sábado, 29 de junio de 2013

¿Por qué recordamos?


Recordamos porque tenemos la capacidad de memorizar y traer al presente esos sucesos, impresiones, informaciones o experiencias pasadas. Si no pudiéramos recordar no obtendríamos experiencia y siempre tendríamos que estar aprendiendo desde el principio, lo cual seguramente no nos permitiría evolucionar desde el punto de vista del conocimiento.

Recordar es una facultad extraordinaria desde el punto de vista del lenguaje, del conocimiento instrumental, de la tecnología, de utilizar las semillas para cultivar, de volver a encontrar lugares donde hemos estado, de reconocer personas o incluso de responder ante peligros.

Pero también recordar puede ser algo muy peligroso cuando nos encerramos en el pasado porque no aceptamos lo que paso o porque no queremos mirar el presente.

La vida a veces da la sensación que es muy larga y que en su transcurso desde nuestra infancia, pasando por nuestra adolescencia y por último siendo adultos, hemos dejado atrás un sinfín de cosas que ya jamás volverán y que nos da la sensación que todo ha sido un sueño.

¿Qué pasa con las cosas que pasaron, cómo las encajamos en el presente?

En este camino que es la vida tuvimos la suerte de encontrarnos con personas que fueron nuestros amigos en una época donde la amistad tenía un significado profundo, tan profundo que esas relaciones perviven en nuestra mente como un tesoro escondido que ni siquiera recordamos.

En esos momentos cuando todo a nuestro alrededor se derrumbaba, cuando nos sentíamos incomprendidos, cuando nadie nos escuchaba, encontramos en la amistad un contacto con el mundo real, una unión sincera de sentimientos y razones desde donde poder respirar para continuar en este extraño mundo de mayores.

Cuantas personas han pasado por nuestra vida y ya no están, algunas murieron, otras se perdieron en la distancia o en los cambios de domicilio, otras sencillamente desaparecieron sin decir adiós.

También hubo personas que nos hicieron daño o a las que hicimos daño y en algunos casos un daño que guardamos durante muchos años en nuestra mente mas escondida por vergüenza o por sentirnos culpables de aquella situación incomprensible. También esas personas desaparecieron, se olvidaron, ya ni siquiera tienen un rostro legible en la memoria.

Compañeros de colegio, profesores, vecinos, familiares, tenderos o comerciantes de nuestro barrio, han pasado por nuestra vida y ya forman parte del recuerdo o del olvido, aunque de alguna manera forman parte de nuestra memoria.

¿Qué es un recuerdo? ¿Es un recuerdo algo no concluido, quizás una herida aún sin curar o una experiencia aún no terminada, o es simplemente algo que terminó?

Hay muchas formas de vivir  en el pasado. Una forma que se ve a simple vista es cuando nos encontramos con personas que están hablando continuamente de su vida pasada, de que cualquier tiempo pasado fue mejor o peor, y se pasan la vida recordando porque quizás no aceptan ese movimiento en el tiempo que es la vida. Hacen del recordar una forma de vivir y ese recordar les hace volver a tener esos sentimientos que algún día tuvieron. Hay personas que se machacan con el pasado, es como si pretendieran cambiar el pasado, y también hay personas que encuentran satisfacción en los recuerdos, pero tantos los que sufren como los que gozan del ayer se olvidan que la vida es un continuo aprender.

Otra forma de vivir en el pasado es mantener todas esas ideas, opiniones, creencias, prejuicios, que algún día por las circunstancias adquirimos y que no hemos sido capaces de renovar. Al igual que no aceptamos la muerte de un familiar que continuamente tenemos presente, también intentamos mantener vivas todas esas ideas y creencias no son más que recuerdos muertos.

Otra manera de vivir en el pasado es vivir del conocimiento adquirido, enseñar lo que uno sabe, hacer de la vida de uno una especie de grabadora que se pasa la vida comunicando algo repetitivo que ni siquiera es una experiencia propia.

Repetir una y mil veces lo mismo, escuchar la misma canción, ver nuestro programa de televisión favorito, vivir con manías, ir siempre con los mismos amigos, y un sinfín de hechos que nos dicen que vivimos en el pasado.

Vivir del pasado a través del conocimiento adquirido nos permite cocinar, hablar un idioma, arreglar un coche averiado, tocar un instrumento musical o jugar al tenis. Pero ese conocimiento está limitado y no puede servirnos para observar o para saber escuchar a alguien. La observación o la escucha no viven ni en el pasado ni del pasado.

Las personas que tienen continuos conflictos y un sinfín de problemas es porque viven en el pasado, porque interpretan lo que sucede desde una perspectiva anclada en su pasado y no dejan apertura para aprender y cambiar con el movimiento de la vida. Viven en su imagen y en la imagen del otro, hablan de sentimientos como si fueran cosas fijas y los utilizan para recordar al otro su compromiso, y no se dan cuenta que no hay mayor compromiso que el presente.

También hay personas llenas de deseos, se imaginan que algún día les tocará la lotería y podrán vivir en alguna playa del Caribe, o que conseguirán el amor de su vida. Viven con ilusiones y esperanzas esperando que algún día ocurra algo que les haga cambiar su suerte. Todas esas personas viven en el pasado. El futuro no es más que una proyección mental del pasado y está tan muerto como el pasado.

Utilizar los recuerdos para resolver problemas de relación es una reacción de impotencia ante lo que tenemos delante de los ojos y no somos capaces de hacer frente. Para resolver nuestros problemas no necesitamos recordar, basta con mirarnos, escucharnos, sentirnos, y ver nuestras contradicciones.

Vivir en el pasado en una gran contradicción, pues de hecho vivimos en el presente aunque nos resistamos.

Cuando recordamos estamos interpretando y en la medida que ha pasado el tiempo la interpretación se ha vuelto más y más imprecisa. Reprocharle a alguien algo que hizo en el pasado es como escupirle a la cara. Nuestra responsabilidad como seres humanos no está en pagar por nuestros pecados sino en liberarnos del pasado y de toda influencia psicológica, vivir con una mente abierta a la realidad presente y sentir que toda esa realidad somos nosotros mismos.

La memoria está llena de recuerdos, algunos de ellos nos posibilitan a sobrevivir y tener una vida más fácil y cómoda, pero hay otros recuerdos que hacen de nuestra existencia algo sin sentido. Más allá de la memoria existe el presente, esa cualidad de la realidad que nos dice en cada momento lo que somos y que nos invita a relacionarnos con profundo afecto y armonía.




8 comentarios:

  1. Aparentemente no seria necesario recordar para aprender. De un suceso se adquieren las pautas de comportamiento necesarias al momento y el suceso puede quedar en el olvido.

    Es una pregunta interesante ¿para qué recordamos?

    Quizá no tiene utilidad y es solo un malfuncionamiento...

    Un abrazo

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    1. Recordar y pensar son sinonimos. Pensamos o recordamos porque tenemos que repetir procesos manuales como hablar, caminar, cocinar, pero la cuestión es que en el recordar o pensar hay algo eminentemente practico y util por una parte y por otra parte algo que nos muestra que nuestro aprendizaje no fue del todo sano pues surgen pensamientos dispersos, desordenados, irracionales, que nos hacen sufrir y llevar una vida poco armoniosa.

      En el recordar no hay ninguna disfunción, la disfunción es que aprendemos valores culturales que nos hacen pensar de una forma irracional.

      Un abrazo

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  2. No creo que recordar y pensar sean sinónimos, al menos no para mi, pues no hay que olvidar que a cada palabra cada uno le da un significado sutilmente diferente que su vecino.

    Para hablar hace falta un aprendizaje pero no es un recuerdo, puesto que puedo construir frases nuevas que nunca oí. Yo defino recuerdo como evocación de hechos pasados, en ese sentido un recuerdo puede mover a la acción (como hablar) pero no es la acción.

    Con ese significado yo podría hablar sin recordar ningún evento personal pasado (por ejemplo por amnesia, de hecho eso se da). En mi cerebro se crean patrones de reacción cada dia a partir de lo que me pasa, pero el recuerdo en sí podría quedar olvidado. Yo podría vivir sin recuerdos pero reaccionando bien en mi entorno en base a los patrones de reacción que se generan en cada momento presente.

    Me explico con un ejemplo: al tocar el fuego me quemo y aprendo a no tocarlo. Pero podría olvidar todas las veces en que toque el fuego y seguir temiéndolo aunque no sabría por qué. De hecho intuyo que la mayoría de animales deben funcionar así mentalmente, pero no tengo forma alguna de probarlo, por tanto es solo una creencia :) Si a eso también le llamas recuerdo OK, pero por no liar yo prefiero llamarlos patrones de reacción

    Luego está el pensar, hay al menos dos tipos de pensamiento: el verbal-conceptual-consciente-lingüístico (la voz en mi cabeza) y el noverbal-inconsciente, ese en realidad es EL pensamiento, intuyo que la gran parte del procesado mental está ahí, la parte que "vemos" es la minoría y poco útil porque como dices es bastante disfuncional.

    Otro ejemplo: para correr todo el procesado es noverbal, incluso aunque tengas que saltar obstáculos irregulares de gran complejidad, así por compleja que sea la acción puede realizarse sin pensar verbalmente en nada. En cambio pensar por enésima vez lo desgraciadito que eres porque todo te sale mal, es pensamiento verbal disfuncional.

    Lo primero se relaciona bastante con que en Zen llaman La Mente, lo segundo con lo que tradicionalmente en blogs de budismo llaman el ego.

    Un abrazo

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    1. En contestación un poco a tu reflexión lo que puedo decir es que las palabras no son importantes, y lo importante es lo que significan o la realidad que tratan de señalar. No importa que para mi una palabra signifique una realidad diferente a lo que significa para ti, lo importante es saber a qué realidad nos referimos. Las personas se enredan en las palabras y se olvidan de la realidad. Así que hablemos de la realidad, aunque para ello tengamos que utilizar estas herramientas limitadas que llamamos palabras.

      Recordar en el sentido que recoge la presente reflexión es bastante amplio y se refiere a extraer de la memoria datos, informaciones, experiencias, conocimientos, impresiones, imágenes, a través del pensamiento, consciente o inconsciente, para responder a la situación presente.

      ¿Qué es pensar? ¿No es el pensar un mero reflejo de la memoria? ¿Qué función tiene el pensar? ¿Existe un pensador o solo hay pensamiento? Estas preguntas tan sencillas en realidad son muy complejas porque la cultura en la que vivimos ha hecho todo lo posible para que seamos inconscientes e ignorantes de nosotros mismos.

      Si nos olvidamos de todo lo que hemos leído o nos han dicho, es decir si por un momento dejáramos a un lado nuestros recuerdos, como contestamos a las preguntas: ¿Qué es el pensamiento, no en un sentido abstracto o intelectual sino que uno se pregunta en un sentido real sobre su propio pensamiento? ¿Cómo surge, cómo se muestra y cómo termina? ¿Qué efectos fisiológicos o consecuencias tiene el hecho de pensar? ¿Hay pensador sin pensamiento? ¿Qué consecuencia tiene admitir o comprender que no exista el pensador?, entonces la única forma de contestarlas sería observando nuestro propio pensar y esa observación no sería ni pensar ni recordar, esa observación sería más bien aprender. ¿Cuántas personas se atreven o tienen energía para contestar a estas preguntas a través de su propia observación y no de la observación de otros o de lo que han oído o estudiado?

      Por esa razón en este breve artículo se cuestiona ¿Por qué recordamos? Ya que recordar, si bien tiene una gran utilidad en la vida práctica, en la vida donde se requiere aprender el recordar es más bien lo que nos impide madurar.

      Un abrazo

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  3. Una muy buena reflexión, Goyo, la gran pregunta ¿hay pensador o solo pensamientos? ¿de dónde surgen y por qué los pensamientos? ¿acaso puedes decidir qué pensar o es solo una ilusión?

    Un abrazo

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    1. ¿Hay pensador o solo hay pensamientos? Solo hay pensamientos, en realidad es una pregunta sencilla con una respuesta igual de sencilla, pero es algo casi imposible de entender y aún menos de comprender para una mente egocentrica cuya raiz o base es el pensador, ese yo que piensa.

      Es muy romántico e idealista creer que somos alguien, un alma, un yo, un ente, con la capacidad de pensar a voluntad cuando en realidad somos pensamientos.

      ¿De dónde surgen y por qué los pensamientos? Surgen de la memoria, no son más que un reflejo de lo aprendido, y su proceso es mecánico, nada creativo y muy limitado. Pero el problema no está en el pensamiento sino en la irracionalidad que se ha registrado en la memoria y que produce pensamientos irracionales. Cuestionar esos conocimientos, creencias, valores, prejuicios, ideas, opiniones, es lo que podrá afectar al pensamiento, volviendolo racional.

      El pensamiento es parte de un proceso entre los sentidos, la memoria, las emociones y la conducta, formando todo ello un único proceso coherente. La principal función del pensamiento es verbalizar, hacer consciente lo que sucede y darle un valor través de las emociones con el objeto de dar una respuesta.

      ¿Acaso puedes decidir qué pensar o es solo una ilusión? Cuando psicológicamente funcionamos con un yo, vemos la vida a través de un pensador, nuestros pensamientos nos dirigen la vida y hacen de nosotros lo que quieren. Nosotros podemos tener la ilusión de que pensamos lo que queremos o de que tenemos buenas ideas pero lo cierto es que somos esclavos del pensamiento y es él que hace con nuestro cuerpo lo que cree conveniente e incluso puede llegar a suicidarse.

      Sin embargo cuando psicológicamente no hay un pensador, cuando la vida es dirigida por la observación, cuando psicológicamente cada instante es un aprender, un ver con novedad, entonces el pensamiento es voluntario y entre otras cosdas sirve para describir lo que sucede o lo que se observa.

      Pero estas cosas son para experimentarlas, porque de lo contrario es absurdo hablar de ello.

      Un abrazo.

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  4. Y por supuesto, siempre investigándose a uno mismo, los dogmas solo para darnos pistas, la experiencia propia como única realidad.

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  5. Investigar lo que sea sin tener en cuenta quien es uno, no tiene sentido. Muchas vidas se dedican a buscar y buscar incesantes con el objeto de lograr cosas inutiles, sensaciones absurdas, y en definitiva ideas de otros. Si uno se conociera quizas no buscaria lo que está buscando, quizás buscaría otra cosa o quizás no buscaria nada.

    Por eso lo que hay que buscar es comprender lo que somos, saber hasta que punto somos un producto de influencias ajenas que hacen de nuestra vida algo sin sentido natural.

    Los dogmas solo sirven para manipular a los seres humanos y hacer de ellos seres al servicio de ideas y de ideales.

    La experiencia propia también puede ser otro engaño e incluso puede ser el más grande de los engaños, sobretodo cuando se basa en el pasado. Lo único que nos permite tocar la realidad es la observación, esa observación que no está separada de lo observado.

    Un abrazo

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