viernes, 3 de febrero de 2012

¿Puede uno ser nadie?


Antes de que nazcan los hijos hay un deseo profundo de los padres por tenerlos y verse juntos a ellos cuidándolos y atendiéndolos con amor y ternura pero al poco tiempo de haber nacido eso hijos los padres ya están deseando que crezcan y que sean ingenieros o ministros. Los deseos son como flores en el horizonte que cuando se alcanzan y uno puede olerlas se convierten en olvido.

Los padres desean que los hijos lleguen a ser personas felices, que sean famosos o al menos ricos, que sean alguien en la sociedad con personalidad y fuerza con la que distinguirse de los demás. En realidad los padres proyectan sobre los hijos sus propias frustraciones y eso hace que la existencia de los hijos tenga mayores impedimentos para mostrarse como seres humanos. Machacamos al ser humano indefenso para moldearlo según nuestros valores morales e ideales o según nuestras ambiciones o frustraciones.

Es curioso ese afán de los padres por desear lo mejor para los hijos. Preferimos hijos que sean competitivos, que saquen buenas notas, que sepan luchar y defenderse, que sean guapos y sin defectos, a que sean hijos alegres y sanos, con buen corazón y personas tranquilas y pacificas.

Cuando un hijo surge a la vida nace completo. Hay tanta falsedad e hipocresía en esa idea de que los niños están por hacerse que nos creemos responsables de su educación y de su desarrollo psicológico, cuando lo cierto es que ni siquiera somos responsables de nosotros mismos ya que vamos de conflicto en conflicto.

Si el hijo ha nacido lo que podemos hacer es permitir que se desarrolle según el plan que él mismo ha traído a la vida y para ello lo único que hemos de hacer es cuidarlo y alimentarlo, deleitarnos observándolo, admirarnos de su naturaleza, y ser participes de la alegría y felicidad con la que viene. Él nos puede enseñar más a nosotros que nosotros podemos enseñarle a él. Con esto no quiero decir que esté a favor del despotismo de los niños o de los jóvenes que han sido tan protegidos que se les ha anulado convirtiéndolos en consumidores e irrespetuosos.

Hoy en día es fácil ver a padres que vuelven a casa cansados de trabajar y se ponen a limpiar y a cocinar mientras el hijo no ha ido a la escuela y está tumbado viendo la televisión. Los padres sumisos en cierta manera han enseñado a los hijos a ser explotadores suyos, aunque la realidad es que explotador y explotado se confunden en este tipo de relación.

¿Por qué protegemos a los menores en lugar de cuidarlos? Cuidar tiene un significado fisiológico de alimentar, limpiar, acariciar, estar atentos, observar y estimular, mientras que la palabra proteger tiene más bien un sentido psicológico de acaparar y poseer. ¿Podemos dejar de proteger y desear que los hijos sean alguien el día de mañana y comenzar a sentirlos tal y como son ahora?


¿Puede uno ser nadie? ¿Puede uno, en lugar de perseguir ser alguien, lograr una gran personalidad, obtener títulos académicos y brillantes capacidades, puede uno ser como nadie? ¿Puede uno mantenerse al margen de todo este circo social, de todo este consumo de sensaciones, pasiones e ideas? ¿Puede uno encontrar su verdadera naturaleza y vivir con ella sin necesidad de valorarse o compararse con otro? ¿Puede uno no desear, salvo en lo imprescindible, ni querer lograr nada desde un punto de visto psicológico?

¿Puede uno no carecer de nada, no tener conflictos, no sufrir? ¿Puede uno sencillamente ser feliz?

6 comentarios:

  1. No es una cuestión de poder o no poder, no es una cuestión para lograr o para frustrarse. Es más bien una pergunta imposible que nos permite retar a nuestra propia mente y dar la posibilidad que nos enseñe algún camino nuevo, alguna respuesta nueva... no sé, quizás sea muy dificil.

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  2. Hola Goyo,

    Te preguntas ¿Puede uno no carecer de nada, no tener conflictos, no sufrir? ¿Puede uno sencillamente ser feliz?. Si así fuera, uno podría preguntarse también, como llegar a ello, como liberarnos del sufrimiento, mantenernos al margen de todo este mundo de sensaciones, emociones o circo social como tu lo llamas.

    Detener esa carrera de querer destacar, de querer ser alguién o alcanzar algo, no es nada fácil, me temo. Nuestra mente, asumiendo ser una personalidad independiente del resto, con virtudes y defectos, alimenta, como leña seca, el fuego de los conflictos emocionales y psicológicos. Yo no tengo la respuesta, solo soy un ser humano tan ignorante como cualquier otro, pero a veces en los momentos de quietud, observándome a mi misma, me ha parecido atisbar que sufrir o no, ser feliz o no, esta solo y exclusivamente en mis manos.

    Puedo juzgar las situaciones que me tocan vivir, provocando con ello, la aparición de intensos deseos o intensas resistencias frente a lo que es, osea, sufrimiento. Pero tambien puedo, estar verdaderamente atenta al VIVIR (de alguna forma entiendo que eso tiene mucho que ver con el amor y sus cualidades), en ese caso, solo hay espacio para el aprendizaje y la observación, los aspectos más personales se difuminan, los temores y las ansias de obtener un resultado determinado, simplemente desaparecen.

    Cuando permitimos que la vida, nos envuelva y bailamos con la realidad que se va mostrando frente a nosotros, sin exclusiones, humildes, despreocupados, solo atentos a lo que va surgiendo, entregándonos a ella, como el río se entrega al mar fundiéndose en la inmensidad de los océanos, que abrazan a los continentes, que se extienden por el planeta, que se sostiene en el espacio de nuestro sistema solar, que se funde con otros mundos........ Entonces, siendo finalmente nadie es cuando alcanzamos a serlo todo.

    Inma

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  3. Hola Inma,

    Cuando uno se pregunta como llegar a ello o como librarnos del sufrimiento perdemos de vista que no hay ningún lugar a donde llegar o nada que conseguir porque lo que queremos alcanzar es pura imaginación. Somos como nadie o como nada, no hay nada que hacer salvo darse cuenta de ello y entonces en ese darse cuenta todo esfuerzo por conseguir cesa y la mente se encuentra en un movimiento diferente.

    No podemos librarnos del sufrimiento porque el sufrimiento somos nosotros mismos, es uno mismo quien lo crea y quien lo recrea y lo mantiene. Por una parte queremos sufrir y por otra parte deseamos no sufrir y escapamos… es un verdadero conflicto.

    Cuando nos entregamos a la vida, como tu dices, alcanzamos a serlo todo, a estar unidos a todo, a poder hacer frente al sufrimiento sin escapes y entonces es cuando surge la comprensión de lo que somos.

    Un saludo.

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  4. Goyo, excelente comentario. Gracias

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