a lo que tienen o en cuanto a lo que reciben en relación con lo que nosotros tenemos o recibimos, en si les dan más regalos, regalos mejores, o si les dan más muestras de cariño que a nosotros.

Desde que tenemos uso de razón nos enseñaron a estar atentos a lo que no teníamos, a lo que podíamos conseguir, en lugar de enseñarnos a estar a gusto con nosotros mismos y a sentir gratitud por todo.

Qué curioso pero ese tipo de enseñanza pudiera ser el origen de pasarnos toda la vida en ese afán de poseer bienes materiales o de buscar el aprecio de los demás y todo porque socialmente no interesa que nos apreciemos nosotros mismos, que estemos alegres con nuestra cara, con nuestro cuerpo, con la familia que nos ha tocado, con el país o el pueblo donde hemos nacido, con nuestra condición social.

En esta sociedad está el deseo del bien común, el deseo de justicia, el deseo de progreso y evolución, el deseo de descubrir e inventar o el deseo de libertad, pero el motor de esta sociedad es el deseo de bienestar personal o lo que es lo mismo: la envidia, y no importa como consiga uno las cosas porque lo importante es conseguirlas. En estas circunstancias todo se convierte en un medio para conseguir ese deseo mezquino de salir bien parado en competencia con los demás, y todos esos deseos de justicia, de progreso o de libertad, no son más que una forma institucionalizada de hipocresía social que sirve para mantener engañados a los ciudadanos.

Uno se pregunta, con ningún otro propósito que no sea aprender: ¿Qué es el deseo? ¿Cómo surge el deseo?

Todas las personas tenemos en común, de una forma u otra, esa actitud de desear y si en algo nos diferenciamos, quizás sea en la elección de los deseos, aunque habría que preguntarse si somos nosotros quienes eligen a los deseos o son los deseos quienes nos eligen a nosotros.

Hay muchas clases u objetos de deseo. Esta el deseo de ser rico, el deseo de ser feliz, el deseo de encontrar un buen novio, el deseo de trabajar, el deseo de servir a Dios, el deseo de ser inteligente, el deseo de ser amado, el deseo de matar, el deseo de aventura, el deseo de perder el tiempo, el deseo de jubilarse, etc.

Sin entrar en la distinción de la bondad o crueldad de los deseos, porque en esta reflexión no hay intención de eliminar los deseos malos y potenciar los buenos sino sencillamente comprender lo que significa el deseo, entonces uno se pregunta: ¿Cuál es el movimiento o el proceso del deseo?

El deseo, como la mayoría de las cosas en esta vida, tienen un comienzo, después un desarrollo, en medio unas consecuencias y por último un final. ¿Podemos ver todo lo que hay implicado en el deseo?

Si observamos el deseo podemos ver que está relacionado con los sentidos y con el propio acto de relación. Lo que hace acercarnos y relacionarnos con algo, es cuando en la vida cotidiana nuestros sentidos están alerta y encontramos algo en el medio que nos llama la atención. Ese algo puede ser una persona, una tienda, un perro, un semáforo o cualquier cosa.

Si veo un chico guapo que ha venido de nuevo al grupo de amigos y entablo conversación con él, veo sus ojos verdes, su color de piel morena, siento que tenemos ideas muy similares, que es inteligente y considerado, y me paso un buen rato a su lado escuchándole contar historias y riéndonos, está claro que voy a tener una sensación agradable por haberle conocido. Pero hasta ahí no hay deseo.

El deseo surge cuando me identifico con la sensación y cuando mi pensamiento empieza a construir una imagen o una película de lo bien que estaríamos los dos siendo novios, saliendo juntos, pudiendo llegar incluso a casarnos y a tener hijos: ¡Él podría ser el padre de mis hijos!

El deseo no tiene relación alguna con el amor, el deseo está relacionado con la atracción, con aprovechar la oportunidad de lograr algo y con cubrir una carencia psicológica que uno mismo se ha creado.

¿Por qué no puedo simplemente disfrutar conociendo a un chico nuevo del grupo y no construir película alguna, sobre todo teniendo en cuenta que tengo novio, aunque eso sí, no tan guapo ni tan simpático?

Está claro que el deseo es la búsqueda de la sensación, que hemos imaginado, y que en definitiva es una búsqueda de placer y de seguridad.

¿Cómo transcurre el deseo?

Si observamos como es el proceso del deseo una vez que se ha desencadenado podemos apreciar cómo surge la voluntad al servicio del deseo, que hará poner en juego las capacidades y todo el esfuerzo que sea necesario para conseguir dicho logro.

Durante ese proceso el pensamiento no cesa de construir una y mil veces la película que se ha formado con todas esas sensaciones que uno cree va a conseguir. Y estos pensamientos se pueden repetir tantas veces como duración en el tiempo tenga el proceso.

En los procesos largos que son deseos de altas aspiraciones, cuya duración puede ser de muchos años, como es el caso de personas que desean iluminarse, o ver a la Virgen, su mente necesita de una gran obstinación u obsesión pudiendo llegar a proyectar dicha experiencia, confundiendo la realidad con la proyección real que su mente ha hecho de la película. En estos casos se suele querer sacar provecho de dicha experiencia pues al fin y al cabo de que serviría tener una experiencia sino es confirmada y valorada por los demás, lo cual es bastante lastimoso. Sobre todo por el enorme esfuerzo que han hecho durante años, leyendo libros o rezando oraciones, para un fin que es ideal y no tiene existencia real. Además es tal la credibilidad que le dan a su experiencia que pierden el sentido del ridículo.

En los procesos medios que son deseos importantes, cuya duración puede variar bastante, como es el caso de personas que desean casarse, o tener un niño, su mente puede pasar por grandes momentos de incertidumbre y desesperación porque a veces sus fuerzas pueden flaquear o porque se pueden encontrar que no depende de ellos el logro de su deseo. Si al final no consiguen su deseo su mente puede quedar enganchada para el resto de su vida en una gran frustración, porque se les negó la posibilidad de realizarse o de ser felices. De todas formas en estos casos la frustración suele estar servida pues la realidad que uno se encuentra cuando el deseo se ha cumplido no es para nada lo que se había pensado, pero el problema es que uno tiene que arrastrar con dicho logro durante el resto de su vida.

En los procesos cortos que son deseos con poca o escasa transcendencia, cuya duración puede variar de un momento a varios días, como es el caso de personas que desean comprar algo, el deseo puede confundirse con ansiedad, es decir con la urgencia de llenar algo o de escapar de algo. En estos casos se busca sensaciones rápidas en las que uno acaba quedando enganchado.
En cualquier caso el logro de un deseo produce satisfacción y la sensación asociada al propio deseo.

Resumiendo un poco lo que hemos visto, el proceso del deseo pasa por la identificación con la sensación, la creación de la película por el pensamiento, la voluntad, el esfuerzo y la sensación lograda.

¿Qué sucede con la sensación lograda? ¿Es la sensación algo duradero o es simplemente algo que se desvanece con suma rapidez?

Lo cierto es que toda sensación dura muy poco, y aunque el deseo haya tardado años y muchos esfuerzos en conseguirse lo cierto es que la sensación dura prácticamente un instante.

¿Es la sensación producto del deseo conseguido o es nuestra mente quien crea la sensación teniendo en cuenta que ha conseguido el deseo, es decir la sensación la produce el logro o la produce la mente?

Al final va a resultar que todo este esfuerzo es en vano y que la mente puede producir todas las sensaciones que quiera con sencillamente imaginárselo.

Como todo este proceso del deseo es más bien algo ridículo, la mente inventa la idea de posesión de algo que ha logrado, lo que psicológicamente le produce un sentimiento de placer y seguridad. Curiosamente al ser una idea de posesión, lo cual no es real, la propia realidad hace que tarde o temprano este placer y seguridad se conviertan en sufrimiento e inseguridad.

Para terminar habría que preguntarse si nuestros deseos son diferentes de nosotros mismos o por el contrario si nuestros deseos somos nosotros mismos, porque si es así podríamos estar cayendo en la ilusión de creer que deseamos lo que voluntariamente decidimos en lugar de ver el hecho que son nuestros deseos los que nos hacen ser lo que somos.

¿Por qué somos nuestros deseos? ¿Cómo ha llegado a suceder eso?

Por una parte en el cerebro existe la función psíquica de desear relacionada con cubrir nuestras necesidades básicas y que se pone en funcionamiento con sensaciones de hambre, de sed, de seguridad, de supervivencia y de bienestar biológico. En esta función no existe condicionamiento alguno, y más bien el problema sería no haberla desarrollado adecuadamente.

Por otra parte están las creencias, valores, prejuicios, ideales, que se han registrado en nuestra memoria a través de la cultura y que son deseos psicológicos en forma de conocimientos o experiencia que en definitiva conducen nuestra conducta y que son el condicionamiento psicológico que construye el Yo y que por esa razón es tan difícil meterle mano, ya que el pensamiento surge principalmente de ahí, y por eso se dice que ´nuestros deseos somos mismos´.

Por último están los objetos de deseo que variaran dependiendo de las circunstancias y que no son más que un reflejo de los deseos psicológicos que anteriormente se han citado. Normalmente la lucha de las personas se hace en este campo de los objetos, intentando conseguir objetos que cubran nuestros deseos instintivos y nuestros deseos psicológicos, lo cual es una tarea imposible y frustrante porque los deseos psicológicos, que son creencias falsas, ponen en peligro nuestra seguridad y nuestro bienestar.

¿Surge el amor del deseo? ¿A qué amor nos referimos?

Para empezar es necesario decir que nos referimos al amor que no es una idea, que nos es un concepto o una abstracción, que no es una sensación corporal producto de hormonas calenturientas. Queremos indagar en el amor como un hecho, si es que tal hecho existe.

Los deseos psicológicos que anteriormente nombrábamos: creencias, valores, prejuicios, ideales, niegan el amor porque todo ellos son un movimiento en el tiempo, son deseos de ser o de poseer que van desde el pasado, que es donde surge el deseo, a través del presente, que es donde condiciono mi conducta, hasta el futuro, que es donde espero conseguir lo que sea. El amor, como hecho, solo puede darse en el momento presente.

Para no perdernos en los laureles vamos a dar una muestra de amor. Por ejemplo cuando miramos a un niño, o a un pájaro, o a una mosca, con sumo respeto, con admiración, con cuidado y atención, con afecto, sin interferir psicológicamente en su existencia, dejando y permitiendo ser lo que es… eso es una muestra de amor.

El amor existe en la medida en que está ausente el Yo, ese Yo que es la suma de todos los deseos psicológicos, ese Yo que se separa del Tu creando una lucha sinfín hasta el fin de su existencia.

El amor es relación, no la relación de dos cosas separadas, que no sería relación alguna, sino la relación que surgen cuando las cosas están unidas, cuando se comparte una misma percepción de la realidad o una misma responsabilidad.

Si la inteligencia fuera la percepción de la realidad, el amor sería el sentimiento que la acompaña y la compasión sería la acción en la relación.

El amor no tiene motivo, no es un medio para conseguir un fin. El deseo si tiene un motivo y es un medio para conseguir un fin.

¿Puede una persona amar y desear a la vez? Eso sería como estar sufriendo y dichoso al mismo tiempo. El deseo psicológico es parte del movimiento del dolor y tiene su continuidad en una relación de causa y efecto, y el amor no tiene movimiento alguno, no tiene causa.

Existe una forma de deseo que es amor y que lleva en sus entrañas el odio porque donde hay apego, posesión, hay temor a perder y un sentimiento de odio a quien te roba o te quita lo que es tuyo, lo que te pertenece. De ahí viene el dicho ´la mate porque era mía´, es decir amor y odio al mismo tiempo.

En el amor no hay lugar para el temor porque no se posee nada, más bien es un sentimiento de profunda unidad y no tiene ningún sentido poseer lo que uno es. Además ¿cómo es posible alterar de alguna forma, aunque sea con ideas, la propia existencia?  ¿Por qué esa insistencia en cambiar las cosas? ¿Quién soy Yo para cambiarlas, quien soy Yo para ayudar a alguien, quien soy Yo para enseñar a alguien?

El amor es la acción más responsable que existe, es absolutamente activa, mientras que el deseo es dar vueltas en un círculo creyendo que se va en línea recta.

¿Cómo se llega al amor? Al amor se llega cuando cesa el Yo, cuando el deseo psicológico llega a su fin, cuando se para el tiempo y surge la eternidad.

¿Cómo puede uno, el Yo, hacer frente a los deseos psicológicos, de tal forma que se extingan? No podemos extinguir los deseos psicológicos porque como hemos dicho forman nuestro Yo, es algo grabado en la memoria y la memoria no se va a borrar.

¿Es posible afectar a la memoria? ¿Quién va a afectar a la memoria? ¿Puede la propia memoria afectarse a sí misma o tiene que ser algo fuera de la memoria?

¿Es el amor parte de la memoria?

El amor no es algo aprendido, memorizado. El amor es la propia existencia moviéndose, recreándose en multitud de formas, creándose y transformándose, en una danza sin principio ni fin. El amor es armonía, es orden, es belleza, es la inteligencia en movimiento.








8 comentarios:

  1. Gregorio, te felicito por lo bien que explicas algo nada sencillo; es realmente bonito! y real! felicidades.

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    1. Gracias Enrique,

      Creo que es importante observar lo que nos sucede, lo que sentimos, lo que pensamos, ver nuestro comportamiento o cuales son nuestras creencias, de tal forma que podamos aprender de todo ello sin necesidad de que nadie nos tenga que decir como somos nosotros mismos y descubrir la falsedad que hay en muchas de nuestras mas profundas verdades.

      En este caso concreto que hemos reflexionado sobre el deseo y el amor, aspectos muy relavantes de nuestra vida, hemos ido observando desde el valor que la cultura les ha dado hasta las consecuencias que ello tiene en nuestro vivir diario.

      Un aspecto a destacar, dentro de esta reflexión, es que la observación es el principio de la libertad del ser humano, pero no de una libertad utópica o filosófica sino real y objetiva.

      Un abrazo

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  2. De todo lo leído, lo que más me ha gustado es:

    "¿Cómo se llega al amor? Al amor se llega cuando cesa el Yo, cuando el deseo psicológico llega a su fin, cuando se para el tiempo y surge la eternidad"

    La eternidad puede darse en cualquier instante en que se sale del tiempo, si; y Uno se encuentra con Todo, ya que no le falta nada. Uno no pone conceptos ni juicios a nada exterior ,porque no hay nada más que Él: Plenitud

    Todos tenemos en alguna que otra ocasión atisbos de eternidad, por eso en nuestra línea espacio/temporal, siempre alzamos la mirada , sabiendo que hay un Horizonte mucho más grande que el que nos otorgan los sentidos. El recuerdo nos guía.

    Saludos Cordiales

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    1. Lo que pasa es que si vivimos de recuerdos nos perdemos lo que sucede y justamente es en lo que sucede donde se encuentra el amor, ese amor que no tiene una forma definida, que no es reconocible, haciendo que cada momento tenga un significado profundo y hermoso.

      No vivamos de recuerdos, no permitamos estar anclados al pasado, todo lo que pasó ya murió y ni siquiera hay certeza de si verdaderamente ocurrió o fue una invención de la mente. Vale más un instante en el presente que toda una eternidad en el pasado.

      Los sentidos son una buena manera de empezar a tratar con la vida, pero lo que limita los sentidos son nuestra manera de gestionarlos, nuestra forma de limitarlos, reconociendo lo que percibimos como si fueran recuerdos, de tal forma que siempre estamos mirando o viviendo en el pasado.

      ¿Qué seriamos sin los sentidos? Ver, oler, sentir, oír, saborear, pensar, intuir…. y amar.

      Con afecto, recibe un saludo.

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  3. El Recuerdo de Eternidad no está anclado en el pasado, ya que Es lo más Presente que existe; de hecho , cuando uno recuerda Eso dentro de la línea espacio/temporal, sólo puede hablar de "atisbo" de eternidad, ya que no puede revivirlo con los sentidos físicos funcionales de la línea espacio/temoral.

    La eternidad no se vive con los sentidos físicos; estos sólo son funcionales para sentir la película que se está dando en la línea espacio/temporal. Lo cual no quiere decir que cualquier persona pueda tener un atisbo de Eternidad y Plenitud estando aquí , aparencialmente situado en la línea espacio/temporal , aunque Realmente siendo Amor fuera de sus concepciones psicológicas espacio/temporales.

    A ver si me explico con más sencillez y claridad:
    cuando Somos Amor , no hay ni cuerpo, ni objetos ahí fuera de nosotros, ya que el Amor es total, o no es nada. si eres Amor no hay nada fuera de ti, por tanto , te extiendes a todo, o lo que es lo mismo, lo amado forma pare de ti. Para esto huelgan los sentidos físicos, ya que el Amor los trasciende.

    El Amor es una fusión con lo percibido, ya que lo percibido se convierte en Ti ; y no hay nada fuera de ese Ti.

    Saludos Cordiales

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    1. Para hablar de cosas complejas, como tú dices, es necesario tratarlas con suma sencillez y claridad.

      La eternidad puede ser un simple concepto con el que jugar toda una vida sin afectarnos en absoluto o puede ser una realidad tangible que nos haga vivir con cierta cualidad. Sentir o vivir la eternidad no es más que sentir o vivir el ahora, ese momento presente en movimiento con la vida. Lo primero que necesitamos para darnos cuenta de este instante son los sentidos, sin los sentidos toda nuestra vida estaría abocada a las ideas, a los conceptos y a las abstracciones mentales. El problema con los sentidos no son ellos sino la mente que los interpreta y hace de ellos sensaciones, emociones, sentimientos, experiencias, deseos, etc.

      Cuando los sentidos están abiertos, la realidad se despliega con toda su belleza y esplendor.

      El amor al igual que la eternidad pueden ser conceptos con los que jugar mentalmente o puede ser algo que realmente transforma tu existencia. Cuando todo lo que percibimos es fragmentado, incluyendo cuando nos miramos a nosotros mismos, no es posible conectar con nada, estar en relación con algo, pues todo está separado y aislado. ¿Qué es el amor cuando vivimos divididos?, el amor es pasión, deseo, posesión, odio, y todas esas telenovelas de nuestra vida. Sin embargo cuando uno se da cuenta de aquello que comparte con otros seres, es cuando surge ese afecto, cuidado y respeto que hace de las relaciones una forma de conocernos y permitirnos salir de la ignorancia que respiramos.

      Psicológicamente somos idénticos y es ahí donde puede existir esa fusión de la que hablas, si realmente lo vivimos como tal, pero corporalmente somos seres independientes y ahí por mucho que imagines no existe fusión alguna, ni siquiera cuando hacemos el amor.

      Con afecto, recibe un saludo.

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  4. Los sentidos físicos fragmentan sin cesar , limitando formas , olores, sonidos,etc...limitan tu consciencia a lo que perciben cómo separado de ti, por tanto queda tú y lo demás.

    No entiendo que seamos idénticos psicológicamente; más bien, pienso que cada individuo tienen su propio universo , dependiente o en función, de su estado de consciencia. Pero sí que podemos tener las mentes unidas cómo hermanos, lo que hace que seamos tolerantes con las circunstancias o universos de los demás

    Siento que se puede trascende las fragmentación y vibrar en una frecuencia mental alta que sitúa tu estado consciencial en el Ser: Amor, Eternidad , Plenitud, Paz, etc

    Para éste Ser o Estado de Consciencia Plena, no existe nada fuera de Él mismo.





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    1. Estimada Masira,

      Los sentidos físicos no fragmentan nada, es el uso que hace nuestra consciencia fragmentada de dichos sentidos. Los sentidos son en si mismos limitados pero a más de uno le gustaria tener rayos x en los ojos o volar por el universo, lo cual es bastante infantil. Los sentidos nos permiten vivir, que no es poco, y también son una referencia preciosa para darnos cuenta y distinguir lo real de lo imaginario.

      Si piensas que cada individuo tiene su propio universo, eso quiere decir que cada uno estamos en nuestro mundo personal o particular, y es eso justamente lo que nos hace identicos psicológicamente hablando. Mientras vivamos en nuestro mundo particular todos estaremos viviendo en las nubes, en el mundo de las ideas, cuando la realidad no es una idea, es algo palpable y existente.

      Ser tolerantes es una forma sutil de hipocresia que más bien lo que reclama es que los demás nos toleren y nos aguanten en nuestra falta de sentido común. Cuando comprendemos a los demás no necesitamos tolerarles, y lo que hacemos es amarles.

      Todo eso que nombras del Ser, Amor, Eternidad, etc. no son más que deseos de cosas inexistentes, de cosas imaginadas, que lo único que consiguen es frustrarnos y no comprender que en la raiz misma de esos deseos está nuestro sufrimiento. Piensa que no hay nadie más infeliz que el busca la felicidad.

      Para ese Ser que hablas seguramente existe un universo maravilloso, pero para ese otro Ser Egocéntrico y Personal es para el que no existe nada fuera de Él mismo.

      A veces siento que nos pasamos la vida hablando de cosas que no comprendemos o vivimos, y continuamente imaginamos conceptos maravillosos que nos hacen creer que hay un mundo mejor que en el que estamos viviendo, pero lo cierto es que este mundo es maravilloso sin necesidad de ideas, y basta con salir a la naturaleza y ver toda esa manifestación de vida que en definitiva es lo que somos.

      Con afecto.

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