Los engaños

Vivimos inmersos en la cultura del engaño. Si señores, esta sociedad es el circo del engaño, donde todo engaño es aceptado y valorado, donde la astucia y la osadía de apropiarse de lo ajeno es visto como un valor.

Estamos en el juego del tener y en el juego del que más tiene más feliz es. No importa como lo consigas, lo importante es si llegas a conseguirlo porque todos te envidiarán y tratarán de copiarte. Podrás escribir libros, dar conferencias, asesorar en empresas, porque el mérito está en llegar.

Tú me engañas, yo te engaño, nosotros le engañamos y ellos nos engañan. Si eres nuevo no te asustes ya te acostumbraras y aprenderás a engañar. Se empieza por cualquier cosa sin importancia como mentir a un amigo y se acaba engañándose uno mismo.

Los gobernantes no están para trabajar por el pueblo sino para trabajar para ellos mismos. Gobernar es un engaño que dura un tiempo y durante ese tiempo lo importante es sacar provecho. Atesoran dinero en sus cuentas corrientes y sus familiares disfrutan de todo tipo de ventajas. Tu puedes creer que ellos lo hacen lo mejor posible para todos los ciudadanos pero eso no es más que un engaño pues lo hacen para sí mismos.

Los políticos, sean de cualquier idea o clase, son aspirantes a gobernantes y por consiguientes aspirantes a engañar como el que más y salir beneficiado personalmente lo mejor posible. Tú puedes tener tus políticos preferidos pero eso es como elegir quien prefieres que te engañe.

Los banqueros, los empresarios, los dueños del dinero son especialistas en el engaño y hasta cuando todo el mundo pierde ellos ganan y cuando ya están a punto de morir y de extinguirse, de repente surgen como una entidad nueva y colosal. No se extinguen porque sin ellos nosotros no podríamos engañar a otros.

También están los curas o los gurús, de la religión que sea, que tratan de hacer creer en lo que ellos no creen. Engañar con la biblia, el Corán o el Poder del Ahora en la mano es un poco como creerse que uno es un emisario o la voz de dios y de esa manera llegamos a engañarnos a nosotros mismos.

El maestro no nos enseña, solo facilita o dificulta nuestra capacidad de aprender. El psicólogo no nos cura, solo facilita o dificulta nuestra capacidad de autocuración.

El amigo no es amigo, sino que cree serlo y se engaña a sí mismo y al amigo. El padre engaña al hijo haciéndole ver que lo quiere pero en realidad solo se quiere a si mismo queriendo hacer de su hijo un apéndice de él mismo.

La soledad no es nada de lo que debamos huir. Las emociones no son algo que debamos controlar. La inteligencia no nos diferencia a unos de otros. El amor no es una cuestión de la voluntad. La violencia que vemos parte de nosotros mismos. Nuestro mayor enemigo es uno mismo.

El Yo es un engaño colectivo y mientras las personas creen ser ellas mismas no son más que clones de un mismo Yo. ¡Vaya engaño!

Hay tantos y tantos engaños. No podemos ser fieles a nadie si antes no somos fieles a nosotros mismos. Para dejar de engañar hemos de descubrir hasta donde nos engañamos a nosotros mismos y sentir una pizca de honestidad, un susurro de verdad.